Con el proyecto se beneficiaron 18 instituciones educativas, 3.000 niños y 150 docentes. | Foto: Cortesía Fundación Corona.

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Lavarse las manos protege a los niños de la guerra

A la falta de políticas de salubridad, de estructura sanitaria y de agua potable en las instituciones educativas del norte del Cauca, se suma el escalonamiento del conflicto armado.

23 de octubre de 2015

La quebrada queda a media hora de camino. Los profesores de la sede educativa Timba, en el municipio de Buenos Aires, Cauca, llevaban a los niños hasta allí para enseñarles sobre la naturaleza. Sin embargo, de un tiempo para acá dejaron de hacerlo por el peligro de las minas antipersonales.

“Ya no podemos sacar a los niños a ningún lado porque no se sabe dónde hay minas o cuando empiece una balacera, o cuando uno se encuentre con un grupo subversivo, ahora tenemos que mantenernos todo el tiempo en la escuela y no dejar que los niños salgan a ningún lado solos”, explicó Milfa Sánchez, profesora de Timba.

Las noticias que se han oído sobre la región del norte del Cauca, específicamente de Santander de Quilichao y Buenos Aires, no son alentadoras: hostigamiento a la estación de policía por parte de las Farc; niña de 7 años muere por mina antipersona; desactivan bomba en carretera y el hecho que finalizó con la tregua bilateral, la emboscada de las Farc en la que murieron 11 militares.

La guerra desencadena otra serie de problemas como la falta de cobertura de agua potable en zonas rurales que es del 2 por ciento en esta región. En el caso de las instituciones educativas, no tienen servicio de alcantarillado, ni recolección permanente de residuos sólidos. La infraestructura sanitaria escolar es deficiente, no cuenta tampoco con planes de higiene y menos de gestión de riesgo.

Para solucionar la deserción en las centros educativos del norte del Cauca, la Unicef, Fundación Plan y Fundación Corona decidieron desarrollar el plan Escuelas Protectoras del Medio Ambiente. Su objetivo es promover que los niños cuenten con entornos que protejan el medio ambiente y promuevan la gestión integral del riesgo de desastres naturales.

“Esta región del país, que es afectada por la violencia, es muy olvidada. Por eso, nosotros decidimos trabajar allí porque es una forma de construir país y generar bienestar en los estudiantes, en los niños y niñas”, explicó Mauricio García, coordinador de proyectos sociales de la Fundación Corona.

Según Diego López, oficial de agua, saneamiento e higiene de la Unicef, “el proyecto ha mejorado las condiciones de salubridad de las instituciones educativas y ha generado en las escuelas espacios de protección que alejan a los niños de ser afectados por la guerra”.

La profesora Milfa sostiene lo anterior, “las condiciones de salubridad eran muy malas, tanto, que los niños en algunas ocasiones hacían sus necesidades en potreros o por ahí en el campo. O por ejemplo, el baño de niñas y niños estaba unido, lo que significaba para ellas una gran incomodidad cuando entraban a la madurez y las obligaba a salirse de la escuela para buscar baños de familiares”.Agregó: “cuando se mejoran las condiciones de los baños, los niños no salen del colegio y se reduce el riesgo”.

La estrategia pedagógica para generar una cultura entorno a la salubridad consistió en crear grupos de orientación con diez estudiantes elegidos por los profesores para que fueran ellos mismos quienes difundieran el conocimiento y las prácticas. “De esta forma el proyecto es sostenible en el tiempo. Nosotros les enseñamos a lavarse las manos después del baño y en los momentos claves. También hicimos un mural alusivo al lavado de manos y una obra de teatro, entre otras actividades”, declaró Sandra Patricia Ortiz, ingeniera ambiental de la Fundación Plan.

El proyecto nació en 2013. Hasta el momento, se han visto beneficiados 3.289 niños de 18 instituciones educativas, que ahora cuentan con infraestructura ambiental y sanitaria mejorada. La comunidad educativa formula e implementa programas ambientales escolares, el lavado de manos y el plan de gestión integral del riesgo de desastres. Además, se construyó un restaurante escolar y se mejoraron tres acueductos rurales.