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Messi era tan tímido cuando pequeño que usaba a una niña de su clase como ventrílocua porque le costaba mucho trabajo hablar con la profesora.

FÚTBOL

La Pulga silenciosa

Cuando Lionel Messi no está jugando, prefiere dormir. Se aburre si no tiene un balón cerca y nunca habla más de la cuenta. Así lo retrata un nuevo libro que llegará a Colombia en abril., 253983

25 de febrero de 2012

Lionel Messi es impredecible en la cancha. Se mueve tan rápido que parece que lleva el balón atado al pie y deja bizco a todo el que intenta adivinar su siguiente jugada. Pero fuera del campo es solo un joven apegado a la rutina, que todos los días toma una larga siesta después de cada entrenamiento. Su vida es tan tranquila que difícilmente protagoniza los titulares por algún exceso diferente al de su pasión por la pelota. De hecho, quienes alguna vez lo han entrevistado coinciden en que es muy difícil sacarle algo revelador. Hace poco Time le dedicó su portada y el periodista que habló con él admitió que fue casi imposible ir más allá de sus declaraciones sobre fútbol.

Aun así, y consciente de esa fama de tímido, Leonardo Faccio, editor asociado de la revista Etiqueta Negra, aceptó el reto de escribir un perfil que mostrara el lado más personal del delantero del Barcelona, que acaba de completar 200 partidos en la liga española. "La prensa deportiva tiende a deshumanizar a los futbolistas con su mezcla de épica y exitismo -explicó Faccio a SEMANA-. A mí, en cambio, me interesaba saber con qué se divierte el chico que entretiene a millones de personas en el mundo". Para eso, no solo tardó nueve meses en conseguir una cita de 15 minutos con el astro argentino, sino que también se reunió con familiares, amigos de infancia y compañeros de equipo que le ayudaron a descifrar los silencios de La Pulga.

El resultado es Messi. El chico que siempre llegaba tarde (y ahora es el primero), un libro publicado en España a finales del año pasado que llegará a Colombia en abril. Entre las anécdotas que Faccio incluye hay una en particular que explica en buena medida el título de la obra. Según le contó el cocinero de la Masía -la escuela-internado de las categorías inferiores del Barça-, Messi solía sentarse a comer de último porque los puestos más apartados quedaban cerca del futbolín. Así, cuando acababa, siempre tenía ventaja sobre los demás niños.

Messi no se engancha fácilmente. Empezó a leer la novela Saber perder, un regalo de Pep Guardiola, el director técnico del azulgrana, pero nunca llegó a la última página. Series tan populares como Lost, Prison Break o El cartel de los sapos tampoco lograron volverlo teleadicto. "Él encuentra diversión en ciertas actividades, pero si estas no le dan la posibilidad de controlar el desenlace, tarde o temprano lo terminan aburriendo y las abandona -dice Faccio-. Es por eso que la siesta es el eje de su rutina. Si bien el sueño es una exigencia para que los deportistas recuperen fuerza, en su caso funciona como un antídoto muy eficaz contra el aburrimiento".

Juan Sebastián Verón da fe de ello en el libro, pues le tocó compartir la habitación con el genio rosarino en el Mundial de Sudáfrica 2010: "Si lo dejás, duerme hasta las diez, once de la mañana, y, además, hace la siesta (...) Yo me levantaba, hacía ruido y el tipo nada. Pero nada". Ese ritmo lento y perezoso le viene desde pequeño. Una vez, durante una actividad escolar, se disfrazó de caracol porque era el animal que mejor se acomodaba a su personalidad. Toda una paradoja: el veloz y diminuto crack se parece a un molusco cuando no está en la grama. "La mayoría de las estrellas de fútbol son los mismos dentro y fuera del campo de juego. El andar con el pecho afuera de Maradona, la elegancia de Zidane, la sonrisa de Ronaldinho...Pero Messi presenta esa dualidad", explica el autor, quien admite que a la familia no le gustaron algunas partes del texto. "Messi todavía no puede ver su pasado con perspectiva crítica. Su carrera fue tan maratónica que a veces nos olvidamos de que solo tiene 24 años".
 
Lea la entrevista con Leonardo Faccio