ARGENTINA

Kirchner renuncia a presidencia peronista tras derrota

MAYRA PERTOSSI
30 de junio de 2009

BUENOS AIRES (AP) — La derrota del oficialismo en las elecciones legislativas se cobró el lunes su primera víctima: el ex presidente Néstor Kirchner, esposo y antecesor de la mandataria Cristina Fernández, presentó su renuncia a la titularidad del Partido Justicialista (peronista).

A pesar del fuerte descalabro en que el oficialismo perdió el control del Congreso, la presidenta intentó quitarle dramatismo al resultado electoral y negó que vaya a haber cambios en el gabinete de ministros.

"Voy a renunciar indeclinablemente a la conducción del Partido Justicialista a nivel nacional y le he pedido a (el gobernador de Buenos Aires) Daniel (Scioli) que se quede porque es el vicepresidente" del partido, dijo Kirchner durante una entrevista con la agencia estatal Télam.

"Voy a seguir trabajando con todas mis fuerzas en el Justicialismo y en el movimiento nacional y popular", añadió.
 
El sorpresivo revés sufrido por Kirchner en la provincia de Buenos Aires, donde había apostado la suerte del oficialismo a su candidatura como diputado, fue el verdugo del liderazgo partidario que ejercía desde mayo del 2008.

Escrutadas casi el total de las mesas de votación de la provincia, el magnate Francisco De Narváez de la alianza de derecha Unión-Pro alcanzaba el 34,6% de los sufragios, seguido por Kirchner con el 32,1%. A esta derrota se sumaban las de la ciudad de Buenos Aires y las provincias de Córdoba y Santa Fe, que en conjunto concentran más del 26% de todos los votantes del país.

El oficialismo perdió así por primera vez en seis años el control del Congreso, en el que quedará como la primera minoría en ambas cámaras, y se verá obligado a tejer alianzas para evitar un mayor debilitamiento cuando a Fernández aún le resta más de medio mandato.

En una prolongada conferencia de prensa, la presidenta restó importancia al resultado electoral destacando que el Frente para la Victoria —la corriente kirchnerista del peronismo— fue la fuerza política que mayor cantidad de votos obtuvo en todo el país: más del 31% del total contra el 29% del Acuerdo Cívico y Social —de raíces radicales— y el 28,5% de Unión-Pro, dijo.

"Esto no minimiza ni intenta ignorar la derrota en la provincia (de Buenos Aires) por una mínima diferencia. Pero me pareció oportuno compartir esto", afirmó.

Fernández atribuyó la derrota de Kirchner a "la voluntad popular y seguramente a errores que serán analizados", sumado al desgaste de seis años de gestión entre la presidencia de su esposo (2003-2007) y la suya, iniciada en diciembre del 2007.

Admitió que la nueva conformación del Congreso "exige más acuerdo para lograr más gobernabilidad", pero aseguró que "el acuerdo no significa renunciar a lo que se piensa".

Consultada sobre la posibilidad de que se produzcan modificaciones en el seno del gobierno, Fernández enfatizó: "no veo por qué haya que hacer un cambio de gabinete".

Kirchner fue el único integrante del oficialismo que acusó el golpe, entregando la conducción del peronismo. Desde las primeras horas de la mañana varios gobernadores peronistas le reclamaban una reestructuración del partido fundado por Juan Domingo Perón.

Mario Das Neves, gobernador de la provincia patagónica de Chubut, aseguró que en el peronismo "se tiene que dar un debate, los resultados no son los mejores. Se palpitaba una elección muy dura, pero sobre estos resultados amerita una autocrítica".

En la misma entrevista grabada Scioli aceptó conducir el partido y puso un freno a las demandas de los caudillos provinciales, a quienes llamó a la unidad.

"El país necesita que pongamos todos el hombro y ya habrá mucho tiempo por delante para discutir el futuro y los proyectos personales. Pero ahora todos tenemos que ser profundamente oficialistas por la República Argentina", añadió, mientras empiezan a perfilarse los posibles candidatos peronistas a suceder a Fernández en 2011.

De acuerdo con el escrutinio oficial, el Frente para la Victoria perdería entre 18 y 20 diputados y cuatro senadores, mientras que las fuerzas aliadas cederían cuatro diputados.

Unión-Pro —que incluye a peronistas disidentes— ganaría 11 diputados, y el Acuerdo Cívico y Social sumaría 15 diputados y siete senadores.

Ninguna de las fuerzas tendrá quórum propio de 129 diputados y 37 senadores.

El desgaste político sufrido por Fernández ha sido alimentado por el conflicto con el poderoso sector agropecuario, un elevado nivel de inflación, los efectos de la crisis global en la economía doméstica, el control de precios, las restricciones a las exportaciones y el manejo discrecional de fondos de pensiones privados que pasaron a ser controlados por el Estado.

Los mercados reaccionaron positivamente ante la expectativa de que la derrota fuerce al gobierno a modificar su política económica heterodoxa: el índice Merval de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires cerró con un alza de 0,58% y los bonos se recuperaron.