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Tarjeta roja

Puede que la anexión de Crimea sea un símbolo del poder de Vladimir Putin. Pero toda gloria tiene su precio.

29 de marzo de 2014

Puede que la anexión de Crimea sea un símbolo del poder de Vladimir Putin. Pero toda gloria tiene su precio. Esta semana, el G8 apartó a Rusia mientras no rectifique su actitud en la península del mar Negro. El grupo, que pasará a llamarse G7, ya no se reunirá en Sochi, como estaba previsto, sino en Bruselas. Sin embargo, a Putin no pareció importarle mucho el gesto pues su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, dijo que “el grupo de países es un club informal sin auténticos miembros; el importante es el G20”. Barack Obama le mandó un claro mensaje a Putin “Rusia debe saber que mi país y la Unión Europea están de acuerdo en apoyar el gobierno y al pueblo de Ucrania.” Por ahora no son claras cuáles serán las sanciones, pero el afán de Putin por recuperar el esplendor de Rusia seguirá causando tensiones por un tiempo aún indeterminado.