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El último día de Lula da Silva antes de entregarse a la Policía

Después de una intensa jornada, el expresidente brasileño se entregó ante las autoridades. En un fuerte dispositivo es trasladado para cumplir una condena a 12 años de cárcel. Horas antes, reafirmó su inocencia ante sus miles de seguidores.

7 de abril de 2018

Las imágenes mostraron que Luiz Inácio Lula da Silva salió a pie de la sede sindical de Sao Bernardo do Campo, en el estado de Sao Paulo. Allí estuvo atrincherado por dos días y volvió a las calles para subir a al vehículo que lo conduciría a la Policía Federal.

En esta sede, horas antes, miles de manifestantes le habían impedido salir del lugar en señal de desaprobación con la sentencia de 12 años de cárcel a la que fue condenado. El expresidente y líder político de Brasil logró salir del vehículo de sus abogados, rodeado por una masa efervecente que le gritaba: "¡No te entregues! ¡No te entregues!". 

Lula y sus acompañantes habían llegado al estacionamiento por una puerta trasera y pretendían abandonar el lugar discretamente por una puerta lateral, pero rápidamente los militantes rodearon el carro. El Sindicato de Metalúrgicos en Sao Bernardo do Campo fue cercado por militantes, muchos de los cuales visten camisetas rojas del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda).

Minutos después, Lula abandonó el vehículo en el que se hallaba junto a sus abogados, rodeado por decenas de manifestantes que gritaban "¡No te entregues! ¡No te entregues!", para volver a la sede del Sindicato de Metalúrgicos en Sao Bernardo do Campo. Fue entonces cuando el expresidente de 72 años anunció su intención de entregarse al final de una misa frente a la sede sindical, en memoria de su esposa fallecida el año pasado.

"Voy a cumplir la orden de cárcel (...) y cada uno de ustedes se trasformará en un Lula", afirmó el líder de la izquierda, que se proclamó inocente y acusó al juez Sergio Moro, que lo condenó por corrupción, de "mentir".

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Seguidores de Lula da Silva se manifiestan para que no se entregue a la Policía. Foto: AFP.

La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, trató de hacer entrar en razón a los manifestantes, haciéndoles notar que una obstrucción al cumplimiento de la orden de arresto podría comprometer la concesión de un recurso judicial para beneficiarse de una pronta liberación.

El expresidente de Brasil fue condenado como beneficiario de un apartamento ofrecido por la constructora OAS a cambio de facilidades de contratos en en Petrobras. "Moro mintió al decir que esa apartamento era mío", clamó, y atribuyó su condena al propósito de evitar el regreso de la izquierda al poder en las elecciones de octubre, en las cuales es favorito en los sondeos.

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"Hace mucho tiempo que soñé que era posible gobernar este país incluyendo a millones de personas pobres en la economía, en las universidades, creando millones de empleos", proclamó, antes de ser sacado en andas del camión de sonido sobre el cual se había improvisado una capilla.

"Ese es el crimen que cometí (...). Y si fuera por ese crimen, de colocar a negros en la universidad, de que los pobres puedan comprar un auto, viajar en avión, seguiré siendo un criminal", arengó desde la cima del camión, acompañado por dirigentes de partidos de izquierda y de Dilma Rousseff, su sucesora y heredera política, destituida en 2016 por el Congreso.

La detención de Lula es un nuevo capítulo de la crisis política brasileña, marcada por la destitución de Rousseff en 2016 y por una ola de acusaciones de la Operación Lava Jato, liderada por Moro, que destapó una gigantesca red de sobornos enquistada en el aparato estatal.

El actual presidente, el conservador Michel Temer, fue denunciado dos veces por la Fiscalía por corrupción y obstrucción a la justicia, pero la Cámara de Diputados, con decenas de legisladores investigados, bloqueó las investigaciones.

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Durante la manifestación política, un cura enumeró la lista de cinco expresidentes brasileños que en algún momento conocieron la prisión, antes de agregar: "Y ahora... Lula", levantando un clamor de la plaza: "¡Lula libre!", "¡Lula libre!".