Home

Mundo

Artículo

Irak

¿Quién puso la bomba?

El atentado contra la ONU demuestra que la misteriosa oposición iraquí está dispuesta a todo contra la ocupación de su país por extranjeros.

11 de diciembre de 1980

La bomba del 19 de agosto en Irak fue el mayor atentado contra las Naciones Unidas en su historia. Unas 20 personas, entre las que figuraba el enviado especial Sergio Vieira de Mello, murieron bajo los escombros del Hotel Canal de Bagdad, donde operaba el organismo. Aunque al cierre de esta edición se hablaba de más de 100 heridos y las banderas de Naciones Unidas ondeaban a media hasta en todo el mundo, el organismo había prometido continuar su labor humanitaria en Irak.

Hasta mediados de julio la Casa Blanca no quería aceptar que existía una guerra de guerrillas y atribuía los atentados a actividades inconexas de leales a Saddan Hussein. Pero hace un par de semanas el nuevo jefe militar en Irak, John Abizaiz, tuvo que reconocer que los grupos de resistencia estaban ahora mucho mejor conectados y que las tropas aliadas se enfrentaban a "una clásica guerra de guerrillas".

Pero las investigaciones han indicado que muchos, no necesariamente ex amigos de Hussein, podrían haber sido los responsables. Según los expertos en explosivos la carga estaba compuesta por materiales rusos, comunes en el disuelto ejército iraquí. En efecto, se estima que de 30.000 a 50.000 funcionarios de los organismos de inteligencia de Hussein desaparecieron durante la guerra e iniciaron operaciones de sabotaje. Sin embargo los explosivos también son similares a los usados en el atentado contra la embajada de Jordania a comienzo de mes, del que se culpa a terroristas extranjeros asociados con la red de Al Qaeda.

Como en el caso de la embajada, también se trató de un atentado suicida. Esto concuerda con las tácticas de los jihadíes islámicos (en especial con los chiítas y sunnitas), que ven la ocupación estadounidense como una ofensa que se debe contrarrestar con una jihad, o guerra santa. Las autoridades ya venían advirtiendo del peligro del creciente acercamiento de estas facciones, tradicionalmente irreconciliables pero unidas por su decisión de derrocar la administración laica impuesta por Estados Unidos. Los norteamericanos también sospechan del grupo Ansar al Islam, vinculado a Osama Ben Laden, cuyos sobrevivientes habrían regresado de su exilio en Irán, no para integrarse al Irak post Saddam, sino para luchar contra la ocupación.

Según los informes de la misión de expertos en reconstrucción del Csis la resistencia, bastante centralizada y bien financiada, se forma desde las mezquitas y muchos integrantes son antiguos enemigos de Hussein. En una entrevista con un medio australiano un jefe de la resistencia sunnita que reconocía participar en varios atentados, decía: "Tenemos un único liderazgo jihadí que opera nacionalmente y cada vez más extranjeros de Siria, Palestina, Arabia Saudí y Qatar están llegando a ayudarnos".

La otra pregunta clave es porqué los terroristas se atrevieron a atentar contra la ONU. Como sostiene Eman Ahmed Khammas, codirectora de la ONG Occupation Watch Center, "mucha gente aquí considera a la ONU responsable por el sufrimiento de los iraquíes en los últimos 13 años, las sanciones económicas y la muerte de miles. Sostienen que la ONU legalizó la ocupación al aprobar la Resolución 1483 del Consejo de Seguridad y legitimó el ataque contra el país". Por otra parte, los extremistas no habrían perdonado que Vieira de Mello hubiera sido el único extranjero que avaló con su presencia la posesión del gobierno interino de Irak impuesto por Estados Unidos y cercano amigo del administrador norteamericano, Paul Bremer. Como dice Khammas, "en Irak muchos creen que la ONU es un departamento del gobierno de Estados Unidos".

El atentado a la ONU marca una diferencia cualitativa en cuanto a lo que los guerrilleros están dispuestos a hacer para expulsar a las fuerzas de ocupación de su país. Y la muerte de Vieira de Mello priva a la organización, y a Irak mismo, de un funcionario que trató en la medida de sus posibilidades de encontrar una salida a ese monumental y sangriento enredo en que se ha convertido la 'liberación' de Irak.