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RETOMANDO EL TIMON

Arafat vence en el parlamento palestino a Siria y a los disidentes de la OLP

31 de diciembre de 1984

Contra lo que preconizaron sus más visibles enemigos, como el gobierno israelí -que expulsó las guerrillas palestinas del sur del Líbano en 1982- y el Presidente sirio Hafez Assad -que expulsó en 1983 a las fuerzas de Arafat de Tripoli (norte del Líbano)-,el legendario líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat, ha vuelto a ganar. En medio de ovaciones, gritos y lágrimas de los delegados a la 17 sesión del Consejo Nacional Palestino (CNP), máxima instancia política de la causa palestina, Arafat fue reconfirmado como presidente de la OLP en Ammán, capital de Jordania, la semana pasada. Tal decisión, tomada por unanimidad, fue la respuesta de los 257 delegados a la renuncia que Arafat había presentado el día anterior durante su esperado discurso de hora y media. Casi al finalizar su oración, en gesto típico de su astuto carácter, el ingeniero metido a jefe de la resistencia palestina, soltó esta desgarrada frase que sacudió a los delegados: "Búsquense otro estúpido que asuma todas las responsabilidades. Estoy muy cansado". La respuesta a la electrizada renuncia la hizo el presidente de la sesión, el sheik Abdul Hamid Saeh quien dijo: "Abu Amar (nombre de guerra que Arafat mismo se dio en 1965 y que significa "padre constructor") no se pertenece a sí mismo (...) pertenece a la lucha y su dimisión sólo confirmaría el éxito del complot que se ha fraguado contra él", en alusión directa a los intentos de Assad y Khadafi por eliminar el liderazgo de Arafat en la OLP.
Terminadas esas palabras lo que siguió fue en verdadero pandemónium de gritos llantos y abrazos a Arafat pidiéndole que se quedara al frente de la organización palestina.
Con ese importante mandato, el lider palestino queda pues con manos libres para relanzar sus propuestas políticas. Todo parece indicar que, en primer lugar, tratará de profundizar su alianza con el rey Hussein de Jordania, anfitrión de la conferencia, así como tratará de mantener su polémico acercamiento al gobierno de Egipto con miras a hacerle frente a la implacable rivalidad de los gobiernos sirio y libio quienes buscan "transformar a la OLP en una copia al carbón del régimen de Damasco", según la expresión empleada por Abu Jihad, el brazo derecho de Arafat, al instalar el Consejo.
Arafat había dicho en su discurso que para hallar una solución a la causa palestina había que retomar el plan de Fez, respaldado por el mundo árabe, y convocar una conferencia internacional bajo el amparo de las Naciones Unidas. Coincidía así con lo que el rey Hussein había propuesto, horas antes, durante su discurso de inauguración de la Conferencia. Hussein allí urgió a los palestinos buscar también una solución que se basara en la Resolución 242 de la ONU. Esta fórmula pide el retiro de Israel de los territorios ocupados de Cisjordania, Gaza y las alturas de Golan, a cambio de que los palestinos y sus aliados reconozcan el derecho del Estado de Israel a existir. Esta propuesta nunca ha sido acogida por la OLP ni por el CNP, pues otorga a los palestinos el carácter de refugiados y no dice nada acerca de la fundación de un Estado palestino. Lo que Arafat y sus "leales" vienen planteando (y lo que al parecer también fue acogido por la conferencia) es erigir una confederación con Jordania, como complemento de la creación de un Estado palestino independiente, el cual estaría ubicado en la rivera occidental del rio Jordán, ocupada por los israelitas tras la guerra de 1967, y que Jordania se había anexionado en 1950. La OLP y el reino hachemita (Jordania) tienen en común no sólo esa lucha contra Israel sino vínculos históricos y nacionales profundos. El 70% de la población jordana está integrada desde 1948 por refugiados palestinos quienes constituyen la espina dorsal de la economía y la cultura del país.
Todo hace prever que tal iniciativa de una confederación con Jordania, seguirá siendo el componente central de la política de Arafat quien para ello espera contar con el apoyo de los países árabes moderados.
Con este evento en Amman, cuyo gobierno recibió con solemnidad a los dirigentes y delegados de la OLP, parece haberse cerrado el episodio de la sangrienta expulsión de los palestinos a manos del ejército del rey Hussein en 1970, trance que los desalojados recuerdan bajo el nombre de "Septiembre Negro".
Durante la reunión de este último CNP, la ciudad de Amman quedó semiparalizada por las estrictas medidas de seguridad que ordenó el gobierno ante el temor de que se realizaran atentados contra Arafat y los delegados palestinos, dada la manifiesta hostilidad de Siria y Libia ante esa reunión. Reunida en la "Ciudad de los Deportes", la conferencia hizo que toda la zona fuera circundada por soldados jordanos, mientras un helicóptero artillado sobrevolaba permanentemente el área. Pese a dicho despliegue, una bomba estalló fuera del edificio donde la OLP tiene una oficina, sin causar mayores daños, hecho que obligó a extremar los cuidados de los guardias. Reporteros que estuvieron allá afirmaron que las revisiones a todos los asistentes llegaron al extremo de inspeccionar los tacones de los zapatos, los encendedores de cigarrillos y los dulces y chocolates encontrados en los maletines.
La otra tarea que le queda al confirmado presidente de la resistencia palestina es recomponer la unidad de ese movimiento, fraccionado tras los retiros de la OLP de Beirut y Trípoli en 1982 y 1983 respectivamente. Importantes figuras de la OLP como George Habbash -dirigente del llamado Frente Popular- y Nayef Hawathme -líder del llamado frente Democrático- no asistieron a la 17 sesión del Consejo Palestino. En realidad esos sectores constituyen, con las fuerzas de Al Fatah de Arafat, la verdadera estructura político-militar de la OLP. Ambos líderes "históricos" se han radicado en Siria, desde el éxodo de Beirut. Otros grupos constitutivos menores de la OLP, como el Frente para la Liberación de Palestina (FLP), vinculado a Irak, y el Frente de Lucha Popular (FPL), sí concurrieron al evento. De todas formas, el Consejo Nacional Palestino no cerró las puertas a los grupos que sabotearon con su inasistencia la reunión a pesar de la reluctancia de Arafat frente a ellos, quien pidió, y consiguió, la expulsión de Jibril y su grupo, promotores del asedio a las fuerzas leales a Arafat en Trípoli el año pasado.
Israel, por su parte, ha visto con escepticismo los resultados de esa conferencia. Por intermedio del primer ministro, Shimon Peres, Tel Aviv invitó al rey Hussein a negociar una paz separada con Israel, mientras sus tropas ocupaban una mezquita en Jerusalén donde se congregaban numerosos palestinos para expresar su apoyo al liderazgo de Arafat. De tal incidente terminó muerto un joven palestino.