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Tras su posesión como mandatario, el alcalde de Cartagena, Campo Elías Terán, recibió el bastón de mando de manos de su antecesora, Judith Pinedo.

CARTAGENA

‘Campo’ para los García

Campo Elías Terán nombró en Cartagena un gabinete más político que técnico, que beneficia al grupo del exsenador Álvaro García, condenado por la parapolítica.

7 de enero de 2012

La contundente votación con la que Campo Elías Terán Dix fue elegido alcalde de Cartagena -160.000 votos, 54 por ciento- fue interpretada, en su momento, como un mandato amplio y una garantía de independencia para formar su gabinete sin necesidad de conceder cuotas para buscar apoyos. Sin embargo, el nuevo alcalde conformó un equipo que se caracteriza por sus vínculos con la política tradicional. Y, en especial, con uno de los clanes más fuertes de la ciudad en los años noventa: la familia García Romero, encabezada por el senador Álvaro García, quien fue condenado a 40 años de cárcel por su participación en la formación de grupos paramilitares en Sucre.

La posesión del nuevo alcalde dejó en claro que habrá un notable cambio de estilo de gobierno en comparación con su antecesora, Judith Pinedo. Terán Dix asumió el mando en el estadio 11 de Noviembre, después de visitar una de las cabinas desde las que hizo durante años sus famosas transmisiones de béisbol. Después, desde la cancha, leyó un discurso de 35 minutos -"largo, pero necesario", dijo- en el que hizo énfasis en sus propuestas de pobreza, educación y desigualdad, y en el que no propuso un plan de choque contra algunos de los problemas que más agobian a los cartageneros, como la movilidad y el aseo.

Aunque en su intervención elogió a su predecesora, en el nombramiento del gabinete marcó un notable contraste. Mientras Judith Pinedo se caracterizó por su independencia y por sus distancias con el Concejo de la ciudad, Campo Elías Terán escogió para los cargos más importantes de su administración -las secretarías de Educación, Salud, Planeación, Tránsito y Hacienda-, a personas que han militado en el grupo del exsenador Juan José García, su esposa Piedad Zucardi y el exalcalde Gabriel Antonio García. Rosario Ricardo Bray, la secretaria de Educación, ya había ocupado esa posición durante la administración de Carlos Díaz Redondo, entre 2001 y 2003.

En la Secretaría de Salud sonó, hasta último momento, el prestigioso médico Álvaro Carcamo, quien apoyó la campaña de Terán Dix. A la hora de la verdad, no obstante, el alcalde designó al odontólogo Rubén Romero Mouthon, también de la cuerda de los García, quien fue desvinculado sin explicación de la gerencia de Coomeva en Barranquilla y de la gerencia del Hospital Bocagrande. Educación y Salud son considerados los principales botines políticos, porque significan casi un 50 por ciento del presupuesto de la ciudad. A la Secretaría General, clave por sus funciones de coordinación, irá Colombia Villamil, quien había desaparecido de la escena política. Villamil es amiga personal del alcalde, pero también fue cercana a Atenógenes Coronel, a quien se atribuye la quiebra del más importante centro hospitalario de Bolívar y Cartagena, el Hospital Universitario. A la supremacía de los García en el nuevo gabinete se agrega la exclusión del grupo político del exgobernador Miguel Navas Meisel, quien lo acompañó en la campaña electoral.

Al alcalde Campo Elías Terán se le ha notado una intención de ratificar su autoridad como mandatario y se ha comprometido con aplicar mano dura a quienes no acatan las normas en materia de movilidad y espacio público. "El alcalde soy yo", repite, y a los vehículos que, para escapar del trancón, ocupen el carril del solo bus en Bazurto, los ha amenazado con "sacarlos a la brava". En más de una ocasión ha reiterado que "ejercerá la autoridad" y ya regañó a los mototaxistas: "Pueden circular, pero tienen que respetar las normas", les dijo.

Más que por un discurso centrado en la seguridad, Terán Dix se ha caracterizado por hacer múltiples planteamientos sin mucho foco: desde la construcción de una marina para yates lujosos hasta la posibilidad de prohibir el porte de armas propuesto por el alcalde de Bogotá. En su arranque, el nuevo alcalde ha sido muy locuaz. Pareciera que no quiere olvidar su antigua profesión de locutor.