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Colombia ve "agujeros negros" en la lucha mundial contra el narcotráfico

En la primera jornada de la XIII Reunión de Alto Nivel del Mecanismo de Coordinación y Cooperación en Materia de Drogas América Latina y el Caribe con la Unión Europea (ALC-UE), se discutió sobre el tráfico de precursores químicos, el lavado de dinero y la proliferación de armas ligeras.

28 de junio de 2011

El tráfico de precursores químicos, el lavado de dinero y la proliferación de armas ligeras son "agujeros negros" en la lucha mundial contra el narcotráfico, denunció la delegación de Colombia en un encuentro sobre el problema de las drogas que reúne en Bogotá a representantes de América y Europa.

Son cuestiones que no han sido asumidas plenamente, dijo el director de la Policía, el general Óscar Naranjo, en la primera jornada de la XIII Reunión de Alto Nivel del Mecanismo de Coordinación y Cooperación en Materia de Drogas América Latina y el Caribe con la Unión Europea (ALC-UE), que se celebrará hasta el miércoles.

Más de un centenar de delegados de los países de las tres regiones asisten a la cita bogotana de este foro, creado en 1998 por iniciativa de una cumbre de la Unión Europea (UE) reunida tres años antes en Madrid.

La cita fue inaugurada por la canciller, María Ángela Holguín; el embajador de Hungría en Argentina, Pál Varga Koritár, y el jefe de la delegación de la UE en Bogotá, Fernando Cardesa.

"Las complejidades del mundo en que vivimos nos invitan a coordinar y cooperar para enfrentar la delincuencia trasnacional organizada", expresó Holguín, cuyo país ejerce como copresidente del Mecanismo ALC-UE.

La canciller agregó que la naturaleza mutante del narcotráfico "identifica y aprovecha escenarios de acción que hacen de la cooperación, basada en el principio de responsabilidad común y compartida, una de las herramientas más exitosas en su lucha".
Mientras, el húngaro Koritár admitió que "se necesita mayor coordinación y cooperación" contra el problema de las drogas, cuya lucha se debe enfocar de manera integral y equilibrada, "de conformidad con el derecho internacional".

"La tarea no es fácil", apuntó Koritár, para resaltar que las cifras de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) al 2010 muestran que, en el mundo, 200 millones de personas son consumidoras de drogas y que el 5 por ciento de la población global ha probado alguna sustancia adictiva.

En una presentación sobre el problema mundial de las drogas, el general Naranjo destacó que la responsabilidad compartida ha dejado de ser una quimera tras los cerca de 35 años que lleva la lucha contra el narcotráfico.

Las naciones tienen ahora un papel polivalente como productores, países de tránsito (de drogas) y consumidores, agregó el alto oficial, que ejerce desde hace poco como presidente de la Comunidad de Policías de América (AMERIPOL), creada en el 2007 por representantes de 18 países del continente que se reunieron en Bogotá.

"¿Estamos frente a una guerra fracasada?", se preguntó el general Naranjo, y respondió que, al menos en el caso de su país, que es el primer productor mundial de cocaína, no es así.

En la primera década de este siglo, el área de cocales se redujo de 180.000 a 57.000 hectáreas, mientras la producción de alcaloide pasó de 800-1.000 toneladas métricas a 330-350 toneladas métricas por año, señaló el jefe policial.

"Los efectos se comienzan a sentir en los países consumidores", sostuvo Naranjo, para informar que en las calles estadounidenses el precio de la cocaína ha crecido en los últimos cuatro años 57 por ciento y la calidad del alcaloide ha pasado del 75 por ciento al 43 por ciento.

Sin embargo, apuntó que en esta lucha hay "agujeros negros" contra los que la comunidad internacional se debe emplear a fondo.

Los precursores químicos que se utilizan en la elaboración de droga "tienen origen extranjero y cambian de origen", dijo Naranjo tras apuntar que "Colombia no produce un solo litro".

"¿Dónde están las grandes utilidades del narcotráfico (...), acumuladas en medio siglo?", preguntó también Naranjo al hablar sobre el segundo "agujero negro", y observó que su volumen "suma varias veces el PIB (productor interior bruto) de un país en desarrollo".

El general agregó que el otro "agujero" es el de la proliferación, la venta y la circulación de armas ligeras convencionales.

En el último año en Colombia se decomisaron 2.800 fusiles de asalto por lo menos de siete nacionalidades, precisó Naranjo, y resaltó que, de manera global, en el mismo período en el país se incautan 40.000 armas de fuego.

Con ellas se comete el 80 por ciento de los homicidios que se presentan al año en Colombia, denunció el director de la Policía Nacional.
 
EFE