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DE GABO Y OTROS DEMONIOS

Maria Mercedes Carranza analiza la última novela de Gabriel García Márquez y revela que se trata de la más garciamarquiana de sus obras.

16 de mayo de 1994

UNA HISTORIA DE AMOR, SIMPLE, HERMOSA y dramática, como son todas las que se respeten, es el tema de la última novela de Gabriel García Márquez, Del amor y otros demonios, que empieza a circular el próximo viernes, y sin duda se convertirá en el gran acontecimiento editorial de la Feria del Libro de Bogotá.

PRIMER DEMONIO:
EL TIEMPO
El libro es breve y se lee de un tirón: 198 páginas. Comienza con los mordiscos de un perro rabioso a tres esclavos negros y a una niña noble, y termina con el cumplimiento de un sueño premonitorio. Entre ambos episodios transcurren exactamente 143 días. García Márquez se encarga de anotar las fechas: del 7 de diciembre al 29 de abril del año siguiente. Y a todo lo largo de la narración va dando pistas de los meses, días, estados del tiempo, fiestas religiosas... Se inaugura así la novela con la aparición de uno de los más connotados demonios de García Márquez y su arte literario: la obsesión por marcar límites temporales reales al desarrollo del relato, obsesión que se da en casi todas sus obras. Es más: esta fue dividida en cinco capítulos, y no resulta peregrino decir que cada uno corresponde a los cinco meses que abarca la historia: son cosas muy garciamarquianas. Antes de continuar buscando demonios, vale la pena referirse al escenario y a la trama. Por segunda vez García Márquez ubica sin equívocos los acontecimientos en Cartagena. La primera vez que lo hizo fue en El amor en los tiemptos del cólera. Antes sus escenarios habían sido también de la costa Atlántica, pero les daba una dimensión simbólica que conocimos como Macondo, nombre que por extensión vino a designar un lugar mítico, que bien podía ser Aracataca o un caserío de la península de La Guajira.

CARTAGENA O EL AMOR
El lugar mítico desaparece en la novela mencionada y figura la ciudad, con sus lugares concretos y del todo identificables. Una ciudad que García Márquez conoce palmo a palmo y de la cual domina incluso sus magias y hechizos centenarios. Esa ciudad es la misma en Del amor y sus demonios; ahora el escritor revive lugares ya desaparecidos y olvidados. Curiosa coincidencia: las dos novelas que ha escrito García Márquez sobre el amor ocurren en Cartagena:¿será la ciudad propicia para el amor loco, fatal y desenfrenado? Al menos parece haberlo sido en épocas pasadas, pues esta nueva invención amorosa ocurre a finales del siglo XVII, en la época de la Colonia.
La historia es muy simple, como anoté: una niña noble de 12 años es mordida por un perro rabioso. Por diversas circunstancias familiares la muchacha es rara, y aquí está el segundo demonio de García Márquez y su narrativa. Este ama idear personajes extraños, que no son de este mundo, como más o menos comenta otro personaje al referirse a la niña. Esos seres garciamarquianos provocan fantásticos acontecimientos naturales y también síquicos: levitan, tienen comportamientos irracionales, pero son capaces también de ser muy lúcidos, suscitan fenómenos incomprensibles en la naturaleza, en los animales y en las personas, y ellos mismos los experimentan.

SEGUNDO DEMONIO:
EL PERSONAJE
Uno de esós seres es la protagonista, Sierva María de Todos los Angeles, quien además conoce las lenguas, las magias, religiones y ritos africanos, por haber crecido en estrecho contacto con los esclavos de su familia. Por una "manda a la virgen", nunca le han cortado el pelo, y así luce una bellísima cabellera cobriza, que arrastra por el piso como si fuera la cola de un vestido de novia. Su presencia es tan sigilosa que su madre le prendió un cencerro en la muñeca para oírla cuando se acerca. Tales son, entre muchas otras, las extravagancias de Sierva María.
Los acontecimientos que desencadena y sus comportamientos extraños inducen a creer que la niña es víctima de la rabia contagiada por el perro que la mordió o que está endemoniada, convicción que prevalece finalmente. Aparece la Inquisición y con ella los exorcismos y también el sacerdote que se enamora perdidamente de Sierva María. Ni arrabiada ni endemoniada, goza como puede -hasta el drama final- de su amor con Cayetano Alcino del Espíritu Santo de Laura y Escudero, un cura que le lleva 24 años -pues tiene 36-, ama los libros y la lectura, vive pendiente del Espíritu Santo y es un descendiente directo de Garcilaso de la Vega, del cual recita a Sierva María, en una noche de delirio y de un sorbo, los 40 sonetos de amor.
Ambos personajes, Sierva y Cayetano, desatan varios de los más caracterizados y memorables demonios garciamarquianos, como la fatalidad de los acontecimientos, las premoniciones que se cumplen, los hechos que se apartan de las leyes naturales y los fenómenos síquicos asombrosos.

TERCER DEMONIO:
PALOMITAS DE PAPEL
El anterior es, a grandísimos rasgos el argumento que se desarrolla en forma lineal y ajustado al tiempo real de los 143 días. Pero el relato se aparta permanentemente de ese esquema cronológico, para contar la vida y obra de otros personajes que aparecen en la novela. Así ocurre con el marqués de Casalduero, padre de la muchacha, un noble en decadencia, buen ejemplar de fin de raza, cuya historia permite a García Márquez traer a cuento varios de sus otros demonios, a cargo de una enamorada demente que tiene el marqués. Dulce Olivia así se llama, hace llover palomitas de papel, como en otras llovieron mariposas amarillas, y al final se convierte en un fantasma que recorre, sedienta de amor, el palacio del marqués.
Se relata también la historia de Abrenuncio de Sa Pereira Cao, un judío portugués, médico, ateo y mal mirado por la Inquisición, voltairiano y escéptico, taritó que acaba confesando que ni él mismo sabe cuáles son sus creencias. Otro personaje importante es el obispo, Toribio de Cáceres y Virtudes, un anciano de 76 años, desengañado de los resultados de la evangelización en el Nuevo Mundo: "Hemos atravesado -dice- el mar océano para imponer la ley de Cristo, y lo hemos logrado en las misas, en las procesiones, en las fiestas patronales, pero no en las almas". Este obispo se ajusta al papel que García Márquez suele asignar a la Iglesia: la censura y la represión.
Finalmente, entre las figuras más destacadas hay una femenina bastante desagradable: Bernarda Cabrera, segunda esposa del marqués y madre de Sierva María: oportunista, puta, egoísta y desalmada, que solo piensa al comienzo en follar y luego encebarse con cacao y miel de azúcar fermentada. Bernarda, como los demás personajes mencionados, son seres desencantados, destruidos, que arrastran penosamente sus miserias y sus vidas. Las historias de todos ellos llevan constantemente el relato hacia atrás y son las piezas del rompecabezas que dan sentido y volumen a la narración central.

¿ALEGATO TEOLOGICO?
Al terminar el libro, el lector tendrá su propia interpretación. He dicho que es una historia de amor, pero puede ser además un alegato teológico o una disquisición sobre la libertad, todo ello encarnado en esos hechos y personajes, que pasan con toda facilidad de la realidad más cruda a la magia y a la pura fantasía, como es usual en la narrativa garciamarquiana.
Hay, sin embargo, álgo muy claro: más allá de la anécdota, Del amor y sus demonios describe una realidad social concreta dentro de un marco histórico, también concreto. Es el cuadro de la etapa crepuscular de la Colonia, representado por los grandes sectores del poder, todos ellos en total decadencia: la nobleza, la iglesia, la intelectualidad y el gobierno. De esa decadencia solo se escapan las clases bajas, o sea, los esclavos, ellos sí plenos de vida y firmes en sus creencias, solidarios entre sí y poseedores de una cultura milenaria que no los ha degradado. Por eso se salva Sierva María, educada entre los esclavos. Logra, en medio de la mayor opresión, ser libre y darse el lujo de ejercer el principio de resistencia frente a la violencia que se ejerce sobre ella.

EL AMANTE COBARDE
En cambio, su enamorado no consigue salvarse, ni siquiera gracias al amor: su cobardía y su misión a las leyes religiosas y culturales de ese mundo que se desintegra, priman sobre la opción de libertad y de realización personal que le ofrece Sierva María. Es cierto también que no sólo él, sino todos los personajes principales desaparecen, mueren, se vuelven fantasmas o se diluyen en el vacío, llevados por el peso de la culpa irredimible, que en García Márquez ha obrado siempre como una fatalidad aniquilante. Y no falta un misterio, que queda flotando indescifrado al final: ¿qué pasó con el marqués? En los últimos episodios del relato no aparece por ninguna parte y su tumba, cuando es abierta siglos después, está vacía.
¿Y qué de los demonios? En varias ocasiones me he referido a ellos para aludir a las técnicas y los recursos que en forma recurrente utiliza García Marquez en su narrativa, los cuales resulta fácil detectar, pues con ellos ha logrado crear un estilo único y muy personal. Hay quienes piensan que los ha convertido en un arsenal retórico y que está abusando de ellos, lo que hace su escritura muy repetitiva y la reduce a simples fórmulas que se aplican a discreción, de acuerdo con esquemas sabidos y consabidos. En ese sentido el libro Doce cuentos peregrinos recibió varias críticas, especialmente en Estados Unidos, las cuales fueron reproducidas en su momento por algunos medios periodísticos colombianos.

¿SE REPITE GARCIA MARQUEZ ?
Al respecto hay que decir que Del amor y otros demonios es una obra típicamente garciamarquiana, en la que aparecen las características más notables de su prosa y de su construcción novelística. Sin embargo, no puede decirse que abuse de ellas. Por el contrario, se advierte una fina decantación y un uso muy atinado y riguroso de esos elementos retóricos.
Están todos ellos, pero muy bien manejados: no hay barroquismo desbordado, ni excesos injustificados de los elementos fantásticos como en otros libros, y su rica imaginación verbal es utilizada con sobriedad; los afectos que suelen mostrar la realidad en forma cómica o maravillosa han sido condenados estrictamente a balancear el lado sórdido de la realidad, que aparece también y muy crudamente. En ese sentido la novela constituye, sin duda, una obra de madurez, por cuanto muestra ya el pleno dominio de un mundo narrativo que se ha ido construyendo libro por libro, y ha evolucionado hacia formas más depuradas. Es decir García Márquez se ha empeñado en perfeccionar su arte y ello no quiere decir, de ninguna manera, que se repita.
En términos generales, es del género idiota pedirle a un escritor o a un artista que en cada obra o etapa de ella cambie de estilo, con el argumento de que, si no lo hace, resulta cansón. Equivaldría, por ejemplo, a decirle a Fernando Botero que no pinte o esculpa más gordos, porque se está repitiendo mucho. Sería de censurar que el escritor o el artista se limitaran a utilizar los rasgos más notables de su estilo como meras fórmulas, en vez de construir con ellas nuevos y creativos trabajos.
Pero este no es el caso en Del amor y sus demonios, como lo he explicado ya. Más aún, no dudo en afirmar que es un libro sumamente hermoso, y que dentro del conjunto de la obra garciamarquiana constituye una pequeña obra maestra, al nivel de esa otra que es el coronel no tiene quien le escriba.-

CONFIDENCIAS EDITORIALES
EN ESTA oportunidad, la publicación de la novela de García Márquez para Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Venezuela fue confiada a la Editorial Norma. En forma simultánea aparecerán el próximo viernes las ediciones mexicana, hecha por Diana; argentina, realizada por Suramercicana, y española, publicada por Mondadori.
* El texto para todas esas ediciones se levantó y corrigió en España y fue remitido a las distintas editoriales, las cuales lo armaron de acuerdo con sus propios diseños.
* Ya enviando el texto, su autor hizo tres correcciones: es conocida su casi maniática obsesión perfeccionista.
* Según Moisés Melo, gerente literario de Norma, en este momento se están produciendo 15.000 ejemplares diarios. Y no se parará hasta llegar a los 500.000, volumen que se aspira a vender en la etapa de lanzamiento, es decir, en los primeros cinco meses.
* Para imprimir esa cantidad de ejemplares se adquirieron 140 toneladas de papel.
* La novela debía de aparecer en la colección de Norma especializada en narrativa contemporánea, que se llama "La otra orilla". Pero como a García Márquez no le gusta su diseño, Del amor y otros demonios se publicó fuera de colección.


GOLPE A LA PIRATERIA
Para entregar los derechos de publicación a Norma, García Márquez impuso como condición que se tomaran severas medidas con el fin de evitar la piratería. Se tomaron y son muy efectivas.
* En primer lugar, el papel fue hecho por Propal especialmente para la edición y tiene un color diferente a los de fabricación nacional que existen en el mercado: es beige clarito.
* En segundo lugar, la producción fue planeada para que sea imposible competir en precios por parte de quien se le quiera medir. Con pasta dura y costura especial vale 6.800 pesos, que corresponde a lo que costaría el volumen con pasta blanda y sin esa técnica de cosido.
* Y, por último, la edición lleva ciertas características especiales, que Norma mantiene en secreto, las cuales permitirán establecer técnicamente, y por ello sin necesidad de que lo haga un experto en materias editoriales, si un ejemplar es legal o es pirata.-

EL DICCIONARIO DE GABO

ESTAS SON algunas de las palabras caídas en desuso que García Márquez rescató en su nueva novela.

Solferino: de color morado rojizo.

Balandrán: vestidura talar ancha y con esclavina que suelen usar los eclesiásticos.

Palmatoria: palmeta. Especie de candelero bajo, con mango y pie, generalmente de forma de platillo.

Gorgotero: vendedor de baratijas. Buhonero.

Dómine: maestro preceptor de gramática latina. Despectivamente, persona que, sin mérito para ello, adopta el tono de maestro.

Beque: en los barcos, retrete de marinería. Fig. orinal, recipiente para excrementos humanos.

Ergástula: lugar en que vivían hacinados los trabajadores esclavos o en que se encerraban los esclavos sujetos a condena.

Andurrial: paraje extraviado o fuera de camino.

Gorrín: cerdo, puerco, gorrino.

Cocotólogo: experto en papiroplexia, el arte de dar a un trozo de papel, doblándolo convenientemente, la figura determinada de seres u objetos.

Endriago: monstruo fabuloso, con facciones humanas y miembros de varias fieras.

Barquiña: saya, negra por lo común, que usan las mujeres sobre la ropa interior para salir a la calle.

Tiorba: instrumento músico semejante al laúd, pero algo mayor, con dos mangos y con ocho cuerdas más para los bajos.

Lampazo: manojo o borlón hecho de flásticas de largo variable, y con una gaza en la cabeza para su manejo, que sirve principalmente para enjugar la humedad de las cubiertas y costados de los buques.

Chilaba: pieza de vestir con capucha que usan los moros.


Galeote: el que remaba forzado en las galeras.


Abarca: calzado de cuero crudo que cubre solo la planta de los pies, con reborde en torno y se asegura con cuerdas y correas sobre el empeine y el tobillo.

"AHORA VIVO MAS DE PRISA"
EL PERIODISTA del diario estadounidense The Washington Post, David Streitfeld, publicó en días pasados una extensa entrevista con Gabriel García Marquez. SEMANA reproduce algunos de sus apartes.
En un momento, llegaremos a asuntos serios, la intrusa sombra de la muerte la razón por la cual una casa de citas es un buen lugar para un escritor, cómo el amor es eterno hasta que se termina, y si una novela acerca de un dictador demente y eterno puede también ser una autobiografía. Pero por lo pronto consideremos algo más mundano. Consideremos la ducha.
(...) Mientras cae el agua caliente, Gabriel García Márquez reflexiona sobre lo que escribió el día anterior y espera nuevas revelaciones. Este es un escritor que construyó su carrera sobre lo que él mismo llamó alguna vez "esos detalles de interés que no parecen importantes pero que son, en realidad, los que nos mueven". Ellos aterrizan su fantasía, la hacen mágicamente real. Una tormenta no dura simplemente varios años, sino "cuatro años, 11 meses y cuatro dias". Una muerte es anunciada por una "llovizna de pequeñas flores amarillas" un cura se eleva seis pulgadas por encima del suelo, pero sólo después de beber una taza de chocolate caliente.
Algunas veces, los detalles ilegan tan rápido que salta de la ducha, con el pelo lleno de champú, y corre a su escritorio. Pero hay otras mañanas en las cuales el proceso no es tan rápido, en las cuales tiene que quedarse bajo el chorro de agua, mientras las piernas se cansan, esperando que las musas hagan, a regañadientes, su aparición.
Como sucede con todo lo que lo rodea, sobre esto se ha creado un mito. Se dice de sus duchas que son tan largas, que tuvo que instalar un segundo calentador de agua. Uno se imaginaría que en un día muy malo, cuando no hay manera de que la narrativa progrese, su piel parecería la de un pollo hervido y las nubes de vapor que emanan del cuarto de baño se podrían ver de la cima de Popocatepetl, a 50 millas de Ciudad de México.
Entonces, ¿cuánto es lo más largo que dura una ducha?
Gabo contesta: "Oh, 10 minutos".
Parece que cuando se es un genio, incluso la inspiración logra encontrar su camino hacia la regadera. (...) Un escritor de ficción puede ser popular, o puede ser estimado, pero rara vez es ambas cosas. John Grisham puede vender 60 millones de libros en cuatro años, pero los jefes de Estado no buscan sus consejos. William Graddlis es venerado por el establecimiento literario, pero gana menos por hora que un cocinero de hamburguesas en Mc Donald's.
Más que cualquier otro escritor en el mundo, Gabriel García Márquez combina ambas cosas: el respeto (que raya en la adulación) y la popularidad (también cercana a la adulación). Cien años de soledad -su tobra maestra de 1967, la cual, sin ningún esfuerzo, retrata la historia de América Latina sin apartarse jamás de un pueblo imáginario en Colombia- ha vendido más de 20 millones de copias, ha influido generaciones de escritores y ha sido considerada una de las novelas contemporáneas que, con seguridad, van a pasar a la historia.
Cien años de soledad tiene la misma relación con la cultura latinoamericana que el trabajo de Rabelais tiene con la francesa, o Dante con la italiana, o Cervantes con la española. "Desde que sus obras existen, las culturas de donde provienen parecen inimaginables sin ellos", dice Gerald Martin, un académico inglés que escribe actualmente la biografía autorizada de García Márquez. "El fue el primero en uníversalizar la experiencia latinoamericana. Abrió un continente para la literatura".
(...) "El dice que el realismo mágico es como oír a su madre", relata Martin, el biógrafo. " Y es exactamente como oír a su madre". Ella mezcla las creencias populares con el discurso moderno en una manera muy interesante y muy desconcertante. El siempre ha dicho que es un escritor realista que solamente escribe lo que ve y lo que oye. Es un concepto primario -de otro modo muchas personas podrían hacerlo- pero, de algún modo, es verdad.
(...) Cuando sus historias no comienzan con la muerte, terminan en ella. Incluso en una introducción, García Márquez relata un sueño acerca de una ocasión "feliz " y "festiva" que compartió con sus amigos: su propio funeral.
Todo eso fue una premonición. Hace dos años, una radiografía de su tórax reveló la existencia de un tumor. Era maligno, pero no se ha expandido.
El diagnóstico es bueno, o por lo menos eso es lo que dicen los doctores. Pero los chequeos siguen siendo "aterradores. Podrían encontrar otra cosa", dice García Márquez (...)
El contacto con el cáncer lo ha sacudido de verdad. "Vivo más de prisa. Yo solía decir: esto puedo hacerlo en 20 ó 30 años, pero ahora sé que puede que no haya 30 años más".
(...) No es fácil ser una leyenda. García Márquez sigue considerándose un periodista. (...) "Tengo un proyecto desde hace mucho tiempo. Ir a algún pueblo pequeño en Colombia, bajar del automóvil y escribir un reportaje acerca de lo que es el pueblo. Pero caí en la cuenta de algo. Al cabo del tercer día, todos los corresponsales en Colombia estarían allí mirándome. Yo sería la noticia".