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| Foto: David Amado

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Reaparece el temor de las casas de pique en Buenaventura

Autoridades reportaron el hallazgo de la cabeza de un hombre en la zona insular del puerto. Temen que se reactiven las macabras casas de pique que escandalizaron al país hace unos años.

11 de junio de 2019

El hallazgo de la cabeza de un hombre flotando en las aguas insulares de Buenaventura puso en alerta a las autoridades y a la comunidad, pues se revivió lo peor de la guerra territorial a muerte que se vivió hace unos años en esa ciudad portuaria y que estuvo marcada por las macabras casas de pique donde los criminales torturaban y descuartizaban a sus víctimas, para no dejar de ellas rastro.

Por ahora las autoridades intentan establecer la identidad de la víctima y las condiciones en las que murió. Pero esto será posible cuando forenses de Medicina Legal realicen la respectiva necropsia. “Hasta ahora solo podemos confirmar que fue hallada la cabeza de una persona de sexo masculino, en el sector de baja mar, cerca al puente El Piñal”, dijo una fuente de la Fiscalía.

Como se recordará, entre 2013 y 2015 Buenaventura padeció una guerra territorial a muerte entre dos bandas criminales que se peleaban el control de las rutas de narcotráfico y el negocio del microtráfico en el puerto.

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Por cuenta de esa disputa mafiosa entre las organizaciones conocidas como La Empresa y el Clan del Golfo, que para entonces se denominaban Los Urabeños, esa ciudad valluna padeció miles de desplazamientos intraurbanos, la imposición de las temidas fronteras invisibles y se hicieron habituales balaceras en los barrios.

Pero, sin duda, lo que más llamó la atención fue la denuncia que en su momento hizo el obispo Héctor Epalza sobre la existencia de las temidas casas de pique donde los grupos armados ilegales torturaban y descuartizaban a sus víctimas, no solo para infundir temor y respeto hacia las bandas rivales, sino para evitar la persecución de las autoridades, ya que los restos eran enterrados o esparcidos en el mar. En su momento se llegó a establecer que por lo menos dos docenas de personas fueron descuartizadas en esos temidos sitios.

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Esa situación motivó la reacción del Gobierno que puso en marcha una operación de retoma y control del puerto, militarizándolo y enviando equipos completos de investigadores judiciales, jueces y fiscales, para desarticular a las bandas criminales que estaban detrás de esa ola de crímenes y terror.

Paralelo a ello, el Gobierno puso en marcha la famosa intervención social del puerto, que involucró la destinación de por lo menos 200.000 millones de pesos para la ejecución inicial en 30 obras prioritarias para saneamiento básico, educación y salud.

Precisamente esos proyectos sumados a otros del componente Plan Pacífico y cuya ejecución sufrieron retrasos, motivaron el famoso Paro Cívico de Buenaventura en 2017 y que por varias semanas paralizó al puerto más importante del país por donde se mueve la mitad de las exportaciones.

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En la actualidad la inseguridad de Buenaventura sigue siendo uno de los mayores dolores de cabeza, a tal punto que hace dos semanas la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, tuvo que realizar un Consejo Extraordinario de Seguridad, porque según las estadísticas, este año los homicidios aumentaron un 75 por ciento.

Esa situación de inseguridad se suma al reciente crimen de la pequeña Diana Tatiana, de apenas 10 años de edad, quien fue estrangulada y violada por su propio tío.

Lo más irónico es que todo indica que esa ola de terror es liderada por las mismas bandas criminales que las autoridades combatieron y desarticularon hace cinco años; lo único que cambió es que una de esas organizaciones ahora se llama La Local y la otra sigue presentándose como La Empresa.