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ENTREVISTA: HAROLD BEDOYA

"Esto fue un circo con muchos payasos reunidos"

14 de julio de 1997

Sin duda el tema que más ha atormentado al comandante de las Fuerzas Militares, Harold Bedoya Pizarro, durante toda su carrera, ha sido el que concluyó el domingo pasado con la liberación de 70 soldados en poder de las Farc. Sin embargo este tropero de mil batallas no se doblegó y, muy por el contrario, arreció como nunca sus ataques contra esa organización subversiva. Por primera vez el oficial aceptó hablar en detalle sobre los hechos de las Delicias. Para Bedoya, este episodio no fue más que un triunfo de narcotraficantes. Edgar Téllez lo entrevistó.
Semana: Muy pocos saben que usted lloró cuando le mostraron el video que los guerrilleros hicieron el mismo día del asalto a las Delicias y que el Ejército decomisó en una operación posterior. ¿Por qué lo afectó tanto?
H.B.P.: No sé cómo se enteró de eso, pero sí, es verdad. Los soldados, oficiales y suboficiales que pertenecían al batallón de selva en las Delicias lucharon como héroes y murieron combatiendo. Como comandante me duele mucho cuando mueren mis hombres y, como en este caso, muchas veces lloro en silencio porque soy un ser humano. Las lágrimas son la expresión de dolor de un amigo, de un camarada.
Semana: Tras lo ocurrido ese 30 de agosto muchos analistas afirmaron que el Ejército falló y no reaccionó a tiempo ¿Por qué? ¿Ustedes buscaron a los soldados, hubo operaciones?
H.B.P.: Ese mismo día hubo 25 acciones simultáneas en todo el país y las Fuerzas Militares no disponen de los medios aéreos para que reaccionen en todos los sitios como hubiera sido lo ideal. La magnitud de la acción era tal que habían organizado las cuadrillas 13, 14, 15, 32, 48, 49 y Teófilo Forero en una masa compuesta por 415 narcoterroristas, para atacar una compañía de soldados que transitoriamente se encontraba en las Delicias ejerciendo control e impidiendo la comercialización de insumos y cocaína en esa área. Faltaron los recursos suficientes para poder reaccionar. Las Delicias constituían un punto neurálgico en la lucha contra el narcotráfico. Fue una agresión, un ataque premeditado para retardar y entorpecer la lucha que estaban librando las tropas en el medio y el bajo Caguán contra este flagelo. Y fue un acto terrorista porque actuaron con sevicia con las víctimas, con gente que ya estaba inerme. Días después se dieron las operaciones, en las cuales se logró establecer qué cuadrillas fueron las que participaron en el hecho, cómo lo ejecutaron y qué objetivos perseguían, etc.
Semana: ¿Terminado este episodio qué experiencia le deja a usted como militar? ¿Qué falló en las Delicias?
H.B.P.: Una de las fallas que tuvimos fue la inteligencia. La información que deberíamos haber logrado en el área con unos colonos, con unos campesinos, no la obtuvimos a tiempo. La razón es que la mayoría de gente que habita en esa área está dedicada a la actividad ilícita de las drogas, por lo tanto es muy difícil hacer inteligencia en la región.
Semana: La opinión pública considera que el secuestro de los soldados y la posterior negociación para liberarlos fue un doble triunfo de la guerrilla. Primero en lo militar y segundo en lo político...
H.B.P.: En realidad lo que perseguían era desorientar el esfuerzo que hacíamos contra los complejos cocaleros y los laboratorios de la región, y esto lo lograron porque el esfuerzo principal nos tocó orientarlo hacia la búsqueda de los soldados. Yo creo que por ese lado, al preguntarnos si ellos lograron evitar que el Ejército continuara su lucha contra el narcotráfico, de pronto lo pudieron haber alcanzado en esa región de las Delicias. La negociación para liberarlos fue una victoria de narcotraficantes porque lograron recuperar la droga que seguramente estaba oculta en la espesura de la selva y presentarse a la opinión internacional como una organización política, con un movimiento político llamado Bolivariano. Pero estoy seguro de que ni en Colombia ni en el exterior van a darle credibilidad a una organización que ha sido reconocida como terrorista, no solamente en Colombia sino en Estados Unidos y en muchos países europeos, como Suecia. Así es que los efectos políticos prácticamente no van a ser ningunos.
Semana: En los pasillos de los cuarteles es evidente el desconcierto de los oficiales que se quejan porque en la negociación se cedió demasiado.
H.B.P.: Quiero ser enfático en decirle que mis hombres están convencidos de que el Ejército no ha cedido nada, simplemente suspendimos operaciones en esa área, por una sola vez y por tiempo limitado, debido a una decisión presidencial. El espíritu de lucha de las Fuerzas Militares de Colombia se mantiene intacto. Ojalá que en el futuro los colombianos no tengamos que tolerar que una nueva región sea sometida al imperio del crimen.
Semana: Desde su cuartel general en Bogotá, ¿qué sintió cuando los noticieros de televisión empezaron a mostrar los retenes de la guerrilla, la requisa, el uso de uniformes del Ejército, etc.?
H.B.P.: Eso fue una demostración palpable de que el Ejército Nacional ejercía el control y garantizaba el orden y la tranquilidad ciudadana mientras estos delincuentes estaban fuera del área o escondidos en la selva. De ahí la importancia de que nunca jamás el soldado abandone una región, porque si lo hace el criminal aparece usurpando las funciones de la autoridad y cometiendo atropellos.
Semana: ¿Cómo van a contrarrestar el efecto generado por el aparente poder y el dominio de extensas áreas territoriales despejadas por los militares tras una orden presidencial?
H.B.P.: Es claro que esto fue muy transitorio, por un tiempo limitado, y a partir del próximo 23 la fuerza pública va a estar ejerciendo la autoridad en toda la zona.
Semana: ¿En qué se parece lo ocurrido ahora con el despeje de 13.000 kilómetros del territorio con el episodio de 1995, cuando usted se opuso y logró que el gobierno no despejara la zona de Uribe?




H.B.P.: Tenemos la responsabilidad de impedir que en el territorio nacional se establezcan republiquetas narcoterroristas. Eso fue lo que impedimos en la Uribe. Desafortunadamente por las circunstancias que nos tocó vivir con el secuestro de los soldados y el del doctor Rodrigo Turbay, que aspirábamos fueran devueltos todos, nos tocó, por decisión presidencial, dar un espacio para que regresaran a su hogar.
Semana: Terminado el episodio de las Delicias, ¿cómo va a hacer el Ejército para recuperar una zona que estuvo cerca de un mes en manos de la guerrilla?
H.B.P.: Lo de las Delicias no ha terminado. Este episodio sigue porque nos permitió ver con más claridad la importancia que tiene esta región para recuperarla para la vida política y económica del país. Esta región puede ser en este momento la más estratégica de Colombia. Si la autoridad, si el gobierno no se dan cuenta de la gravedad del problema, que consiste en no tener una óptica clara, pues allí podemos perder soberanía e integridad territorial.
Semana: Usted insiste en asegurar que las Farc son un cartel de narcotráfico. ¿No cree que es un discurso que no convence?
H.B.P.: Es que son muchas las pruebas que hemos encontrado que demuestran que las Farc prácticamente son un cartel, así ellos lo nieguen. Divorciar Farc y narcotráfico es actuar con ingenuidad o con mala fe. Caquetá es un departamento que está en cuidados intensivos y hay que pararle bolas porque han eliminado a toda su dirigencia política, como la que representaban los Turbay y antes los Artunduaga y los Lara. A esas familias las fueron acabando y exterminando y con eso ellos creen que ya ganaron todos los espacios políticos. Así es que ahora vamos a fortalecernos militarmente en esa región. Vamos a fortalecer a Caquetá, Putumayo y Meta.
Semana: ¿Con lo observado es posible pensar que las Farc quieran convertir a Remolinos del Caguán y Cartagena del Chairá en una segunda Uribe?H.B.P.: El Caquetá reviste una singular importancia. Allí buscan conquistar territorios a través del narcotráfico, del poder político y de la violencia. No olvidemos que recientemente asesinaron a un gobernador y a tres alcaldes. También quitaron del camino a Rodrigo Turbay, el líder político más importante, en uno de los crímenes premeditados más atroces que yo haya conocido en la historia de Colombia. Asesinaron a una persona después de 22 meses de secuestro y premeditaron el crimen y hasta le dieron el sentido pésame a la familia Turbay. Para ellos esta zona es mucho más importante que la Uribe, que al fin y al cabo es solo un municipio. Políticamente, Florencia es la capital de un departamento, y por ello mismo el Caquetá es un lugar que nos debe generar mucho cuidado, mucha preocupación nacional.
Semana: ¿Cuáles cree usted que serán las consecuencias para el país de todo este episodio?
H.B.P.: Yo creo que los colombianos están tomando conciencia de que el principal enemigo es el narcotráfico y sus aliados: los narcoterroristas del cartel de Cali y del cartel de las Farc. Así que terminado este sainete, este circo del narcoterrorismo, nos quedan grandes lecciones: que esta región está en peligro porque allí está el corazón del narcotráfico, con 35.000 hectáreas sembradas de coca. Que debemos seguir combatiendo el narcotráfico que allí se origina, protegido, promovido y defendido por estas organizaciones. Si en Colombia queremos liberarnos de ese flagelo debemos derrotarlos en su corazón palpitante como es la región del Caguán, y en general el Caquetá, y que los caqueteños tomen conciencia de que definitivamente para recuperar su tierra hay que acabar con el narcotráfico y el terrorismo.
Semana: ¿Cómo califica el show que montaron las Farc en Caquetá?
H.B.P.: Pues lo que hicieron, todo lo que se vio allá, con delincuentes haciendo retenes, disfrazados de autoridad, de policías, eso definitivamente fue un circo con muchos payasos reunidos.
Semana: Después de las Delicias y la negociación para liberarlos, con despeje de zonas, con veedores internacionales, muchos analistas creen que se rompió el equilibrio existente hasta ahora en que ni el Ejército derrotaba a la guerrilla y la guerrilla no vencía al Ejército. ¿Qué opina de esto?
H.B.P.: Es una forma muy simplista de ver el problema. El equilibrio nunca ha existido, ni puede existir. Aquí no hay equilibrios de fuerza porque se trata de una guerra que unos delincuentes le han declarado a una sociedad. El mal nunca puede estar en equilibrio o en desequilibrio con el bien. La antipatria, representada por estos grupos terroristas, nunca le puede ganar a la patria representada por todos los colombianos.
Semana: En el discurso de los jefes guerrilleros en la entrega de los soldados usted fue señalado como el gran opositor de la paz. Que usted no habla sino de guerra...
H.B.P.: No. La gente que habla de eso no me conoce. Desde que yo fui subteniente he visto procesos de paz con grupos guerrilleros. El primero que conocí fue en Vichada, con grupos de Julio Beyer y Vicente Colmenares, los que después de un buen manejo fueron desmovilizados. Años después me tocó el M-19 en Bogotá y el EPL en Antioquia. No hay que confundir guerrilla con narcotráfico ni guerrilla con carteles. Eso es tanto como yo querer hacer la paz con Pablo Escobar cuando estaba acabando el país o como yo querer hacer la paz con los Rodríguez Orejuela. Cuando tengamos guerrilleros habrá que hacer la paz, pero con narcotraficantes es muy difícil, yo creo que imposible."Divorciar Farc y narcotráfico es actuar con ingenuidad o con mala fe" "El Ejército no ha cedido nada. Suspendimos operaciones, por una sola vez y por tiempo limitado, debido a una orden presidencial" "Ojalá que en el futuro los colombianos no tengamos que tolerar que una nueva región sea sometida al imperio del crimen" "Tenemos la responsabilidad de impedir que en el territorio nacional se establezcan republiquetas narcoterroristas" "Los efectos políticos no van a ser ningunos, porque ni en Colombia ni en el exterior van a darle credibilidad a una organización reconocida como terrorista" "La negociación para liberarlos fue una victoria de narcotraficantes, porque lograron recuperar la droga que seguramente estaba oculta en la espesura de la selva", dijo Bedoya a Semana