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Iván Márquez, jefe negociador de las FARC durante casi cinco años en La Habana. | Foto: EFE

PAZ

La nostálgica despedida de las FARC a La Habana  

El jefe negociador de la guerrilla, Iván Márquez, se regó en elogios para la isla tras sellar el nuevo acuerdo de paz. La hora de abandonar Cuba parece acercarse.

14 de noviembre de 2016

Cuba, la isla que desde hace más de medio siglo decidió detenerse en el tiempo, la que hicieron mundialmente famosa Fidel Castro y Ernesto ‘Che‘ Guevara, siempre fue esa especie de “tierra prometida” para las guerrillas del continente, que alguna vez habrán soñado con tomarse el poder como lo hicieron aquellos barbudos.

La Habana, su capital, también fue la “tierra prometida” para los primeros guerrilleros de las FARC que se sentaron a pactar el fin del conflicto colombiano, y en el papel (así quedó firmado) lo consiguieron. Hasta el momento no hay noticia precisa del día en que llegaron los primeros jefes del secretariado de la guerrilla, pero se dice que el 23 de febrero del 2012 allí, casi que en las barbas de Fidel Castro, se produjo la primera reunión de la fase exploratoria. El comisionado Sergio Jaramillo, por el gobierno colombiano, y Mauricio Jaramillo el ‘Médico’, por la guerrilla.

La isla, entonces, fue la casa de los jefes de las FARC durante casi cinco años. Allí los colombianos los pudieron ver sin uniforme militar, de guayabera; los oyeron en los días más lentos del proceso de paz pronunciando comunicados que alimentaban el pesimismo, evitando reconocer a sus víctimas, y caminando plácidamente. Hasta se les vio en un yate por las aguas del Caribe tomando sol, brindando con ron y fumando habanos (Ver polémicas fotos de las FARC en La Habana), como se supo hace tres años, en noviembre del 2013, cuando el proceso de paz cumplía su primer año.

Probablemente los jefes del secretariado de las FARC y toda la delegación de su equipo de negociación de paz hayan sembrado raíces, amistades y recuerdos en La Habana. Cenas y copas en La Bodeguita, Los Olivos, Castropol. También en Rancho Palco, Carboncita, Palenque y en Quinta Avenida, donde tenían sitio reservado. 

Allí donde fueron al diamante de béisbol a ver el primer juego entre una novena de Estados Unidos y un equipo cubano en más de medio siglo. O donde vieron a los Rolling Stones en el estadio Nacional de La Habana, precisamente en la Semana Santa del 2016, cuando en teoría se debía firmar el acuerdo de paz. 

Tal vez eso se pueda inferir de esa especie de nostalgia que pareció contagiar al jefe negociador de la guerrilla, Iván Márquez, este lunes, el mismo día en que se publicó el nuevo acuerdo de paz. En su Twitter le dedicó varios mensajes a La Habana, como si se acercara el momento de la despedida.

Durante la tarde publicó una fotografía de un atardecer habanero, unos versos de Santrich, y agradecimientos a la tierra de José Martí, a Fidel Castro, por haber acogido el proceso de paz.  

 

Habana: "Me bastaba una rosa blanca en junio como en enero, pero me entregaste más, mucho más": un Acuerdo de Paz pic.twitter.com/deajhYVY9w

 

El Pasado 24 de agosto, cuando se firmó el acuerdo de paz de las 297 páginas en La Habana, se dio por clausurada la Mesa de negociaciones entre el Gobierno y las FARC. Los miembros de la guerrilla retornaron a Colombia, celebraron su última conferencia guerrillera, pero no contaban con que el 2 de octubre perdería el sí a los acuerdos en el plebiscito. Tuvieron que regresar a Cuba tras la incertidumbre.

La Mesa de La Habana se tuvo que reinstalar, los negociadores trabajar casi que a manera de asamblea permanente, y así estuvieron una semana hasta cerrar la redacción de un nuevo acuerdo de paz, este documento, de 310 páginas.  

Este nuevo acuerdo se debe refrendar e implementar y para ello el Gobierno busca a cada minuto la mejor fórmula para hacerlo. Mientras tanto, los jefes de las FARC esperan las amnistías para los rasos de sus tropas, las garantías para su desmovilización, así como su concentración en zonas veredales. 

Por ahora no se sabe cómo ni cuándo se dará el traslado de la delegación de las FARC de Cuba al país. Se sabe, eso sí, que puede que falte muy poco. Lo más probable, sin embargo, es que los líderes de las FARC no regresen al territorio colombiano sin una amnistía que seguramente se tramitará pronto en el Congreso. 

En todo caso, para las FARC no sólo se acerca la hora del "adiós a las armas",  como en el libro de Hemingway. También la hora de decirle adiós a La Habana.