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!FIRMES MI GENERAL!

La confirmación del general Maza en el DAS indica que no habrá revolcón en la lucha contra Pablo Escobar.

24 de septiembre de 1990


Pocas personas fueron tan controvertidas en la administración Barco como el general Miguel Alfredo Maza Márquez, director del DAS. Identificado como la contraparte en la guerra contra Pablo Escobar, la no captura de este último repercutía en la imagen del General. Sus múltiples anuncios de que el jefe del Cartel estaba cercado le generaron cierta fama de pantallero cuando resultaba que milagrosamente se había evadido del cerco. Cuando se hablaba de cambios generales o de modificación de los organismos de seguridad, muchos llegaron a creer que el punto de partida era un cambio en la cabeza del DAS.

No fue así. Porque si el General confíaba con muchos detractores, su número de admiradores no era inferior. Más importante aun, entre estos últimos se incluía el nuevo presidente de la República. Gaviria le reconoce a Maza no sólo su convicción y su decisión en la lucha contra el narcotráfico y los grupos paramilitares, sino considera que Maza ha hecho un buen trabajo administrativo y técnico en el DAS. El alto gobierno le acredita el haber organizado el departamento a su cargo y el haber creado una mística, una especie de espíritu de cuerpo en el mejor sentido del término, entre las personas a su cargo.
Durante la administración de Maza, el DAS se ha tecnificado, ha refinado los mecanismos de investigación y ha ganado una respetabilidad que no tenía en el pasado.

Estudiadas las cosas fríamente, el nuevo gobierno llegó a la conclusión de que si bien no se había capturado a Escobar, la guerra contra el narcoterrorismo prácticamente se había ganado. Los golpes que las autoridades le dieron al Cartel fueron tan contundentes que su poder fue efectivamente desmantelado. Y gran parte de esa labor fue posible gracias a los esfuerzos del general Maza.

Otro concepto objeto de rectificación fue el de la reputación de pantallero que se le atribuía. La realidad era más bien que el jefe del DAS había estado siempre dispuesto a poner la cara y en el ambiente que reinaba en el país, era muy importante que alguien la pusiera.

Por último, hubo una consideración de seguridad personal. Más que ningún colombiano Miguel Maza Márquez se había jugado el pellejo en la guerra contra los capos. Más de cien personas murieron en las dos bombas que le habían puesto en los dos intentos de asesinarlo. Sacarlo de su cargo significaba tirarlo a las fieras, pues ningún cargo diferente de la jefatura del DAS podría brindarle la protección requerida. Por esto y por gratitud Gaviria decidió dejarlo. Gratitud porque un general que gana tantas batallas hay que dejarlo librar la última.
Por todo lo anterior cuando Gaviria y Barco se reunieron a discutir los cambios en la cúpula militar en la semana después de las elecciones del 27 de mayo, ninguno de los dos pensó en incluir en ese revolcón el nombre del General. Nelson Mejía y Arias Cabrales fueron llamados a calificar servicios como consecuencia de esa reunión. El primero por cuestiones de estilo que no gustaban al nuevo presidente y el segundo por las implicaciones que su línea dura tenía en el proceso de paz, particularmente en las negociaciones con el EPL.
Pero de Maza no había quejas y sobre todo no de César Gaviria.

Cuando el nuevo presidente era ministro de Gobiemo el director del DAS denunció por primera vez la existencia de grupos paramilitares. Esto le creó grandes fricciones dentro de las FF.AA. y se le acusó de sensacionalista. Pero en poco tiempo todas sus denuncias resultaron confirmadas y Gaviria, que había presidido el consejo de seguridad durante dos años, comenzó a creerle y a confiar en Maza. El General lleva cuatro años estudiando el narcoterrorismo, ciencia desconocida hasta el gobierno pasado en Colombia. En ese mundo de 'Pininas', dinamita y barriles de dólares sólo un colombiano tiene el máster y ese colombiano se llama Miguel Maza Márquez.