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La banda de 'Gary'

Un hombre del que se sospecha cometió por lo menos 100 asesinatos al servicio de la delincuencia organizada de Bogotá fue por fin capturado por la Policía.

28 de marzo de 2004

Cuando 'Gary', a quien nadie conoce por su nombre real, Luis Enrique Rojas , sintió que la Policía entraba a su casa del barrio Valparaíso de Ciudad Bolívar, en el extremo sur de Bogotá, intentó fugarse por la puerta de atrás. Pero no lo logró. Los 20 agentes del comando élite de la Metropolitana, que sabían de su peligrosidad, iban armados y con un plan bien pensado para rodear la vivienda y allanarla por sorpresa. Así, a las 4 de la tarde del pasado viernes 19 de marzo cayó quien puede ser uno de los peores asesinos de los últimos tiempos en el país y uno de los más desconocidos.

En la Fiscalía hay 60 procesos por asesinato que sindican a 'Gary' de ser el autor material o intelectual. Está además relacionado en otras 52 investigaciones por homicidio, extorsión y concierto para delinquir, entre otros delitos.

Durante los últimos años 'Gary' se labró la macabra reputación del más temible y sanguinario delincuente en varios barrios de la capital. "Desde hace años son decenas los expedientes en donde Rojas González o 'Gary' aparece como autor material o intelectual de asesinatos selectivos en diferentes zonas, principalmente Ciudad Bolívar", dijo a SEMANA uno de los investigadores de la Fiscalía que le ha seguido la pista al delincuente. "Aunque sabíamos de sus crímenes no conocíamos cómo era y sólo teníamos vagas descripciones físicas de él. Muy pocos lo denunciaban porque le tenían demasiado miedo", afirma el investigador.

Las autoridades, que por años estuvieron tras sus pasos, afirman que sin embargo 'Gary' logró armar un pequeño ejército conformado por 25 delincuentes que le garantizaban protección y estaban a su servicio. Como él sabía que la Policía lo buscaba optó por la táctica de refugiarse en zonas que anteriormente estaban vedadas para la fuerza pública, muchas de las cuales estaban en Ciudad Bolívar. Por eso, como lo descubrieron los investigadores, instaló su centro de operaciones en los alejados barrios de Bella Flor, Vista Hermosa, El Paraíso y las veredas Quiba y el Espinazo. La mayoría se han convertido en centro de recepción de desplazados de todo el país, con el agravante de que la presencia del Estado ha sido escasa. "Gary' difícilmente salía de esas vecindades y para llegar allí sólo existe una vía de acceso en muy mal estado. Desde más de un kilómetro de distancia es posible ver un vehículo acercarse y eso daba el tiempo suficiente para escapar", afirmó a SEMANA uno de los oficiales de la Policía que participó en la captura.

El expediente de 'Gary' asegura que tiene 42 años y que hace ocho llegó desde la región de Río Blanco, sur del Tolima, desplazado por las Farc a Ciudad Bolívar. En su barrio, donde milicias y bandas de delincuencia común se disputaban el control, reinaba la ley del más fuerte. Comenzó a traer familiares y amigos del Tolima y empezó por ofrecerles sus 'servicios de seguridad' a vecinos tenderos, comerciantes y transportadores. "Empezó ofreciendo que podía sacar a los bazuqueros, ladrones y a los milicianos", afirma un líder comunitario que ha vivido por 20 años en la localidad bogotana.

Las muertes selectivas no tardaron en llegar. En los barrios de la parte alta de Ciudad Bolívar comenzaron a aparecer semanalmente asesinados jóvenes entre los 14 y 22 años señalados de ser 'desechables', 'sapos' o 'guerrillos'. "Al comienzo algunos, principalmente los comerciantes, estaban felices, porque ya no había tantos robos, atracos o violaciones, dice el líder comunitario. Pero después de un tiempo comenzaron a matar gente por simples chismes. Llegó un punto en que sólo había que decirle fulano de tal es miliciano o bazuquero y sin más al otro día aparecía muerto". La Policía y la Fiscalía le atribuyen muchos de estos muertos a 'Gary'.

Según informaron a las autoridades habitantes de estos barrios, con el paso del tiempo 'Gary' y su banda pasaron de recibir contribuciones económicas voluntarias de quienes vieron en ellos un atajo para hacer la mal llamada 'limpieza social' a cobrar extorsiones en forma violenta con el típico modus operandi de una clásica mafia. Dependiendo del tamaño del negocio los comerciantes tenían que pagar entre 50.000 y 300.000 pesos al mes por su seguridad. El que se rehusaba a pagar perdía la 'protección' y podía morir. La situación se volvió insostenible, incluidos aquellos que los patrocinaron al comienzo.

'Gary' y su pequeño ejército de sicarios, según las autoridades, llegaron a determinar quién vivía y quién moría en cerca de 20 barrios con una población de unas 230.000 personas.

Según los investigadores oficiales hace un año, cuando muchos estaban resignados a su suerte y pensaban que las cosas no podían empeorar, llegaron a la zona los paramilitares del Frente Capital, una facción del Bloque Centauros de las autodefensas del Meta que cada vez hace mayor presencia en la capital. Libran una lucha territorial contra las milicias de la guerrilla por conseguir el control de algunos barrios, que son catalogados estratégicos, como estos de Ciudad Bolívar, donde dominaba 'Gary', que pueden servir de corredor hacia la región del Sumapaz.

Frente a la posibilidad de perder el terreno que ya habían ganado, 'Gary' y su banda terminaron al servicio de los paramilitares. Los miembros del Frente Capital y el Bloque Centauros han afirmado que sus acciones son sólo contra miembros de la subversión y han rechazado que efectúen 'limpiezas sociales' o estén asociados a bandas de delincuentes. Por el contrario han dicho que los consideran "objetivo militar". Las autoridades dicen que la realidad es otra. Uno de los oficiales de inteligencia de la Policía Metropolitana de Bogotá dijo a SEMANA que "los paramilitares absorbieron a un grupo de delincuencia organizada, los organizaron y los pusieron a trabajar para ellos para conseguir control territorial. A cambio los armaban y les permitían compartir parte de las ganancias de las vacunas y otros negocios ilegales" . Según las cifras de muertos, el resultado de la llegada de los 'paras' terminó en un nefasto matrimonio.

Según la pesquisas preliminares de la Fiscalía y datos de Medicina Legal entre 1998 y 2002 'Gary' y sus hombres están sindicados de haber participado en por lo menos 50 asesinatos, la mayoría de jóvenes. Durante los dos últimos años, después de la llegada de los paramilitares, las autoridades investigan al grupo sicarial por estar relacionado con otras 20 muertes selectivas, incluidas las de varios comerciantes. Aunque la mayoría de las actividades delictivas de la banda ocurrían en Ciudad Bolívar, 'Gary' y sus hombres también realizaban labores de reclutamiento para los paramilitares entre los jóvenes de la zona y efectuaban 'trabajos' en otros sectores de la capital. "Otros grupos de delincuentes organizados acudían a él y su banda para labores de sicariato o cobro de cuentas en otras zonas de Bogotá", dijo a SEMANA uno de los investigadores de la Fiscalía.

Este complejo escenario de sangre y muerte en una población que, como la de Ciudad Bolívar, está entre la más pobre y desamparada de la ciudad, hace muy valioso el arresto de 'Gary' y de dos de sus lugartenientes. "Es la prueba de que en la ciudad no hay lugares vedados para la Policía. Con seguridad va a ser de gran alivio para Ciudad Bolívar que ha sido muy estigmatizada", dijo a SEMANA el comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, general Héctor García.

A mediados de la semana pasada mientras 'Gary' ya estaba en los calabozos de la Policía, los fiscales continuaban desempolvando los procesos en su contra, los cuales, según funcionarios de esa entidad, iban en medio centenar el miércoles. Golpes como este demuestran que cuando hay voluntad e inteligencia el Estado no tiene territorios vedados. Historias como la de 'Gary' sirven de advertencia a quienes puedan creer que pagar por eliminar a supuestos 'indeseables' puede ser la peor decisión que alguien puede tomar. Siempre termina acabando con la seguridad de su comunidad y con la suya propia.