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| Foto: Foto Orlando Gómez

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El drama de una periodista venezolana refugiada en Colombia

Entre el grupo de manifestantes que salió a protestar en Bogotá contra el gobierno de Maduro había una periodista. Ella tuvo que salir de su país por denunciar al régimen; no va a su país desde hace más de dos años.

20 de abril de 2017

“Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó, la ley respetando la virtud y el honor”, cantaban los venezolanos que se reunieron el pasado miércoles frente a la casa del embajador de Venezuela en Colombia. Con carteles y pitos los asistentes se estaban uniendo a las manifestaciones que estaban sucediendo en el país que habían dejado.

Detrás de cada manifestante que ahí se encontraba coincide la historia del país que quedó atrás, unos recuerdan con dolor y otros con rabia. Algunos con los sentimientos mezclados. “A mi papá lo secuestraron, lo sacaron de la Iglesia, que estaba con unas 500 personas adentro, lo metieron a un carro, después la policía le abrió el paso y nadie hizo nada. No lo vi durante un mes. Lo metieron en un tanque de agua vacío”, cuenta una joven manifestante, que llegó a Bogotá porque su padre no quería que viviera más en Venezuela.

Entre la multitud hay una periodista que huyó de su país por culpa del Gobierno. Francine Howard nunca pensó que algún día se involucraría en la política pero terminó siendo fundadora del partido Voluntad Popular de Leopoldo López. “Lo hice porque en 2007 cerraron Radio Caracas de Televisión y eso me obligó a mí como joven a salir a las calles a luchar por la libertad de mi país”.

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Francine se quedó sin empleo junto con otros 5000 trabajadores. Estuvo 5 años militando en Voluntad Popular, al tiempo que intentaba trabajar como periodista y luchar contra la censura. Después de ese tiempo quiso estudiar un posgrado, algo que le había sido imposible por la situación que permanece todavía en el país. “Había solicitado al gobierno un permiso para estudiar en Bogotá, cuando llegué a la ciudad me negaron la aprobación, entonces como no tenía ese permiso era más difícil pagar mi universidad”. Afortunadamente, dice ella, se encontró con buenas personas que la ayudaron. “Fue una época muy difícil, a veces no tenía ni para un bus”.

Después, luego de superar situaciones complicadas, empezó a trabajar en Red más Noticias, donde cubría fuerzas militares y Policía Nacional. Encierran a Leopoldo López y después uno a uno sus compañeros de partido también caen en prisión. El compromiso político que había adquirido con el tiempo la hizo tomar valor para denunciar las injusticias que sucedían en su país.

“Un día Diosdado Cabello me nombra por primera vez en un medio público. Dijo que yo financiaba al monstruo de ramo verde que es Leopoldo López, al principio no lo tomé como algo grave, pero en otra emisión me acusó de terrorista y narcotraficante, solo por incitar al odio”. Dijo la periodista. (Ver video desde min 2:43:30 al 2:47:00)

Sin duda, lo que más le ha afectado a Francine por hacer su trabajo fue cuando se dio cuenta que estaba siendo perseguida. “Me afectó cuando sacaba reuniones privadas mías, y además Diosdado Cabello mandó a alguien a seguirme, a tomarme fotos”. Después de estos hechos, la comunicadora vivía con paranoia, con la sensación de que siempre había alguien detrás de ella.

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Ahora, lejos de su familia y su ciudad Puerto Ordaz en el Estado de Bolívar, le toca convivir con la protección policial que le brinda el gobierno de Colombia. Lleva dos años sin pisar Venezuela.

“No puedo volver a Venezuela. Una compañera fue y ahora esta presa, la detuvieron simplemente por lo que estoy haciendo hoy: protestar y denunciar”. Muchas de las personas que llegan de Venezuela han llegado a diferentes ciudades de Colombia pasando hambre. Francine ha ayudado a recoger comida y ropa para sus compatriotas.

Nunca creyó que la podían meter presa. Entre lágrimas, recuerda a todos sus amigos que viven huyendo, o que intentan sobrevivir a un encierro injusto, como una amiga que vivía en Suiza y que ahora se encuentra en la cárcel. Como sus amigos del partido que no se pueden quedar a dormir dos noches en el mismo lugar. “Ellos meten preso a cualquiera, pero a pesar de esto paso del pánico a la fuerza. No me voy a quedar callada”.