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“Llegué casi por accidente y me quedé 16 años”

Cecilia Duque deja la dirección de Artesanías de Colombia después de 16 años de un fructífero trabajo. En este diálogo con Carlos Eduardo Huertas, periodista de SEMANA, hace un balance en el que revela sus logros, sus frustraciones en esta entidad y, por supuesto, de su futuro.

Cárlos Huertas
2 de septiembre de 2006

No puede ocultar la nostalgia que le produce una entrevista de despedida. Luego de 16 años de trabajo al frente de Artesanías de Colombia, Cecilia Duque Duque sale por la puerta grande de la gestión pública. Para ella, la clave de su éxito es ser visionaria, y su personalidad luchadora. Para sus más cercanos colaboradores, es una mezcla de convicción, adicción al trabajo y ternura. Esto último pese a que ella reconoce que se sale de casillas cuando las cosas no están bien. “Quizá soy un poco histérica” dice. Su cercanía con su equipo de trabajo es tal, que incluso cuando se les pregunta a algunos de ellos sobre su salida, lloran.

Reservada a cual más sobre su vida personal, llega incluso a sonrojarse tímidamente cuando se le pregunta del look más ejecutivo que luce ahora y que contrasta con la apariencia informal en su cargo de Artesanías. Los fines de semana, que dedica a trabajar, luce “medio hippie” . De zapato bajo y con cualquiera de las mochilas de su numerosa colección. Nunca ha usado un jean. De alguna forma es sinónimo de una producción industrial y sin identidad, que contrasta con la pasión de su vida, las artesanías.

De 63 años, llegó a este mundo de manualidades hace 36, cuando salió, siendo niña, de Circasia, su pueblo en Quindío. Estudió diseño y arte. Para ese momento, el entonces gobernador, Ancízar López, le encargó que fuera a un encuentro en representación del departamento. La cita era en la Asociación Colombiana de Producción Artesanal. “Mi llegada al mundo de las artesanías fue casi por accidente”, explica. Luego de trabajar durante 18 años en esta entidad y con la OEA, en la misma área, hizo un B.A. en Arte y Decoración Arquitectónica en Estados Unidos. A su regreso al país, en 1990, el presidente César Gaviria la nombró en la dirección de Artesanías de Colombia. “El ambiente era hostil y los cambios no se veían, pero hoy me produce mucha satisfacción que varios que en esa época me atacaban hoy participan con libertad de los homenajes que me han hecho estos días”.

El informe de su gestión contiene decenas de logros que van desde la restauración del Claustro de la Aguas, una hermosa casona del siglo XVII donde la entidad tiene su sede, pasando por la promoción de escuelas de artes, concursos de diseño, múltiples convenios y programas, hasta la construcción de la plaza de los artesanos de Bogotá y la realización anual de Expoartesanías, un evento que cada diciembre es la mejor vitrina nacional del tema. También ha viajado mucho en la búsqueda de nuevos mercados y de alianzas con diseñadores internacionales para que, a través de un sistema que ya funciona en Internet, aporten su conocimiento para que los artesanos locales innoven sus productos. El fruto de este trabajo se evidencia en las cifras. Según los registros, en 1990, al inicio de su gestión, hubo 11 millones de dólares en exportaciones de artesanías, el año pasado fueron 78 millones.

Por eso es que la imprevista noticia de su salida vino acompañada de algunas versiones de que no había sido voluntaria, ¿fue esto así?:

Cecilia Duque Duque: Nada de lo que se dijo en un noticiero es cierto. Nadie me sacó. Mi renuncia se la comenté a la Primera Dama desde hace un año y el Presidente me pidió que esperara hasta que terminara su primer mandato. Además, 16 años es suficiente.

SEMANA.COM: Más que suficiente, ¿no cree, al contrario, que es mucho tiempo, si se tiene en cuenta la naturaleza pública del cargo?

C.D.D.: Sí, es mucho si no se tiene la capacidad de resistir. Soy amiga de que si las cosas van bien, debe haber continuidad.

SEMANA.COM: ¿Cuál fue el momento en el que estuvo a punto de tirar la toalla?

C.D.D.: Fue al poco tiempo de iniciar. La Fiscalía inició una investigación por un anónimo que les llegó denunciando un supuesto conflicto de interés mío en una contratación. Todo salió a mi favor, pero ese tipo de situaciones desgasta mucho y se pierde la tranquilidad personal.

SEMANA.COM: Ha estado en un cargo que depende directamente de Presidencia durante cuatro mandatos (Gaviria, Samper, Pastrana y Uribe) ¿Con quién le fue mejor?

C.D.D.: Más que los Presidentes, el papel de las primeras damas ha sido fundamental. Todas han aportado muchísimo. Los Presidentes son muy importantes en la defensa de la entidad, sobre todo en asuntos de presupuesto, que a veces nos lo quitan y ahí es donde sale a flote el compromiso que tienen, como en el caso del presidente Uribe.

SEMANA.COM.: ¿Qué trabajo artesanal es el que más admira?

C.D.D.: La técnica del Barniz de Pasto es la que más me impacta. Con una tradición milenaria, utiliza pigmentos naturales. Allá se organizó una cooperativa de artesanos en busca de darle mayor desarrollo, y se ha querido repetir la experiencia en otras regiones del país. Sin duda, es una de las mejores.

SEMANA.COM: ¿Qué lugar es el que más la hace vibrar?

C.D.D.: Kioto, en Japón. Allá hay un ritual sagrado entorno a la artesanía, es un asunto casi religioso sobre su trabajo. En eso me identifico mucho, pues soy una persona muy espiritual, y católica practicante.

SEMANA.COM: Hay voces, conservadoras, que dicen que con los cambios de los objetos originales de los productos se pierde la autenticidad de la artesanía, ¿cómo le responde a estos críticos?

C.D.D.: Esto no es así. Las artesanías no son ajenas a realidades del mercado. Si no se incorpora innovación en los productos, si no se ofrecen productos diferenciados, se mueren. Los materiales se mantienen, los artesanos siguen siendo los mismos, se utiliza la misma técnica y la esencia del diseño, sólo se cambia la forma.

SEMANA.COM: Despierta inquietud que pese a los buenos resultados de su gestión y del orgullo que despierta ver productos colombianos en otros países, pareciera que el nivel de vida y de oportunidades de los artesanos no cambiara mucho. ¿Es esto así?

C.D.D.: Es un tema muy complejo. Hay patrones culturales muy fuertes difíciles de cambiar. Por ejemplo, hace poco a una comunidad se les hizo un horno especial en ladrillo para que mejoraran su trabajo, y ellos decidieron desbaratarlo y repartir el material. Se quedaron sin horno y sin posibilidad de hacer algo. Lo otro es que la artesanía no es la panacea de sus soluciones, es algo que en muchos casos ayuda para que no estén en la franja de pobreza absoluta. ¿Cómo mejorar sus condiciones de vida? Es cierto ahí tenemos que trabajar aún mucho.
 
SEMANA.COM: ¿Parte de esto no se deberá a que los intermediarios son quienes logran las mayores utilidades?

C.D.D.: De un producto en el exterior, aproximadamente un 70 por ciento de su valor queda en manos de por lo menos tres intermediarios. Pero esto que suena alto, no lo es tanto, pues son muchos los costos que asumen. No hay que olvidar que el gobierno también ha hecho importantes subsidios para lograr abrirles espacio a los productos.

SEMANA.COM: ¿Qué viene luego de su retiro de Artesanías de Colombia?

C.D.D.:Hay proyectos para que, desde la experiencia de Colombia, se pueda influir en el panorama Latinoamericano de la artesanía.

SEMANA.COM: Es difícil tenerlo presente, pero ¿tiene algún recuerdo de la época en que iniciaba su carrera profesional sobre cómo se vería 30 años después?
 
C.D.D.: Yo me imaginaba aquí. Con una carrera destacada que lograra incidir en el país. Me siento plena y satisfecha.

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