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LOS PIES EN LA TIERRA

El acuerdo con los paramilitares se convierte en la primera gran piedra en el camino hacia un proceso de paz.

31 de agosto de 1998

Hasta ahora el ELN y las Farc parecían haber partido cobijas respecto de la paz. Las dos organizaciones alzadas en armas escogieron un estilo diferente para sentarse a manteles con el gobierno: Nicolás Rodríguez Bautista, 'Gabino', y sus muchachos del ELN seleccionaron a la lejana Mainz, en Alemania, para suscribir el acuerdo Puerta del Cielo. Manuel Marulanda Vélez, 'Tirofijo', prefirió quedarse en las montañas del sur del país para reunirse con el presidente electo, Andrés Pastrana. Pero, a pesar de las diferencias entre los dos grupos, el ambiente no podía ser más propicio para que se respirara un nuevo aire.
El jueves de la semana pasada, sin embargo, se dio prácticamente por terminada la especie de luna de miel que vivía el país por la actitud tan positiva que venían mostrando los grupos que protagonizan la violencia en Colombia. Como si se hubieran puesto de acuerdo las Farc y el ELN descalificaron el convenio suscrito en Córdoba entre representantes del Consejo Nacional de Paz y la cúpula de las autodefensas comandadas por Carlos Castaño.
El domingo 26 de julio, nueve reconocidos dirigentes nacionales se reunieron con 16 integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y firmaron un documento bautizado como Acuerdo del Nudo de Paramillo. El resultado de ese encuentro fue bien recibido por la opinión porque las autodefensas quedaron comprometidas a excluir a la población civil del conflicto armado, lo que se interpretó como la finalización de las masacres, la principal arma de los paramilitares contra la guerrilla.
Como si fuera poco, ese mismo fin de semana fue anunciado públicamente el desmonte de 289 de las 414 Convivir que existen en el país. Carlos Alberto Díaz, presidente de esas asociaciones de seguridad, dijo que la decisión había sido adoptada "para decirle al nuevo Presidente que puede contar con nuestro apoyo incondicional y que puede contar con nosotros para construir espacios de paz".
Con el acuerdo suscrito en Córdoba y con la desaparición de un buen número de Convivir en Antioquia, Córdoba, Cundinamarca, Boyacá y Santander parecía cerrarse el círculo y de esa manera todos los actores del conflicto armado quedaban incluidos en los eventuales procesos de negociación que serán activados a partir de este 7 de agosto.
La felicidad terminó, sin embargo, con el comunicado de 'Gabino' y la declaración leída por un comandante de las Farc. El pronunciamiento más duro de los alzados en armas provino del sucesor del cura Pérez, quien criticó en términos muy fuertes al Consejo Nacional de Paz: "Más sorprendido queda el ELN cuando en medio de las masacres de Barrancabermeja y el éxodo que se vive en el sur de Bolívar el Consejo de Paz se congratula con los victimarios y le da la espalda a las víctimas".
'Gabino' fue vehemente en la declaración contra sus archienemigos: "Los Castaño y los demás jefes de las AUC son los responsables de las más atroces masacres realizadas contra la población desarmada en los últimos 20 años. Al proceso no se le pueden colgar más arandelas que no casan ni en su diseño ni en su espíritu". Las Farc fueron más prudentes y se limitaron a decir que no estaban de acuerdo con el documento firmado en las montañas de Córdoba.

¿Y ahora?
Hasta el jueves pasado el ELN se había empeñado en mostrar con hechos que estaba dispuesto a apostarle con seriedad a los acuerdos de Mainz. Por esa razón fueron dejados en libertad un par de secuestrados. Sin embargo, en la madrugada del viernes, pocas horas después del pronunciamiento de 'Gabino' contra el acuerdo con las autodefensas, una columna del ELN arrasó el puesto de Policía de la localidad antioqueña de Cocorná y dio muerte a tres uniformados.
Así las cosas, lo que queda en claro es la necesidad de replantear el optimismo de las anteriores semanas y volver a la realidad. El rechazo a la posibilidad de que las autodefensas sean reconocidas como interlocutoras para un proceso de negociación le podría generar un gran problema al nuevo gobierno. Y el ataque a Cocorná significa que la guerrilla va a mantener sus acciones militares, pues al fin y al cabo hasta ahora solo ha habido reuniones en las que se ha hablado mucho y se han firmado algunos documentos. Pero ya está claro que el papel aguanta todo.
Andrés Pastrana va a necesitar más que suerte para modificar la férrea actitud de la insurgencia, que solo quiere ver tras las rejas a todos los jefes paramilitares. El nuevo jefe del Estado deberá empezar por delimitar las funciones de los miembros de la Comisión Nacional de Paz que viajaron a Mainz y a las montañas de Córdoba y quienes, en términos periodísticos, han sido denominados como los representantes de la sociedad civil. Camilo González Posso, presidente del Mandato por la Paz, considera que los miembros de la Comisión se han precipitado en lograr acuerdos a como dé lugar sin detenerse a obtener objetivos concretos.
Los hechos de la semana pasada dejan en claro que este proceso va a ser más difícil de lo que se pensaba. La primera tarea del nuevo huésped de la Casa de Nariño va a ser la de convencer a guerrilleros y autodefensas de que la paz en Colombia no se puede conseguir negociando con uno solo de ellos. El gran reto de Pastrana consiste en lograr que los dos antagonistas se reconozcan aunque no se sienten a negociar en la misma mesa.