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| Foto: Pablo Monsalve

MEDELLÍN

“Sí necesitamos medidas más radicales en Medellín”: Investigadora ambiental

María Victoria Toro Gómez, doctora en ingeniería que hace parte de Redaire, explica por qué la capital paisa y el Valle de Aburrá llegaron hasta este punto y qué se puede hacer para salir de ahí.

28 de marzo de 2017

Hace varios años el Área Metropolitana del Valle de Aburrá llamó a las Universidades de Antioquia, Medellín, Nacional, UPB y al Politécnico Jaime Isaza Cadavid para crear una entidad que se encargara de medir los niveles de contaminación que hay en Medellín y los municipios que los circundan, esto para no ser juez ni parte. Así, académicos se han encargado en la última década de mirar las variaciones que ha tenido el aire en Medellín. Lo raro de esta discusión que se ha desatado en la capital paisa por la alerta roja ambiental es que se convirtió en un tire y afloje político y nunca nadie se asomó a ver qué decían los que saben de verdad del tema.

Semana.com entrevistó a María Victoria Toro Gómez, doctora en ingeniería y líder de estudios atmosféricos del grupo de investigaciones ambientales de UPB quien hace parte de esa entidad llamada Redaire, que no sólo monitorea el Valle de Aburrá, sino también el Valle de San Nicolás y toda la jurisdicción de Corantioquia y Cornare, donde también han empezado a encontrar huellas de contaminación debido a los asentamientos poblacionales e industriales.

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Semana.com: Se ha dicho mucho que el problema es, en mayor medida, meteorológico porque el Valle de Aburrá está cerrado de nubes, ¿es cierto?

María Victoria Toro Gómez: La meteorología colabora, pero lo sabemos, el problema son los vehículos y las industrias, es la actividad misma de la ciudad, el desplazarnos de un lado a otro es lo que más contamina. Cuando el Valle se cierra es algo que no podemos controlar, pero sí podemos controlar las emisiones. El problema no es que estemos con el Valle cerrado, el problema es que hay demasiados vehículos y algunos de tecnologías muy antiguas. Entonces hay que intentar mejorar esas tecnologías.

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Semana.com: ¿Se necesitan medidas restrictivas más estrictas?

M.V.T.G.: Nosotros diseñamos el plan estructural para enfrentar los episodios de contaminación, y tiene diferentes etapas. Cuando estamos en moderado no se hace nada, sólo educación, porque esa es nuestra condición normal. Cuando llegamos al naranja, se empieza una difusión muy fuerte para que la población modifique su forma desplazamiento. Ya en la alerta roja fase 1 empiezan las medidas restrictivas, que se van volviendo más estrictas. Aparte de eso hay un plan de descontaminación que será lanzado esta semana. El Área Metropolitana tiene una estrategia que tiene como objetivo el año 2030, son medidas estructurales costosas y se tardan en el tiempo en ser implementadas, tienen que ver con la reducción de emisiones en el transporte, modificaciones en el Plan de Ordenamiento Territorial y algunos temas para la industria. Todas están enfocadas en el mejoramiento de la tecnología.

Semana.com: ¿Pero se necesitan medidas más radicales?

M.V.T.G.: Sí necesitamos medidas más radicales porque eso ayuda, ayer podíamos ver las montañas de lado a lado, esta mañana no. Está visto, sin medir siquiera, que cuando hay restricciones se limpia mucho el aire. Pero hay medidas de choque cuando hay el episodio, lo que uno espera es que las concentraciones no suban a un nivel de enfermedades agudas. Nosotros teníamos unas muy agudas. Habíamos pensando el pico y placa para seis números, pero las tres horas diarias, cuando se llegara a la alerta roja fase 1. Para la fase 2 considerábamos el pico y placa de 24 horas. Por ejemplo, en este episodio los alcaldes pudieron modificar, e hicieron aún más restrictivo el pico y placa en la fase 1, poniéndolo de 12 horas, lo que funcionó mucho.  

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Semana.com: ¿Pero los paisas siempre están respirando el mismo aire contaminado?

M.V.T.G.: Estos episodios severos ocurren dos veces al año, primero entre febrero y abril, y el segundo es de septiembre a noviembre. Eso se da porque tenemos mayor nubosidad. Los gases quedan atrapados por las condiciones atmosféricas. Pero siempre estamos expuestos, aunque el viento se los lleva. La ciudad cambia. Los sábados son de alta concentración, en cambio el domingo ya no. Los días laborales cambian según las vacaciones o la Feria de la Flores, son diferentes escenarios.

Semana.com: ¿En qué momento detectaron ustedes que Medellín iba por la ruta de la contaminación?

M.V.T.G.: Redaire tiene 20 años de historia y nosotros primero empezamos a estudiar el material particulado total, que era lo que estaba reglamentado por el gobierno nacional. Después vino el PM 10, y ahí no había problemas, pero en el 2010 vino un asesor y nos dijo que midiéramos el PM 2,5. En el 2013 empezamos a hacer mediciones de manera estricta y nos dimos cuenta de que se presentaban altas dosis de contaminación en las mismas épocas. Seguramente antes lo había, pero no lo estábamos midiendo porque el descubrimiento del 2,5 es reciente para el país y por el área metropolitana tuvo que cambiar por rigor subsidiario el índice de calidad del aire. Después vino un nuevo protocolo que se empezó a aplicar en el 2016 y por eso hubo la alerta del año pasado, entonces vinieron las nuevas autoridades y no sabían qué estaba pasando. Sí hay que decir que nuestros protocolos son más estrictos que los del resto del país.