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MEDELLÍN

"El aire no se mejora por decreto; hay que cambiar hábitos": Alcalde de Medellín

En diálogo con Semana.com, Federico Gutiérrez asegura que las mediciones que se hacen en el Valle del Aburrá son más estrictas que en el resto del país.

21 de marzo de 2017

Según el Estado de la Calidad del Aire en Colombia, un informe del IDEAM que tomaba las mediciones de contaminación de las principales ciudades del país entre 2011 y 2015, Medellín tenía el punto más tóxico de Colombia. Las alertas naranjas que ha emitido en las últimas semanas el Área Metropolitana del Valle de Aburrá han generado pánico en las redes sociales, pues el tema es nuevo para los paisas, sin embargo ya la capital antioqueña había pasado por sucesos parecidos y nadie se había enterado. En marzo de 2014 y de 2015 varias estaciones de Medellín —Metro La Estrella, Museo de Antioquia, Universidad Nacional, Casa de Justicia— marcaron durante varios días niveles altos de contaminación, pero el tema se mantuvo callado, mientras todos respiraban material particulado sin tomar medidas.

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La emergencia ha puesto varios temas difíciles sobre la mesa: ¿quién le pone el ‘tatequieto’ a los gremios de transporte, a las motos, al transporte público, a la venta de carros? ¿Cómo es que se mide la contaminación Medellín? ¿Por qué no se toman medidas estrictas? Semana.com habló con el alcalde Federico Gutiérrez sobre estos temas.

Semana.com: ¿Esta crisis ya había sucedido antes?    

Federico Gutiérrez: Antes tenemos que aclarar que sí tenemos mucho por mejorar en cuanto a la calidad del aire, y como Administración hemos sido transparentes y responsables en mostrar la realidad, que es lo primero para poder solucionar un problema. Por eso desde el año pasado, desde el primer momento cuando se tuvo esa primera alerta, decidimos que las cifras se hicieran públicas, porque eso antes no era público, era de manejo interno sin información real hacia la ciudadanía. Hoy la información es pública y eso permite un control ciudadano real y también por parte de los medios de comunicación.

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Semana.com: ¿Por qué dice que en el Valle del Aburrá se hacen mediciones distintas y que por eso esta emergencia ambiental no es tan grande?

F.G.: Lo primero que hay que decir es que de acuerdo a la manera en cómo se miden el resto de ciudades colombianas al momento de definir los estados de contaminación, nosotros somos más estrictos. Lo medimos con colores: el verde es óptimo, el amarillo moderado, el naranja es una alerta, el rojo es emergencia y el morado es un estado mucho más avanzado. El amarillo se mide entre 12 microgramos por metro cúbico de las micro partículas de 2,5 y 35 microgramos; el resto del país tiene esa medida moderada 35 y 55, entonces cuando emitimos una alerta naranja es que estamos entre 35 y 55 microgramos de PM 2,5, ese estado para el resto de las ciudades es calidad del aire moderado, está en amarillo y nosotros nos ponemos en naranja para prevenir desde antes y no llegar a rojo. Esa es una etapa para hacer una serie de recomendaciones; pero cuando se llega a rojo es cuando se toman las medidas restrictivas que ya están aprobadas dentro del protocolo ambiental del Área Metropolitana. Entonces, cuando nosotros estamos en naranja el resto de ciudades están en amarillo. Y Cuando nosotros estamos entrando en rojo las otras entran a naranja. Nosotros hemos generado la alerta, en cierta forma por hacerlo bien estamos quedando estigmatizados.

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Semana.com: ¿Quiere decir que la ciudad no está tan contaminada como se cree?

F.G.: Sí tenemos problemas de contaminación, pero la alerta naranja se ha emitido para no caer una emergencia real. Hay algo muy importante, Santiago de Chile, que tiene un sistema avanzado de medición, arranca alerta naranja cuando está en 80 microgramos de PM 2,5 por metro cúbico, nosotros arrancamos cuando estamos en 35. Ellos arrancan el rojo cuando están en 110, nosotros cuando estamos en 55. ¿Cuándo arranca la alerta naranja Beijing? Cuando está en 200 microgramos por metro cúbico, y la alerta roja cuando durante tres días consecutivos presentan 200 microgramos por metro cúbico o más. Pero esto no quiere decir que estemos bien, es otra cosa diferente.

Semana.com: ¿Pero no cree que es meritorio que esas medidas sean fuertes por las condiciones topográficas de la ciudad, porque estamos en un valle rodeado de montañas? ¿Y con esas mediciones tan estrictas y con tanto monitoreo, qué han determinado?

F.G.: La forma cómo nos medimos es importante y no mentirle a las personas. Queremos ser exigentes, entender lo que pasa, buscar soluciones. Por qué llegamos adonde estamos. El 80 por ciento de las fuentes contaminantes son las fuentes móviles, es la forma cómo nos movilizamos en el Valle de Aburrá, tenemos unas condiciones topográficas que estamos en un valle encerrado por montañas, y cuando tenemos estas altas nubosidades en unas épocas del año, que puede ser marzo y abril, octubre y noviembre, es donde se pueden presentar estos cambios meteorológicos y una más mala calidad del aire, pero sí tenemos mucho que mejorar. No significa que ahí contaminemos más que en los otros meses, todos los meses contaminamos, y cada vez más, y la prueba está en cómo creció el parque automotor entre 2005 y 2015, que pasamos de 271.000 automóviles a 546.000; pasamos de 139.000 motos a 710.000. Al año contaminamos con 1.200 toneladas de PM 2,5. El aire no se mejora por decreto. Hay que cambiar los hábitos.

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Semana.com: ¿Quiénes son los que más contaminan?

F.G.: Estamos hablando que entre camiones y volquetas son responsables del 60 por ciento de la contaminación; le siguen las motos con un 25 por ciento, que son 310 toneladas en promedio de material particulado; los buses son responsables del 10 por ciento, y los vehículos particulares de un 6 por ciento. Por eso tenemos que mirar qué combustible utilizan los vehículos. Nosotros le pedimos a Ecopetrol que nos diera una combustible de mejor calidad. Ecopetrol hizo un esfuerzo importante cuando el Concejo municipal (año 2008, época en la que yo era presidente de la corporación), pidió que nos suministrara diesel de 50 partes de azufre por millón, cuando era 4.500 partes por millón. Hoy pedimos que se disminuya el diesel de 50 partes por millón a 10 partes, y la gasolina de 300 partes por millón a 50 partes por millón.

Semana.com: Pero también se necesitan motores más eficientes…

F.G.: Los vehículos viejos son más contaminantes. Es muy importante hacer cada vez más controles de emisión de gases a estos vehículos, por eso desde el año pasado pasamos de seis controles de emisión de gases diarios, a 18, y ahora hemos a más de 23. Ahí nos hemos encontrado con algo, y es que el 46 por ciento de los vehículos no pasan la emisión de gases, pero cuando vamos a mirar el carné de los CDA, sí han pasado. Necesitamos un control estricto por parte de los CDA, porque están dejando pasar vehículos contaminantes.

Semana.com: ¿No van a tomar medidas restrictivas para parar camiones y volquetas?

F.G.: Nosotros en el tema de camiones y volquetas cada vez haremos más controles, en el tema de buses ya hay un plan definido y lo estamos ejecutando. Al 2019 tendremos que haber renovado entre el 60 y el 70 por ciento de la flota altamente contaminante, pasarlos a buses nuevos de combustibles limpios, ya empezamos. Sólo este año, de una flota de más de 2.000 buses que tienen la ciudad, serán 311. EL plazo son cinco años para que sea el 100 por ciento.

Semana.com: ¿Algunos creen que no se toman medidas fuertes para no arriesgar popularidad?

F.G.: Hay medidas que son de choque, pero también tiene tenemos que mirar cómo cambiamos la movilidad, y son las apuestas que estamos haciendo para que haya una mejor movilidad en el transporte público de Medellín. Fortalecimiento del metro: vienen 22 trenes nuevos, ya llegaron siete, en agosto llega el resto, que son 66 vagones. Del metro cable de picacho debemos empezar licitación en menos de 2 meses. Estamos hablando sobre el corredor de la 80 con el Gobierno Nacional sobre la financiación. En Medellín hay 38 kilómetros de ciclorrutas construidos en 15 años de gobierno, nuestra meta son 80 kilómetros en cuatro años. El doble de lo que hoy existe. Pero lo más importante es el cambio de la tecnología de los buses.

Semana.com: ¿Medellín es la ciudad más contaminada?

F.G.: Eso lo determina el IDEAM, pero nuestras mediciones son más estrictas, según estas varias ciudades estarían en emergencia ambiental. Yo no he negado ningún problema y estamos mejorando. Necesitamos cambiar los hábitos, entender que todos contaminamos. Todo esto nos muestra que sí tenemos unos problemas. Estos puede ser cada vez peor.

Semana.com: El sábado pasado, por ejemplo, varias estaciones de medición estuvieron en rojo…

F.G.: Aquí va a haber algo muy importante, hay que capacitar a la gente para que lea estos temas. Hay estaciones de tránsito y otras poblacionales. La de Estación Metro La Estrella es por donde pasa la mayor parte de transporte de carga, y por eso siempre marca muy duro. Hay otras más poblacionales, eso hay que entenderlo. Pero miremos este año con respecto al anterior, no estamos en una crisis tan grave. Cuando se llega a rojo se aplican los protocolos más estrictos, por ejemplo circulación de volquetas en horas prohibidas de la mañana.

Semana.com: ¿Ha pensado en tomar ese tipo de medidas antes de llegar a una crisis?

F.G.: Es un tema que estamos revisando.