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| Foto: Caracol Radio

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De la cárcel al secuestro, las paradojas de Odín Sánchez

Aunque el país recibió con beneplácito la liberación del excongresista, en el Chocó no olvidan que quien salió del cautiverio fue uno de los mayores 'verdugos' del departamento.

4 de febrero de 2017

Entre el 31 de agosto del 2009 y el 2 de febrero del 2017, el significado de la palabra libertad es el que menos ha conocido Odín Sánchez Montes de Oca. Nacido en Lorica (Córdoba) hace 61 años, pero miembro del clan político que ha contribuido a que el Chocó sea el departamento más pobre de Colombia, ha pasado cerca de 2.731 días entre la cárcel y la selva. Estuvo preso por la parapolítica, y tras cumplir su sentencia, terminó secuestrado por el Ejército de Liberación Nacional, ELN. Una historia inverosímil, más aún cuando se supo que su ‘entrega’ a la guerrilla había sido voluntaria, en un cambiazo por su hermano Patrocinio, exgobernador del Chocó, condenado por corrupción, y que llevaba un par de años en poder de la subversión.

Entre esas dos fechas, Odín Sánchez pasó de ser vergonzante para el Partido de la U, que lo expulsó en el 2011 (dos años después de la condena a 108 meses de prisión por sus nexos con el paramilitar Freddy Rendón ‘El Alemán’), a ser una especie de mártir por cuya liberación clamaba todo el país, desde el propio Juan Manuel Santos, fundador de La U y presidente de la República, quien exigió su libertad como condición para iniciar la negociación de paz con el ELN.

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Aunque el lastre del secuestro ha sido reprochado por toda la sociedad colombiana, en el Chocó aseguran que el excongresista Odín tiene una deuda social y política por el daño que causó su alianza con los grupos paramilitares que delinquieron en el departamento y las afectaciones que le causó al erario, llevándolo a la quiebra en temas de salud y educación.

Por eso hoy, dos días después de que Odín Sánchez volvió a pronunciar la palabra libertad, y tras la alegría que generó la liberación en su familia, muchos han tratado de aguarle la fiesta al excongresista, al recordarle la deuda que aún tiene pendiente con las víctimas. La Corte Suprema, en la sentencia que lo condenó a prisión, les impuso una multa de $5.885.000.000 como reparación a las víctimas, que aún no ha cancelado. No deja de ser una nueva paradoja cuando se maneja la versión de que la familia Sánchez de Oca habría pagado una suma similar por su liberación, según lo dijo Pablo Beltrán, del ELN, en una entrevista radial.

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Era un secreto a voces en el Chocó que el secuestro a Patrocinio Sánchez Montes de Oca por parte del ELN, y posteriormente de su hermano Odín, tenía fines políticos, y que esa guerrilla lo quería juzgar por los nexos con paramilitares y el desfalco en las finanzas de la Gobernación del departamento y la Alcaldía de Quibdó.

A pesar de tratarse de un crimen de lesa humanidad, la gente en el Chocó no le puso mayor reparo, ante la ausencia de justicia legítima. Por eso, los casi $3.000.000.000 que la guerrilla exigía por su liberación, eran vistos como una multa justificada.

Patrocinio fue secuestrado el 25 de agosto de 2013 y su única prueba de supervivencia llegó más de dos años después, en noviembre del 2015, se trataba de un casete en el que había grabado una súplica: les pedía a sus hermanos que hicieran todo lo posible para que lo liberaran, pues estaba verdaderamente enfermo. Por eso, su hermano Odín decidió internarse en la selva, y desde el 28 de abril del 2016 quedó secuestrado, o en palabras de la guerrilla del ELN, sentado en el banquillo de los acusados en un juicio político.

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Hace treinta años, los hermanos Sánchez Montes de Oca sedujeron a los chocoanos por su condición de benefactores de la comunidad. Para más de una persona, Odín y Patrocinio les ayudaban a comprar las fórmulas médicas, los mercados, o los materiales para construir sus viviendas. “Crearon un asistencialismo bárbaro, entonces mucha gente vivía agradecidos con ellos, pero mientras tantos iban desfalcando al departamento”, dice un periodista que les ha seguido la trayectoria.

A Patrocinio le sirvió para que lo eligieran alcalde de Quibdó (2001 a 2003) y luego gobernador de Chocó (2008 y 2010). Mientras que Odín, en una década, paso de concejal a diputado y luego a representante a la Cámara. Tras esa chapa de benefactores con la que los identificaban sus seguidores impusieron su dominio, el cual creció de forma paralela al empobrecimiento del departamento.

Y aunque la prensa y activistas de la sociedad civil denunciaban la forma como se pedían los recursos de la salud, o cómo los familiares de los Sánchez Montes de Oca se hacían con los cargos públicos del departamento, fue la Corte Suprema de Justicia la que destapó las verdaderas consecuencias del dominio político de los hermanos Patrocinio y Odín.

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Patrocinio fue condenado a 18 meses de cárcel y una multa de 20 salarios mínimos por la Corte Suprema de Justicia por peculado culposo, por irregularidades en contratos de salud que firmó en calidad de alcalde. Odín, por su parte, fue capturado el 21 de agosto del 2009 y luego condenado a nueve años de prisión, por apoyar el proyecto político de las autodefensas, según declaró en su momento Fredy Rendón, alias el Alemán, exjefe del Bloque Élmer Cárdenas.

Para un líder social chocoano la familia Sánchez Montes de Oca ha sido la responsable de los desbarajustes presupuestales del departamento en los últimos 17 años, “con ellos el Chocó se atrasó más de 30 años”.

Es posible que en el Chocó el regreso de Odín Sánchez Montes de Oca se haya recibido como una gran noticia, pero también hay quienes consideran que no hay que olvidar que quien recuperó la libertad fue también uno de los principales verdugos del departamento.