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Hace dos años se reunieron en Cartagena el gobierno, las ONG y representantes de 24 países en una polarizada conferencia sobre cooperación. Esta semana lo harán de nuevo. El foro promete ser un candente debate político

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Pelotera anunciada

Nuevamente la comunidad internacional será testigo de un encarnizado debate entre el gobierno y las ONG.

24 de noviembre de 2007

Gobierno y ONG están enfilando baterías para un nuevo round. Se trata de la reunión que a finales de esta semana se realizará en Bogotá con representantes de 24 países, la mayoría europeos para discutir sobre el rumbo que debe tomar la cooperación internacional en Colombia. La conferencia no define montos de ayuda ni proyectos a financiar, pero incide en construir la voluntad política de los países para seguir colaborando con Colombia. Según el canciller, Fernando Araújo, ya la Unión Europea tiene comprometidos con Colombia 320 millones de euros para los próximos cuatro años y una suma similar suman los aportes unilaterales de los países del Viejo Continente. Dinero que, en un escenario de recorte del Plan Colombia, que financia Estados Unidos, se vuelve oro.

En la otra esquina, las ONG se han convertido también en importantes receptoras de recursos de cooperación, para proyectos que generalmente se hacen completamente independientes de las políticas del gobierno y, a veces, en verdadera oposición a estas. En consecuencia, estas conferencias suelen ser escenario de las más encendidas polémicas donde unos y otros sacan la artillería, en presencia de embajadores de todo el mundo.

Las dos reuniones que preceden esta, una en Londres en 2003, y otra en Cartagena en 2005, fueron verdaderos cuadriláteros. En Cartagena, por ejemplo, mientras el gobierno decía que no había guerra, las ONG insistían que sí. Mientras el gobierno sacaba cifras sobre la reducción de la violencia, las organizaciones mostraban sus propias bases de datos para demostrar lo contrario. Hasta la Ley de Justicia y Paz que el gobierno presentó al Congreso pasó primero por esta Conferencia, para tranquilizar a los europeos que tanto temían que el proceso terminara en impunidad.

¿Será esta vez distinto? No parece. El clima de polarización política está en uno de sus picos más altos. El tema que se llevará toda la atención será sin duda el plan de consolidación de la seguridad democrática. Incluso en la parte que financian los gringos, hace mayor énfasis en la "acción integral", que es como se describe en la jerga militar todo lo que son relaciones con la población. Esto significa un viraje en relación con la primera versión del Plan Colombia, que fue esencialmente militarista y que había sido criticada en ese sentido por los europeos.

Además, en un contexto en el que Uribe empieza a mostrar una ventaja de las fuerzas militares sobre las Farc. Sin embargo, las ONG intentarán convencer a los países de que el plan de consolidación no es más que un lobo vestido de oveja, pues la "acción integral" hace parte de la estrategia de guerra y no sienta las bases para un desarrollo regional ni para superar el conflicto armado. Habrá que ver cómo incide en las percepciones de los países europeos el cese de la mediación del presidente Hugo Chávez para el acuerdo humanitario, tema que sin duda será clave. No hay que olvidar que Francia es parte esencial de los países donantes.

El otro tema que sin duda polarizará el debate es el desarrollo que ha tenido el proceso con los paramilitares. Si bien el gobierno puede mostrar que la aplicación de la ley está destapando muchas verdades, y que los paras están en cárceles de máxima seguridad, la emergencia de nuevos grupos es leída por las ONG y por sectores de muchos países europeos como un síntoma de resurgimiento del fenómeno. Máxime con un narcotráfico que parece estar casi intacto, como lo demuestra el reciente informe del Observatorio Europeo de Drogas, según el cual el año pasado creció en un millón el número de europeos que consumieron droga.

Con temas tan candentes, se espera una conferencia movida. Y no se trata sólo de 'carreta', sino de una disputa sobre la percepción del camino que lleva el país y sobre el éxito o el fracaso de las políticas del presidente Uribe. Nada más y nada menos que frente a uno de sus más difíciles auditorios.