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POLÍTICA EXTERIOR

Santos se monta en el Expreso de Oriente

En menos de un año, el presidente Santos habrá visitado Tokio, Seúl, Beijing, Shanghái y Singapur. Como nunca antes, Asia es una prioridad de primer nivel para la diplomacia colombiana. ¿Qué hay detrás de esta misión asiática?

28 de abril de 2012

No es coincidencia que la primera visita de Estado del presidente Santos en 2012 -que empieza la próxima semana- tenga como destino China y Singapur, pues Asia es un continente que siempre ha estado en su radar. En los años setenta, cuando era estudiante de Economía en Londres, estudió el caso de Japón para entender cómo había logrado levantarse después de la Segunda Guerra Mundial para convertirse en una de las economías más importantes del mundo. Años después, como ministro de Comercio Exterior, lideró la primera delegación de empresarios colombianos a Oriente. Y ahora, como presidente, tiene como obsesión estrechar lazos con Asia. Desde el gobierno de López Michelsen, que afirmó que Colombia debía ser la "Japón de Suramérica", o tal vez después de la visita de Virgilio Barco a Corea -el primer viaje al Oriente de un presidente colombiano-, no existía una decisión tan contundente del gobierno de enfilar baterías hacia el Pacífico.

Y no es un capricho de 'presidente viajero'. Mientras el Fondo Monetario Internacional prevé un crecimiento de 3,5 por ciento de la economía mundial en 2012, el pronóstico para varios países de Asia es más del doble. El crecimiento de los flujos de inversión asiática (27,2 por ciento) en los últimos años supera en más de seis veces el promedio mundial. Además, después de Estados Unidos, China es la segunda economía del mundo, seguida por Japón, Alemania, Francia y Brasil. Asia tiene más de 900 millones de nuevos consumidores, responde por 40 por ciento del comercio global y por la mitad del PIB mundial.

De manera obligatoria, los reflectores del mundo se posan actualmente sobre el Lejano Oriente. Hace unos meses, el presidente norteamericano Barack Obama anunció un viraje estratégico hacia su relación con Asia y el Pacífico que se ha materializado en visitas a Australia e Indonesia, luego de renovar diálogos con Vietnam y Filipinas y el posicionamiento de fuerza naval en Singapur.

En el caso de Colombia hay una decisión similar. En abril de 2011, el Consejo Superior de Comercio Exterior definió un grupo de países como las prioridades comerciales de Colombia, entre los que se encuentran Australia, Japón, China, Singapur, Malasia, India y Vietnam. En este mismo sentido, en los 18 meses del gobierno Santos, Colombia ha abierto embajadas en Turquía, Emiratos Árabes e Indonesia; ha reforzado su presencia en países como China, Australia y Corea del Sur, y ha abierto varias oficinas comerciales en la región, algunas en conjunto con países latinos como Chile.

Una mayor presencia diplomática es apenas la primera pieza del rompecabezas. Santos también es el mayor promotor de la Alianza Pacífico, que busca crear un bloque comercial entre México, Chile, Perú y Colombia para profundizar la integración económica, estrechar lazos y aprovechar oportunidades comerciales conjuntas. Esta alianza crea un mercado llamativo para Asia, pues agrupa a 200 millones de personas y aglomera cuatro economías emprendedoras, con buenos índices de crecimiento y estabilidad política. En cuanto a tamaño y oportunidades, es un mercado tan atractivo como Brasil, la sexta economía mundial.

Otro elemento del envión diplomático son las visitas presidenciales mismas. En palabras de la canciller Holguín, "lo que un presidente logra con un viaje, los ministros lo logramos en varios." No en vano, cuando el presidente visitó Japón, se dieron los primeros pasos para lograr el acuerdo de complementación económica y las relaciones con Corea, con quien ya se avanza hacia un TLC, se elevaron hasta el nivel de "relaciones estratégicas".

En esta ocasión, el presidente se reunirá con la cúpula china para discutir temas comerciales, de turismo e inversión. Aunque el comercio entre China y Colombia se ha triplicado en los últimos años -en 2011 se convirtió en nuestro segundo socio con un comercio de 10.166 millones de dólares-, todavía hay mucho por hacer. Otros países latinos nos llevan años de ventaja. Por ejemplo, el comercio de Chile con China en 2011 fue de 17.400 millones de dólares, casi 70 por ciento más que el de Colombia. Las oportunidades no son pocas. China necesita recursos naturales, alimentos y productos agrícolas que Colombia puede proveer, mientras que el país podría beneficiarse de mayor inversión china, en especial en temas de infraestructura energética y de transporte. Además, con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, Colombia se puede convertir en una plataforma exportadora de inversión china hacia el país del Tío Sam.

Por otro lado, será la primera vez que Singapur, una de las estrellas ascendentes de Asia, reciba a un presidente colombiano. En la visita de Estado, Santos estudiará las buenas prácticas de este país, en especial en cuanto a ciencia y tecnología, educación e investigación.

Además de las visitas, las embajadas y la Alianza Pacífico, otro aspecto de la estrategia asiática es lograr el ingreso de Colombia a Apec (Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico) y un diálogo más fluido con la Asean (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) para fortalecer la cooperación entre países Sur-Sur. Aunque todavía existe la moratoria que impide el ingreso de nuevos miembros a la Apec, gracias a un extenso lobby colombiano, el país ha sido invitado a participar en ocho mesas de trabajo hasta 2015, lo que es un paso hacia adelante.

Aunque el interés de Colombia en Asia es claro y contundente, el tango se baila entre dos, por lo cual también es clave el renovado interés de Asia en América Latina y, sobre todo, en Colombia. Las condiciones están dadas para que Asia enfoque su mirada en Latinoamérica, pues es una de las regiones que ha capoteado la crisis económica mundial y que presenta tasas de crecimiento positivas. En cuanto a Colombia, los países asiáticos reconocen que se ha hecho la tarea de arreglar la casa en materia de seguridad, estabilidad jurídica e indicadores económicos. El mejor ejemplo de esto es la certificación de calificadoras que miden el clima de inversión como Standard & Poors, Moody's y Fitch Ratings. "Pasamos de desconfianza y escepticismo a un reconocimiento pleno de las oportunidades mutuas", dice Patricia Cárdenas, que lleva cinco años como embajadora de Colombia en Tokio. Según el ministro de Comercio Exterior, Sergio Diaz-Granados, en el último año el comercio global entre Colombia y Asia tuvo un incremento del 27 por ciento. Y para expertos y diplomáticos, los asiáticos empiezan a reconocer a Colombia como un líder emergente en la región y un interlocutor entre América Latina y Asia.

Sin embargo, hay voces menos optimistas. Por ejemplo, el profesor de la Universidad Javeriana Eduardo Velosa, experto en Oriente, afirma que las relaciones entre América Latina y Asia no son profundas y se basan en la exportación de bienes primarios hacia Asia. "No somos una prioridad", dice, mientras añade que otra gran limitación para un comercio a gran escala es la distancia geográfica, que se empeora por el atraso en infraestructura, en especial los puertos, y el limitado conocimiento que los latinoamericanos tienen sobre la región y la cultura asiática. También lamenta que "solo se observa a Asia como proveedor de recursos, como un negocio, cuando hay temas sociales, políticos y culturales por trabajar".

Si bien la próxima visita de Estado a China y Singapur parece tener un propósito principalmente comercial, también manda un mensaje político: Santos quiere acortar la distancia que separa al país del Lejano Oriente. El presidente parece ser un convencido de que si Colombia quiere lograr la prosperidad, esta necesariamente pasa por una mejor relación con Asia, pues es el continente con el capital, la población y el conocimiento para jalonar el desarrollo de la economía global en el siglo XXI. Y Colombia, como vecino del Pacífico, no se puede quedar atrás.