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“Si no pasan las reformas, renuncio”

Para el ministro de Hacienda, Juan Manuel Santos, si no se aprueban las reformas, el país está abocado a la peor crisis económica de su historia.

21 de mayo de 2001

Que el país esta en quiebra ya no es noticia. Basta con leer los periódicos o los noticieros para constatar cómo crece día a día el hueco. Lo curioso es que muchos colombianos creen que, a pesar de las dificultades, a los países les sucede lo mismo que a los corchos en el mar: pese al oleaje nunca se hunden. En esa creencia fantasiosa han vivido los colombianos gracias a su tradición de buen manejo y estabilidad económica. Porque si se trata de buscar algún símil marítimo no es exagerado pensar en el Titanic. Al menos así lo ve el ministro de Hacienda, Juan Manuel Santos, si el Congreso no aprueba las reformas económicas de pensiones y transferencias que presentó el gobierno para sanear las deterioradas finanzas públicas. En entrevista con SEMANA: Santos lanza un campanazo de alerta sobre lo que podría pasarle al país si no se aprueban las reformas y advierte sobre la responsabilidad histórica que tiene el Congreso en estos momentos.

SEMANA:: ¿Qué tan grave es la situación de las finanzas públicas?

Juan Manuel Santos: En este momento la situación es de quiebre.

SEMANA:: ¿De quiebre o de quiebra?

J.M.S.: De quiebre y de quiebra. Si no arreglamos las finanzas del Estado todo lo que hemos construido hasta ahora se cae como un castillo de naipes.

SEMANA:: ¿Qué tan consciente es el Congreso de la bancarrota del país?

J.M.S.: Mi responsabilidad es transmitir al Congreso exactamente ese mensaje. En manos de ellos está en este momento la viabilidad de la economía. Si por situaciones electorales o de otra índole se frena el proceso de ajuste la economía colombiana se desploma. Ese es precisamente parte del planteamiento que voy a hacer cuando se inicie el debate sobre el proyecto de transferencias que, en este momento, es el más importante para el país.

SEMANA:: En síntesis, ¿en qué consiste este proyecto?

J.M.S.: El proyecto de transferencias lo que hace es racionalizar, no recortar, como piensan algunos. Las entidades territoriales lo que están comprando es un seguro que les garantiza durante un período de siete años unos recursos mínimos, por encima de lo que reciben hoy. La idea es que este monto permanezca estable y así evitar lo que sucedió el año pasado cuando, por efecto de la recesión, disminuyeron los ingresos y por ende las transferencias. Eso generó un caos enorme. También se hará más eficiente el gasto en educación y en salud para aumentar cobertura y calidad.

SEMANA:: ¿Si es tan bueno por qué tiene tanta oposición de las entidades territoriales?

J.M.S.: Ya no. El proyecto pasó el año pasado con el apoyo de los gobernadores y los alcaldes, y después de un proceso de concertación —tal vez como nunca se había hecho— se llegó a un punto en donde todos ganaban. A partir del primero de enero ciertos grupos se dieron cuenta de que si pasaba este proyecto iban a ver disminuido su poder. Principalmente el de la distribución de los recursos para la educación, hasta el momento a cargo de Fecode. Nosotros queremos que eso cambie porque es un sistema muy ineficiente, pues con la plata que se invierte en la actualidad se podría tener una cobertura muchísimo mayor, cercana a los dos millones de niños adicionales.

SEMANA:: ¿En qué plan está entonces Fecode?

J.M.S.: Lo que está haciendo Fecode es una campaña muy bien orquestada pero llena de falacias. Mucho de lo que dicen sus avisos de prensa no es verdad. No es cierto que se reduzcan las transferencias, ni que desaparezca un porcentaje de la plata que va a la educación, ni que los departamentos queden abandonados a su suerte. Ellos han encabezado una campaña para convencer a los alcaldes y gobernadores para que se opongan al proyecto pues su visto bueno es una de las condiciones que el Partido Liberal ha puesto para apoyar el proyecto en el Congreso.

SEMANA:: Entonces Fecode es el verdadero enemigo de ese proyecto…

J.M.S.: Fecode es el gran enemigo real del proyecto y es un enemigo muy poderoso. Pero estoy conversando con ellos para convencerlos de que nos va mejor a todos, y a la educación en particular, con esta reforma.

SEMANA:: Hay que convencer al Congreso, pero hay que convencer al mismo gobierno de las reformas; Angelino Garzón ha dicho que no es partidario de la ley de ajuste fiscal y en el caso de Bogotá se pronunció en contra. ¿Qué tanta unidad de gobierno hay frente a las reformas?

J.M.S.: En el último Consejo de Ministros pedí que hubiera una posición única del gobierno pues estábamos dando un espectáculo absurdo, y el Presidente lo ratificó. O sea, es una decisión de todo el gobierno y el que no esté de acuerdo tiene que irse.

SEMANA:: ¿Estuvo entonces mal planteada la descentralización en la Constitución del 91?

J.M.S.: Tal vez fue demasiado ambiciosa, se hizo demasiado rápido. Un profesor italiano dijo que nosotros queríamos hacer en 10 años lo que Italia duró 25 años en hacer. Por esa velocidad se cometieron muchos errores. Hasta el padre de la Constitución, el presidente Gaviria, se ha manifestado en contra del sistema actual y a favor de la reforma propuesta.

SEMANA:: ¿Cuándo tiene que aprobarse el proyecto de transferencias?

J.M.S.: Tiene que aprobarse esta SEMANA: en la comisión primera del Senado para que tenga tiempo de salir antes de que se acabe la legislatura. Esta SEMANA: el país se juega el todo por el todo.

SEMANA:: ¿Qué pasa si no se aprueba?

J.M.S.: En Inglaterra, cuando una legislación que el gobierno considera fundamental para su gestión no es aprobada, éste se cae. Si este proyecto no se aprueba tendría que renunciar pues acepté este puesto para llevar a cabo el ajuste y garantizar la recuperación de la economía. Si no se hace debo renunciar por responsabilidad y dignidad política. Consistente con mi visión de la vida pública yo no puedo dejar que se cometa ese error y no pase nada. Si no pasa la reforma, renuncio.

SEMANA:: ¿En qué va el proyecto de las pensiones?

J.M.S.: El tema de las pensiones es explosivo porque si no se hacen las reformas de aquí a cuatro años no va a haber plata para pagarles a los jubilados. Eso es lo que el pueblo colombiano debe entender. La gente que tiene derecho a su pensión no va a recibir su mesada porque no va a haber plata; imagínese la crisis social y económica. Nosotros llevamos 50 años con la política de dejar que el próximo gobierno afronte esta situación y a esta generación le tocó afrontar el problema porque, por primera vez en la historia de Colombia, este año nos estamos comiendo los intereses del capital que hay para pagar las pensiones.

SEMANA:: ¿Quién tiene la culpa de esta catástrofe?

J.M.S.: Esto es una acumulación de errores, de falta de pantalones para tomar las decisiones impopulares y de congraciarse en el momento preciso con el sindicato adecuado. Por eso tenemos un régimen que se volvió inviable y para que sea viable la economía hay que reformarlo.

SEMANA:: ¿Qué pasos se han dado para una concertación política que permita que todo el establecimiento se comprometa a sacar adelante la reforma?

J.M.S.: Se está concientizando a todas las fuerza políticas. Los propios sindicatos deben entender que sus trabajadores se pueden quedar sin pensiones si no colaboran para hacer una reforma. Con el Ministro de Trabajo hemos venido discutiendo en forma permanente y hemos llegado a un principio de acuerdo frente a lo que hay que hacer. En donde tenemos diferencia es en cuándo. Nosotros, con las cifras, dijimos que eso hay que hacerlo ya. El Ministro de Trabajo, por cuestiones políticas, está diciendo que hay que dejarlo para después.

SEMANA:: ¿Y los demás?

J.M.S.: Hay prevista una reunión para el 8 de mayo con los precandidatos, los presidentes de los partidos Liberal y Conservador, un vocero de los independientes, los gremios, los sindicatos, los presidentes de Senado y Cámara y los ministros del gobierno. La idea es que todos estén conscientes de la urgencia y de lograr un acuerdo para no politizar la discusión. No volverla campaña electoral.

SEMANA:: ¿Por qué si era tan urgente se está llevando a cabo al final del gobierno?

J.M.S.: El país se dio cuenta de una cantidad de problemas al mismo tiempo. Por ejemplo, sólo hasta el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional supimos exactamente a cuánto ascendía la deuda de los departamentos con los bancos. El problema de las pensiones explotó en ese mismo instante, así como el déficit fiscal que conllevó a un mayor nivel de endeudamiento, y la crisis del sistema financiero que terminó por rematar la situación.

SEMANA:: Los militares, los maestros y Ecopetrol quedaron por fuera de la Ley 100. ¿Cómo manejará esto la reforma?

J.M.S.: Si hay algo en lo que estamos totalmente de acuerdo el Ministro de Trabajo y yo es en que se deben desmontar los regímenes especiales o privilegiados. Es decir, “todos en la cama, o todos en el suelo”. Existen trabajadores cuyos privilegios son realmente escandalosos; por ejemplo, gente que se pensiona con el ciento por ciento del último sueldo o personas que se jubilan a cualquier edad.

SEMANA:: ¿Por qué llegamos a eso?

J.M.S.: Por la debilidad de los gobernantes de turno, que ante la presión de los sindicatos cedieron.

SEMANA:: ¿En qué consiste la reforma pensional?

J.M.S.: Hay una combinación de elementos que hacen parte de la negociación: aumentar la edad de jubilación, aumentar las contribuciones, disminuir los beneficios, aumentar las SEMANA:s de cotización. ¿A cuál se le da más y a cuál menos? Unos dicen que aumentar la edad de pensión pero hacerlo en forma escalonada, otros, en las SEMANA:s de cotización, etc.

SEMANA:: ¿Hasta qué punto le va a jalar el Congreso a unas reformas impopulares cuando se avecinan vientos electorales?

J.M.S.: Todo es posible en la medida en que un número suficiente de congresistas se convenzan de que esto es absolutamente indispensable. De lo contrario, las consecuencias serían dramáticas. Basta con mirar los casos de Ecuador —con más de dos años de crisis ininterrumpida— o de Turquía, que en un solo día perdió el 70 por ciento de sus reservas y vio cómo sus intereses subían al 4.000 por ciento.

En el mundo globalizado impera la ley de la selva. Y los mercados muchas veces se comportan como las hienas. Ven que el animal está débil y se lo devoran. Y a nosotros las hienas nos tienen el ojo puesto. Y la prueba reina de la voluntad del sistema político colombiano de autorreformarse lo han concentrado en las transferencias. Por eso si éstas no pasan las consecuencias serán funestas para el país.

SEMANA:: ¿Cómo ve la responsabilidad política de los candidatos frente a estas duras reformas?

J.M.S.: No creo que ninguno de los precandidatos vaya a ser tan insensato de hacer demagogia con las reformas. Lo mejor que les puede pasar es recibir un gobierno como le pasó a Peñalosa: con las finanzas saneadas. Ninguno va a querer que le entreguen un país en caos porque no van a poder gobernar.

SEMANA:: ¿Es cierto el rumor de que usted va a ser la fórmula de Horacio Serpa?

J.M.S.: Son chismes sin fundamento alguno. Dije desde un principio que no iba a ser candidato para el año 2002 porque sería una irresponsabilidad como Ministro de Hacienda pensar en una candidatura. No podría hacer lo que me toca hacer, que es muy impopular.

SEMANA:: Suena muy bien, pero en el gobierno hay varios casos de ministros candidatos…

J.M.S.: Los ministros son políticos por definición. El gabinete es una representación política. Y yo en eso difiero de la Constitución del 91, que prohíbe a los políticos que sean ministros. Lo que sí me parece muy inconveniente es utilizar el gobierno como trampolín porque eso muchas veces va contra los intereses del propio gobierno.