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ALFONSO VALDIVIESO ESTA A PUNTO DE TOMAR UNA DECISION DE SU VIDA: SEGUIR EN LA FISCALIA O LANZARSE A LA PRESIDENCIA. ANALISIS DE SEMANA.

17 de febrero de 1997

Alfonso Valdivieso está a punto de tomar la decisión de su vida: seguir en la Fiscalía o lanzarse a la Presidencia. Análisis de SEMANA.El que comienza será definitivamente un año electoral. Así lo han calificado la mayoría de los analistas políticos, y casi todos han dado por sentado que la figura en torno de la cual girará el proceso será la del ministro del Interior, Horacio Serpa. Sin embargo, dados los resultados de los últimos sondeos de opinión, es posible que lasuerte misma del proceso electoral dependa en gran medida no tanto de lo que haga el Ministro del Interior como de lo que haga un coterráneo suyo: Alfonso Valdivieso. De lanzarse el Fiscal, como quiere un porcentaje muy importante de los colombianos, el escenario político cambiaría radicalmente. Según las últimas encuestas al respecto, Valdivieso es el único colombiano que no sólo derrotaría a todos los otros candidatos, sino también al actual mito de Horacio Serpa. Si las elecciones fueran hoy y hubiera un enfrentamiento mano a mano entre Serpa y Valdivieso, este último tendría el 45 por ciento de los votos, contra un 33 por ciento del Ministro del Interior. Por cuenta de estas realidades matemáticas casi todos los enemigos de Serpa quieren que se lance. Igualmente, casi todos los otros candidatos quieren que no lo haga. Con el Fiscal en la arena muchos de ellos quedarían sin posibilidades.
De todas maneras la incógnita se despejará muy pronto. Si el Fiscal quiere aspirar a la Presidencia de la República tendrá que retirarse de su cargo a finales de abril. Valdivieso ha dicho en repetidas oportunidades que no ha pensado en retirarse de la Fiscalía y que su intención es terminar el período para el cual fue elegido y que llega hasta agosto de 1998. Pero la verdad es que en los círculos políticos pocos le creen. Los políticos, por lo general por razones estratégicas, no suelen reconocer abiertamente sus ambiciones, y Valdivieso de por sí es una persona que no suelta mucha información.
Un largo debate
Lo cierto es que el hecho de que el Fiscal decida retirarse de su cargo y lanzarse a la arena política no tiene sólo implicaciones personales, sino también institucionales. La Fiscalía se ha convertido, gracias a los desarrollos del proceso 8.000, en una de las instituciones con mayor credibilidad entre los colombianos. Y eso ha catapultado la popularidad del Fiscal. Por eso mismo está de por medio el interrogante de si es conveniente o ético que un Fiscal pueda utilizar su cargo para alimentar sus aspiraciones políticas.
La Constitución Política no lo prohíbe, pero ese hecho no cierra el debate. Para algunas personas, como Hernando Santos, director de El Tiempo, "el Fiscal está en todo su derecho" de lanzar su candidatura. Pero para muchas otras personas no es lógico ni conveniente que exista dicha posibilidad, porque la misma limita la independencia del cargo y expone a que las actuaciones del funcionario sean atribuidas a motivaciones políticas. Según el columnista Enrique Santos, "ver al Fiscal transformado en candidato me causa cierto escozor. Se sentaría el precedente de que la Fiscalía es un trampolín hacia la Presidencia y eso crea entre mucha gente la sospecha de que esta era, más que la lucha a fondo contra la corrupción política, la intención de fondo".La tesis de Santos es conceptualmente irrefutable. Que un fiscal se enfrente a un presidente o meta en la cárcel a un grupo de parlamentarios _como lo ha hecho Valdivieso_ pueden ser consideradas decisiones motivadas tanto en lo político como en lo jurídico. En derecho las cosas no son blancas o negras, sino que con frecuencia son objeto de diferentes posibles interpretaciones. Muchas situaciones dan tanto para exonerar como para condenar. Exonerar puede ser impopular y condenar popular. Y si una persona tiene aspiraciones políticas es indudable que consciente o inconscientemente tiene en cuenta esas consideraciones.
Lo mismo puede suceder al revés: que haya decisiones jurídicas que no puedan ser adoptadas porque vayan en contravía de las realidades políticas. El fiscal Valdivieso, por ejemplo, no puede meter a Horacio Serpa a la cárcel y luego ser candidato presidencial. Eso sería algo inaceptable para la opinión pública. La interpretación que se haría de inmediato es que quería deshacerse de su rival. Esto significaría que si el Ministro del Interior fuera culpable de algo se salvaría del carcelazo sólo por el hecho de que el Fiscal tuviera aspiraciones políticas.
Se podría decir que el anterior argumento carece de validez, pues al fin y al cabo todos los funcionarios públicos están en posibilidad de beneficiarse políticamente con las decisiones que toman en ejercicio de sus cargos, y ninguno de ellos está inhabilitado. Ni siquiera ministros que, como en el caso de Horacio Serpa, tienen a su disposición los recursos del Estado para granjearse la simpatía de muchos de sus posibles electores y sobre cuyas aspiraciones no suelen producirse debates como el actual. La diferencia es que la Fiscalía se ha convertido en Colombia en el símbolo de la moral y es muy complicado meterle política a la moral. Sobre todo cuando el instrumento del que se dispone para hacer política es la administración de justicia.

En busca del poder
Independientemente de todas las consideraciones anteriores, y de lo que él ha dicho hasta ahora, es casi seguro que Alfonso Valdivieso sea candidato a la Presidencia de la República para 1998. Existen varias razones para esto. Valdivieso es un político, y para todo político el poder es la meta suprema. El Fiscal nunca lo había tenido ni lo tendrá tan cerca. Como se dice en el lenguaje popular, Valdivieso "está en su cuarto de hora".Hay otro hecho que los analistas consideran fundamental. Valdivieso pertenece a una dinastía política que quedó trunca con el magnicidio de su primo Luis Carlos Galán. Esto le da a él y a los suyos una dimensión histórica a su circunstancia. La Providencia ha puesto al alcance de su mano la antorcha de Galán para que termine su obra. Esto, además de ser una interpretación familiar, es una realidad política.
A las anteriores consideraciones hay que agregar que el Fiscal tiene enormes presiones de la Colombia antiserpista por ser el único que, según las encuestas, podría trancarlo en su camino hacia la Presidencia. En esa franja la candidatura del Fiscal sería interpretada no como una ambición personal sino como un acto de responsabilidad nacional. Todo lo anterior significa en últimas que, aunque institucionalmente es inconveniente que el Fiscal se lance a la arena política, desde el punto de vista político es casi imposible que no lo haga.
Lo cierto es que si Valdivieso se lanza el panorama nacional cambiaría radicalmente. Comenzando por el proceso 8.000. En opinión de Enrique Santos, si el Fiscal se transforma en candidato "el proceso 8.000 quedaría a medias, con las nefastas consecuencias que esto tendría sobre la moralización política del país". Para comenzar, la selección de su sucesor quedaría en la práctica en manos del Presidente de la República, quien al poseer la facultad de enviar una terna a la Corte Suprema de Justicia tendría la precaución de asegurarse que el elegido no volviera a crearle los mismos problemas del anterior. Es evidente que el nombramiento del nuevo Fiscal General de la Nación se convertiría en un evento que atizaría aún más la polarización del país.
Pero además trastornaría el proceso electoral y pondría patas arriba el ajedrez político del país. Para comenzar, Valdivieso ha tomado la decisión de no presentarse a la consulta popular del liberalismo si se lanza. Considera que si se mete en ésta, Serpa y su maquinaria lo pueden sacar del juego antes de la primera vuelta. Por fuera del liberalismo, en cambio, entraría directamente en la primera vuelta, en la cual podría contar con el apoyo de todos los sectores. Su meta sería tratar de superar a Andrés Pastrana y a Noemí Sanín en la primera vuelta para que en la segunda quedara un mano a mano entre dos liberales: Serpa y Valdivieso. Esta decisión deslegitimiza de facto la consulta liberal, pues el hombre más popular dentro del partido oficializa una disidencia.


Ventajas y desventajas
Pero aun suponiendo que se cumpla la hipótesis del mano a mano, la verdad es que la posición de Valdivieso en la actualidad tiene grandes ventajas, pero no deja de tener también enormes desventajas. Entre las primeras está la identificación del Fiscal con la restauración moral del país, lo cual siempre tiene taquilla. De acuerdo con la encuesta de Semana, publicada en el número anterior, Alfonso Valdivieso es el político colombiano que mejor imagen tiene en la actualidad. Un 67 por ciento de los encuestados tiene una imagen favorable de él, mientras que sólo un 18 por ciento la tiene desfavorable. Esto es curioso si se tiene en cuenta que para muchos colombianos el proceso 8.000 ha perdido impulso y tiene un futuro incierto. A pesar de esta percepción la imagen de Valdivieso se ha mantenido.
Pero si las ventajas de Valdivieso son grandes, no lo son menos las desventajas. Por cuenta del rechazo tan grande que le ha generado su actuación en el proceso 8.000 dentro de la clase política Valdivieso no tiene maquinaria. Más que nunca ésta quedó concentrada en un solo hombre: Horacio Serpa. Y la historia ha sido muy clara en mostrar que sin la maquinaria es mucho más fácil ganar encuestas que elecciones. Esa experiencia ya la vivió Valdivieso de cerca en la persona de Luis Carlos Galán.Otra gran desventaja que tendría es que al retirarse de sus respectivos cargos el asfalto le daría más duro a Valdivieso que a Serpa. Horacio Serpa, la persona, es políticamente más importante que el cargo de Ministro del Interior. En cambio el cargo de Fiscal es políticamente más importante que el nombre de Alfonso Valdivieso. Cuando ambos se retiren es más probable que a Valdivieso le pase lo que le sucede a los militares cuando pasan del uniforme al Everfit: el bajonazo es muy duro. Algo parecido a lo que le sucedió a Humberto de la Calle cuando renunció a la Vicepresidencia. Como jefe de la maquinaria y como símbolo del gobierno Samper, después de su renuncia Serpa seguirá siendo Serpa. No se puede asegurar lo mismo del Fiscal después de su retiro.Hay que decir, finalmente, que el Fiscal es un hombre poco carismático. En términos generales, es mal comunicador y es poco lo que transmite en sus intervenciones públicas. En el cargo de Fiscal se ha defendido más por la popularidad de su causa que por su habilidad en el manejo de la opinión. Para el público en general el Fiscal es además un hombre de un solo tema: el proceso 8.000. A pesar de su amplia formación académica, nadie se lo imagina hablando de economía o de agricultura. Horacio Serpa, en cambio, es un hombre carismático, un orador apabullante y un líder con enorme ascendiente sobre las masas. Como se dice en el lenguaje coloquial, "Serpa se comería vivo a Valdivieso tanto en un debate por televisión como en un discurso en la plaza pública".
Por todo lo anterior, una candidatura de Alfonso Valdivieso, a pesar de las encuestas, no deja de tener un pronóstico reservado. El Fiscal tiene, sin embargo, dos elementos muy importantes a su favor. La primera es la identificación de Horacio Serpa con el gobierno de Ernesto Samper. Si bien hasta ahora su lealtad le ha servido para conseguir gran parte de su caudal electoral, Serpa tendrá que cargar hacia el futuro después de su retiro con el peso de todas las decisiones adoptadas por el gobierno. La sola emergencia económica afecta negativamente las posibilidades de Serpa. En la medida en que la situación económica o política del país se agraven, la lealtad del Ministro del Interior con el gobierno se convertirá en continuismo. Y el continuismo tiene mucho menos taquilla. Sobre todo cuando el desprestigio del gobierno va en ascenso.
El segundo elemento en favor de Valdivieso es su hoja de vida. Muchas veces el hoy Fiscal ha demostrado que no hay peor error que subestimar a este santandereano bajito y tímido que da la impresión de no poder matar una mosca. No hay sino que recordar que cuando aspiraba a la Fiscalía sus dos rivales en la terna eran Juan Carlos Esguerra y Carlos Gustavo Arrieta. El titular del diario El Tiempo el día de las elecciones fue "Esguerra y Arrieta por la Fiscalía". Debajo de ese título decía: "Valdivieso sin posibilidades".


Fiscales candidatos

Antonio Di Pietron 1992 los partidos dominantes en Italia estaban carcomidos por la corrupción, la mafia controlaba ciudades y la lira se desplomaba día a día. Entonces llegó Antonio Di Pietro a dirigir el equipo de jueces de la Operación Manos Limpias, que vinculó a más de 3.000 exponentes de ese estado de cosas. Sus acciones hicieron el milagro de devolver la esperanza a la gente y las encuestas señalaban para Di Pietro índices de aprobación superiores al 95 por ciento, que estaban vigentes cuando en 1994 decidió colgar la toga.
El mes pasado, sin embargo, este símbolo de la justicia tuvo que esconderse para evitar ser arrestado. Di Pietro volvió a las primeras planas, pero ahora como una figura polémica a quien se acusa de utilizar el Poder Judicial para beneficiar a sus amigos y hacer carrera política. Una carrera fugaz _de mayo a noviembre de 1996_ que desarrolló en un sector insólito, como ministro de Obras Públicas.Un informe del Ministerio de Hacienda sirvió a la fiscalía de Brescia para investigar a Di Pietro por utilizar su cargo para beneficio personal y por dar un trato favorable a un investigado _el banquero Francesco Pacini, hoy bajo arresto domiciliario_. Hacienda interceptó el teléfono de Pacini y encontró su relación con el ex juez. Las últimas encuestas revelan que la mayoría le sigue creyendo, pero su futuro no se ve fácil. La Repubblica pronosticó la semana pasada que su drama seguirá: "Es la tragedia de la venganza".
Garzón, en el ojo del huracán
El miércoles, en Madrid, los jueces de la Audiencia Nacional y el Consejo General del Poder Judicial _Cgpj_ se reunieron para respaldar a Baltasar Garzón, el 'juez estrella' de España, sobre cuyo escritorio han estado los procesos más sonados de los últimos años. De ser un superhéroe contra la mafia, la corrupción y la guerra sucia del Estado contra la organización separatista vasca ETA (caso GAL), Garzón había pasado a ser acusado por algunos medios de haber incurrido en ilegalidades para consolidarse como juez y labrarse una carrera política.
En sus buenos días Garzón llamaba la atención no sólo por sus procesos sino también por su excelente manejo de imagen. Pero lo picó el gusanito de la política cuando, en 1993, el presidente socialista Felipe González, acosado por las malas perspectivas de las encuestas, le convenció de ser segundo en su lista para las Cortes.La gente se volcó a su favor y el Psoe de González ganó las elecciones. Pero Garzón aspiraba al Ministerio del Interior y el presidente apenas lo nombró en la dirección general del Plan Antidroga.Decepcionado, el ex juez renunció y volvió a la Audiencia para enfilar baterías en el caso GAL. Pero ahora Diario 16 lo acusa de haber pactado con dos implicados para filtrar información que acusara a los hombres más importantes del Psoe, incluso González, de la responsabilidad por el GAL.Cierto o no, las informaciones inclinaron la balanza a favor del conservador José María Aznar en los comicios de 1996. Aunque Garzón conserva su imagen en influyentes sectores, su futuro político ahora es una misión imposible. Ninguno de los partidos lo quiere a su lado.

El caso Giuliani
Rudolph Giuliani es un caso distinto porque su fortuna como juez no le ha traicionado como político. Tuvo que intentar dos veces ser elegido alcalde de Nueva York, y en ambas oportunidades su principal patrimonio electoral fue la imagen de su paso por la Fiscalía Federal Regional, donde se dio a conocer por sus batallas legales contra el crimen organizado. Con ese capital, Giuliani logró convertirse en el primer alcalde republicano en 28 años.
Cuando tomó posesión, en enero de 1994, Nueva York era considerada una ciudad ingobernable. El nuevo alcalde prometió a los 7,3 millones de habitantes mejorar su calidad de vida. "La era del miedo ha tenido ya un largo reinado", les dijo, y dos años después las autoridades de la ciudad celebraban una palpable reducción en los niveles de delincuencia.Los analistas sostienen que la clave del éxito fue haber persuadido al sistema judicial de aplicar normas más severas contra los delincuentes reincidentes y hacer cada vez más difíciles los mecanismos de excarcelación con fianza o bajo palabra.Un alto déficit fiscal, problemas raciales y de inmigración incontrolada son temas todavía sin solución en su agenda. Algunos lo consideran un personaje arrogante y frío, y otros afirman que son justamente esas las características de la ciudad, y eso lo hace más popular.