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Carlos Vives durante el concierto del lunes en Cartagena. FOTO: JUAN CARLOS SIERRA / SEMANA

FIESTA LITERARIA

Crónica de un día de no acabar

Las jornadas en el IV Congreso Internacional de la Lengua Española sorprenden por su variedad, intercambio cultural y noches de bohemia. Catalina Gómez, enviada especial de SEMANA, relata cómo es un día en Cartagena.

27 de marzo de 2007

Es lunes. Pero no es un lunes cualquiera, de hecho este día 26 de marzo pasará a la historia de Cartagena como uno de sus días más queridos. El homenaje ofrecido a Gabriel García Márquez ya había sido bastante conmovedor como para dar por cerrada la jornada. Ser testigos de cómo miles de personas, entre los que se encontraban reyes, escritores de primerísimo nivel, un ex presidente norteamericano y la plana mayor de la sociedad colombiana (encabezada por Julio Mario Santo Domingo y toda su familia), le rendían homenaje al más grande escritor de lengua hispana había sido suficiente para dejar con una sonrisa enorme a todos los asistentes a Cartagena.
 
Pero el día no cerró allí. La tarde estuvo marcada por charlas donde se comenzó a discutir sobre el motivo de este evento: la lengua. Fue así como en el Centro de Convenciones se realizó la primera plenaria del Congreso: el español, instrumento de integración iberoamericana, en la que participaron el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, el ex presidente del gobierno español, Felipe González, el ex presidente de Uruguay, Julio Maria Sanguineti, y el ex vicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramírez.
 
Era un panel que a vuelo de pájaro podría ser visto como demasiado formal. ¿Cómo cuatro políticos de alto nivel podrían hablar divertidamente del idioma? Pues la sorpresa fue total. Un ejemplo de esto fue el largo aplauso, mas de cinco minutos, que recibió Ramírez después de terminar su discurso. “Si este es el abrebocas, ¿cómo será el resto?”.Se preguntaba un asistente. Y es que el grado de preparación de las ponencias de cada uno de los asistentes promete hacer de este evento una verdadera fiesta de la reflexión intelectual acerca del idioma y del sentir iberoamericano.
 
Pero los eventos no acabaron allí. Mientras tanto, en varios lugares de la ciudad los escritores invitados al evento por la Editorial Planeta, realizaban charlas sobre diferentes aspectos de la creación literaria. Es así como en el marco de la encantadora Plaza de Bolívar Óscar Collazos, Héctor Abad, Mauricio Vargas, entre otros escritores, hablaban de la influencia de García Márquez en la literatura hispanoamericana. Varias decenas de personas los oían sentados en las bancas y arrullados por las fuentes que adornan la plaza. Era la más precisa representación de ese Caribe que García Márquez le enseñó al mundo.
 
Y como si el día no fuera suficiente, en la noche llegó el concierto preparado por la Sociedad de Autores y Editores de España (SGAE) que tuvo a la gente en la Plaza de la Aduana hasta las 2:30 de la madrugada. A esa horas Carlos Vives seguía cantando sus Clásicos de la provincia acompañado por más de un millar de personas que coreaban sus canciones como si fuera la primera vez que lo escuchaban.
 
Al fin y al cabo, Vives llevaba más de cuatro años sin cantar en Cartagena. Pero la sorpresa de la noche no fue solamente el cantante samario. Anterior a él había cantado Fito Páez, acompañado solamente por su piano. Fue un recital íntimo donde el argentino interpretó las canciones más conocidas de su repertorio, lo que hizo que el público se le entregara por completo.
 
Fue así como terminó un día donde Cartagena parecía la sede mundial del español. Con cientos de personas con diferentes acentos caminando por sus calles. Y es que este Congreso no sólo ha movilizado miles de maestros y estudiantes del país sino también a decenas de escritores, académicos y periodistas de los medios más importantes de lengua hispana.