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El Sur: ¿nuestro próximo Norte?

El ascenso al poder del presidente Boliviano Carlos Mesa, tras la crisis política por la que atravesó su país hace dos semanas, pone en evidencia los cambios políticos por los que atraviesan los países suramericanos que aunque continúan dependiendo de Estados Unidos, tendrán una nueva influencia del eje consolidado con el Consenso de Buenos Aires firmado entre Brasil - Argentina.

Víctor Bautista Olarte*
3 de noviembre de 2003

Una vez decantada la fase más difícil de la crisis boliviana, es necesario realizar un análisis de los hechos tanto para el futuro de la nación andina como su impacto para la realidad política que se viene perfilando a lo largo del continente sudamericano.

Para el Presidente Carlos Mesa, conforme al actual panorama nacional, el ajedrez político es complicado. El dirigente boliviano, destacada figura nacional quien cuenta con gran prestigio en los medios nacionales y de origen independiente, deberá moderar astutamente el accionar de los múltiples actores políticos, para así poder recuperar la gobernabilidad del país. Su decisión de nombrar un gabinete ministerial independiente, como lo anunció en la posesión el pasado domingo, puede darle un amplio margen de maniobra en el diseño de las alternativas a los graves problemas que afronta el país. Por otro lado la afirmación del Presidente Mesa: Gobernare sin partidos, resulta bastante relativa, pues el reordenamiento de fuerzas y actores políticos plantea un esquema de negociación bastante complejo entre el ejecutivo, el legislativo y las fuerzas políticas que protagonizaron la reciente crisis.

El papel que jueguen Evo Morales, del Movimiento al Socialismo y Felipe Quispe, del Movimiento Indígena Pachacuti, dependerá del liderazgo que pueda mostrar Mesa en la correlación que se establezca entre los partidos tradicionales y estas fuerzas emergentes, que sin duda marcarán profundamente el futuro boliviano. Patearon el tablero es la frase con que describen algunos analistas locales el nuevo mapa político de ese país. Esto constata la nueva tendencia latinoamericana donde fuerzas de movimientos sociales antes excluidos, anuncian con fortaleza su intención de volar con alas propias. El panorama del país del altiplano dependerá de la forma en que jueguen no solo los actores nacionales, sino también el Gobierno de los Estados Unidos y el ya efectivo liderazgo del naciente eje político entre Brasilia y Buenos Aires.

El impacto de esta crisis sobre la región abre espacios para el análisis de tendencias ya comprobadas en el estado de la democracia en la región. La crisis generalizada de los partidos tradicionales, que al parecer no tiene paso atrás, plantea dos escenarios para el futuro del subcontinente: Una articulación coherente y estructurada de fuerzas sociales que converjan en una nueva propuesta política, mas clara en torno al modelo de desarrollo que se esta planteando en la región. La construcción de dicho escenario es una necesidad inaplazable para la integración regional. Por el otro, podría convertirse en un escenario de ruptura donde las fuerzas radicales, sean de derecha o de izquierda, impondrían un modelo autoritario que quizás interprete de mejor manera la necesidad de sus pueblos. El modelo PT de Lula puede convertirse en la mejor propuesta política a largo plazo de las que existen en nuestra región. Mas que una actitud regional, Lula ha logrado enviar no solo mensajes atractivos para los dirigentes sudamericanos, sino que ha comprobado con hechos que la sustitución del concepto de intereses nacionales por el de "Intereses Regionales", es la mejor apuesta que pueden hacer los países sudamericanos. La exitosa intervención de los Gobiernos de Lula y Kirchner en la reciente crisis, demuestra como las soluciones a las dificultades de nuestros países, no pueden ser nacionales sino regionales. La actuación de Marco Aurelio García y Eduardo Sguiglia como enviados especiales de Brasil y Argentina, no solo logró dar paso a una salida institucional y viable para Bolivia, sino que puso pie en el acelerador a ciertas decisiones fundamentales para la región.

El Gobierno de Brasil anunció a través de su Embajador en La Paz, Antonio Lisboca Gonzálvez, la condonación de gran parte de los 52 millones de dólares de la deuda boliviana. Esta medida no solo debe contribuir al proceso de estabilización de Bolivia, sino que debe ser interpretada como la invitación del Presidente Lula a participar en iniciativas regionales que son mas loables cuando la situación es de crisis. Vale la pena preguntar dónde estuvo la iniciativa de Colombia o Venezuela, de Perú o Ecuador en la grave situación del país hermano? .

El recientemente bautizado Consenso de Buenos Aires marca un punto importante en el acontecer sudamericano. La meta de alcanzar una propuesta concreta para un esquema de integración entre MERCOSUR y la CAN antes de diciembre, permite reforzar el camino ya hecho por Venezuela y Perú en los tratados alcanzados con Brasil. Este escenario permite lograr que Colombia considere un esquema semejante que a su vez le permita a la región llegar con posiciones mas sólidas a las negociaciones del ALCA. El liderazgo natural de Brasil puede permitir a los países del subcontinente mantener ciertos privilegios internamente en un eventual mercado continental, un mercado sudamericano dentro del gran mercado americano. No se puede caer en la falsa disyuntiva de sí el norte o el sur del continente, igual pueden ser ambos con una secuencia favorable para los ya mencionados "Intereses regionales". El camino que se siguió en la solución de la crisis boliviana, es un muy buen ejemplo de la forma para afrontar en el futuro los grandes problemas de la región.

El fracaso de la intervención de la Organización de Estados Americanos y de la posición de apoyo de los Estados Unidos al Gobierno de Sánchez de Losada ante el éxito obtenido por los delegados de Lula y Kirchner plantea nuevas formulas para la búsqueda de soluciones alternas a los problemas del continente. La articulación Buenos Aires-Brasilia pone en evidencia la falta de liderazgo en el norte de la región. Las buenas intenciones lideradas por el Presidente Lula no pueden pasar inadvertidas por nuestro país y exigen una respuesta rápida y contundente de voluntad política para una estrategia sudamericana.

* Magíster en Estudios Europeos Universidad de Tubingia / Alemania. Director Maestría en Relaciones Internacionales Universidad Javeriana. Especialización en Integración en el Sistema Internacional