Desde la entraña

Carta a Brasil

A pesar de tus malestares internos, te quiero agradecer.

Semana
16 de junio de 2014

Sé que hay protestas dentro de ti, sé que estas tienen razones de ser, que obedecen a coyunturas políticas y sociales profundas en tus intestinos y corazón, lo sé, sé que también obedecen al oportunismo de varios tipos de anticuerpos, lo sé.

Sé que estás cerca de elecciones, y que esto de organizar un mundial dentro tuyo, de los mejores países tercermundistas que hay -lo sabes bien-, es una demencia. Te digo desde ya, cuando llegue Rio 2016 le escribiré a tu hija. Y te digo todo esto porque te adoro y admiro.

Pero creo que, Brasil, debes sincerarte. Donde quiera que has ido en los mundiales has hecho la fiesta, has armado toque de batucada y bailoteo de samba. Bueno, pues esta vez prestaste tu casa para la fiesta más grande que hay y la gente está bailando. Hay trancones en tus venas, hay lágrimas minúsculas que a modo de lluvia que dejas caer en el escenario, y aún así la gente llega a ver fútbol, sonriendo si gana y sufriendo si pierde. Así debía ser esta fiesta, una muestra de lo que eres, un show global en un marco suramericano. Con lo lindo y lo feo de esa realidad.

Si las protestas son sobre dineros mal invertidos, hay algo que te quiero preguntar… Dejaste armar una fiesta en tu casa, pediste que alguien la coordinara y se llevara la plata. Cuando te dio el sí, ¿no era ese un mejor momento de rebotar el intestino y golpear el corazón? 
¿Antes de que el dinero se gastara en armarla? O celebraste ese día porque pensaste en qué parte de la fiesta ibas a ver.


Yo sé, no sé nada, estoy lejos y no te conozco ni siquiera. En serio, no sé nada. Solo veo que el fútbol que estás hospedando, más allá del muy cuestionado inicio en que dejaste que tu ego venciera la justicia arbitral, es en su gran parte emocionante. Hay un gran show, y hay grandes artistas. ¿Es malo porque Joel Campbell es figurón? Creo todo lo contrario. Te pido que abraces tu fiesta porque el mundo, exceptuando a quienes perdieron sus primeras batallas de manera desastrosa, la está bailando y la está cantando.

El mundo te ha tomado de ruana como tu te has tomado de ruana al mundo, de la mejor manera posible. Disfruta del color que eso representa. ¿Será que 55.000 colombianos en una ciudad al tiempo no te generan ingresos? ¿No estás cobrando de 30 a 60 dólares por almuerzo? ¿Todo se va? ¿Todo es plata? ¿Qué pasó con tu sentido de lo intangible?

Igual, te doy crédito. Parte de ti sabía que tu calor, tu barrios y tus vecinos darían para un mundial más cálido que uno en tus hermanas Argentina, o Chile (que seguro montarían fiestas geniales a su manera). Sabías que sería único. Y a pesar de las protestas intestinales, a pesar de los arbitrajes cuestionables, después de solo cuatro días, te doy las enormes gracias.

Nos estás regalando Pan y Circo, con gran circo y delicioso pan.

 Por Alejandro Pérez.