Blog: De política y otros demonios

Lo que usted no supo de Santos en Madrid

Lo que se destacó en los medios fue las advertencias de Santos a las FARC de no atentar contra personalidades y sus deseos de reconciliarse con Uribe. Pero esto fue lo que sucedió en el encuentro del presidente con la comunidad de colombianos en Madrid.

Semana
22 de enero de 2014

Hace cuatro meses dejé mi puesto en Especiales Regionales de Semana para venir a estudiar un máster en Madrid. Hoy, por azares de la vida, resulté en el “evento cultural” del Presidente Juan Manuel Santos con “la comunidad colombiana residente en España”, según dice la tarjeta de invitación de la Embajada y el Consulado.


No soy santista, pero mi curiosidad de periodista y de politólogo me motivaron a ir a lo que desde el principio supe sería un acto de campaña. No me equivoqué.

El evento al que asistí (hubo otro en la mañana con empresarios) se realizó en la tarde, en la Mutua Madrileña, que según me dicen, es uno de los auditorios más “pijos” (importantes) de la capital española. Queda cerca de la estación de metro “Ruben Dario”, saliendo por el Paseo La Castellana, hacia el norte de la ciudad. Hacía frío y viento de invierno, pero el clima era bogotano.

Al llegar me sorprendió la poca presencia de policías. De hecho, ahora que lo pienso no vi ni motos, ni patrullas, ni uniformados. Nada. “Nuestros Presidentes no son importantes acá”, pensé. Dentro si había algunas personas de seguridad españolas y colombianas. Tampoco muchas.

Entré al auditorio con miembros de AESCO, (América, España, Solidaridad y Cooperación), una ONG que conocí por su trabajo de orientación y acompañamiento a los migrantes –no solo colombianos- en España, Ecuador y Colombia. De hecho, gracias a ellos supe del evento y obtuve la invitación.

El Presidente como político que se respete no llegó puntual. Esperó a que el protocolo estuviera listo, y a que organizaran a la entrada a una comitiva de niños para recibirlo. Como era de esperarse, su ingreso al salón fue en medio de aplausos de un auditorio lleno en el primer piso y vacío en el segundo.

Los asistentes estaban muy bien vestidos -yo era el único de tenis-, y quizá para ser un evento con “la comunidad colombiana residente en España”, le faltaba pueblo. Le faltaban esos migrantes que tienen que “currar” –trabajar- para rebuscarse la vida acá. Los que dejaron el país por la violencia o por buscar futuro. Esos que también son desamparados por el Estado colombiano, pero que son aún más olvidados porque están lejos.

El evento empezó con el himno nacional interpretado por una niña discapacitada, a la que el Presidente no dudó en levantarse a saludar (quizá para no caer en el efecto MIRA); y continuó con las palabras del Embajador Fernando Carrillo, en las que no faltaron elogios a la gestión del mandatario y autoelogios a su gestión (que lleva por mucho dos meses). Luego Carrillo, dio la palabra a dos funcionarios del gobierno de Rajoy -supuestamente saltándose el protocolo-, que no ahorraron halagos para Colombia ni para las excelentes relaciones colombo-españolas. Hablaron también del cambio de imagen que había tenido –para bien- el país en el exterior.

Lo que no dijo Santos

El Presidente fue a que le escucharan decir lo bien que está el país… para él. No escuchó a ninguna persona del auditorio y, al final, respondió unas preguntas previamente seleccionadas por el equipo de la Embajada, que supuestamente habían sido enviadas por correo electrónico por los colombianos. Hubo una pregunta tan absurda que arrancó las risas del auditorio… incluso las del presidente.

Lo que dijo el Presidente es lo que siempre dicen nuestros presidentes: “el país va por buen camino”, “la economía ha crecido gracias a los esfuerzos que hemos hecho”, “hemos generado empleo”, etc. Dijo también que querían aprender de la experiencia de España en infraestructura, porque eso era lo que le faltaba a Colombia junto con la paz. De hecho invitó a soñar con la paz, y elogio a las Fuerzas Armadas. Dijo que con la paz no iban a perder sus privilegios, y dio partes de guerra de su gobierno. Cifras de unidades de las FARC “neutralizadas”. También agradeció a Rajoy por su gestión para eliminar visados a los colombianos y dijo que era “el regalo de cumpleaños” que el mandatario español le había dado.

Pero lo que no dijo el Presidente fue lo que precisamente las personas de AESCO y yo queríamos oír, y era lo que más le importa a los colombianos que viven fuera del país, que según esa organización son más de cinco millones.

Santos no habló de estrategias de retorno, ni de ampliación de servicios sociales. Tampoco de mecanismos para facilitar el envío de remesas, ni de rebajar las tasas consulares. No se refirió en ningún momento a los estudiantes, y menos aún a sus necesidades en términos de impulsar la educación en el exterior con más becas, o transformando el Icetex en una entidad que garantice derechos y no endeude a los colombianos.

Terminó sus palabras con algunos chistes sobre lo bien que le irá a Colombia en el Mundial de fútbol (antes de recibir la noticia de Falcao). Respondió las preguntas a las que hice referencia arriba, y se excusó porque tenía que irse a cumplir una cita con el Rey Juan Carlos. Pero no se fue antes de “una sorpresa” que le tenían preparada: una niña le cantó una canción y hubo un grupo de danza de música típica colombiana. Me sentí en la semana cultural de un colegio.

Salí decepcionado del evento. Me pareció el colmo que el Presidente fuera a un país donde hay miles de colombianos y no escuchara sus demandas, sus necesidades. Me pregunto si en el evento con los empresarios habría sido igual. Quizá a ellos si los escucha, pero  ellos no son los únicos que necesitan de su país.

Al final, las personas de AESCO me entregaron una carta dirigida a Juan Manuel Santos que radicaron en la mañana en el Consulado colombiano. También se la dieron al Edecán del Presidente y a algunos medios de comunicación presentes. El asunto de la carta es la “visibilización de las necesidades de los colombianos en el exterior”. La comparto con ustedes (ver). Considero que es importante no dejar solos a los compatriotas que están fuera.