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Bistec a caballo

Los hallazgos no cesan en las investigaciones contra la carne de caballo que ha permeado los supermercados de Europa.

Fanny Kertzman
16 de febrero de 2013

Todo empezó el 17 de septiembre del año pasado en Irlanda del Norte, cuando la autoridad sanitaria, en un operativo preventivo, encontró cajas de carne congelada provenientes de Polonia, con las etiquetas falsificadas. Era carne de caballo empacada como carne de vaca. 

Las sospechas habían comenzado porque la Food Safety Authority of Ireland (FSAI), la autoridad sanitaria, sospechó por el destino y volumen de carne de caballo que se estaba sacrificando, que podia estar gestándose una estafa.

El 30 de noviembre, en un experimento con 27 muestras de hamburguesas, se encontró el ADN de caballo en 10 de ellas. Además había trazas de carne de cerdo en 23 de 27 hamburguesas.

Se inspeccionaron entonces los proveedores de la carne de caballo: Silvercrest, Liffey Meats y Dalepak y en todos ellos se detectaron trazas de caballo. Dentro de la mala noticia las cosas hubieran podido ser peor si se hubiera detectado presencia de phenylbutazone, una medicina utilizada en caballos que se considera tóxica para el consumo humano. Las pruebas dieron negativas.

Las firmas implicadas en los hallazgos negaron utilizar carne de caballo. Las investigaciones se centraron en Silvercrest que al final tuvo que cerrar. En los sobrados de la carne para hamburguesa se encontró carne de caballo, importada de Polonia. Otro hallazgo fue una lasaña cien por ciento carne de caballo marca Findus. Su productor, Comigel, sacó del producto del mercado, mas otros de marca Comigel.

El creciente escándalo ha afectado a los productores y potencialmente a millones de consumidores en por lo menos ocho países: Irlanda, Inglaterra, Polonia, Francia, Holanda, Luxemburgo, Alemania y Suecia. La carne de caballo está tan extendida que mas que un descuido en los estándares de la industria, se están haciendo investigaciones criminales, porque se cree que esta es una estafa continuada.

El director de la FSAI, Alan Reilly, manifestó que ya no se está hablando de trazas, sino de carne de caballo rindiendo la carne para consumo humano. Alguien, en algún lugar, está contrabandeando carne de caballo en la manufactura de hamburguesas pero no se sabe exactamente como está sucediendo.

El etiquetar la carne de caballo como vacuna viola uno de los grandes tabúes de Inglaterra e Irlanda, dos paises que se enorgullecen de sus animales, especialmente de los caballos. El hecho de que el origen de la carne sea del continente, donde el consumo de carne de caballo es mucho mas común, lleva a pensar que hay una estafa porque la carne de res es mas cara que la de caballo.

A pesar de que no hay un problema de salud pública, como pragmaticamente lo reconoce el gobierno británico, hay un problema de vigilancia. No es sino recordar las crisis alimentarias como las vacas locas en Gran Bretaña y la de dioxina en huevos y pollos de Bélgica.

Los investigadores irlandeses revelaron que encontraron trazas de carne de caballo en las hamburguesas vendidas al público por cadenas tan conocidas como Tesco, Iceland y Lidl. desde agosto del 2012. La carne que estaba contaminada con caballo era originaria de dos plantas en Irlanda. Después de que se eliminaron unos 10 millones de hamburguesas de los estantes en los dos países, se encontró que la carne de caballo venía de Polonia. Se han encontrado depósitos donde mas del 75 por ciento es carne de caballo. La policía europea, Europol, está tras del caso.

Francia ha acusado a Rumania de ser el país origen de la carne de caballo, aunque no ha podido probarlo. El Ministerio de la Salud en Francia está investigando a las dos compañías que le suplían a Findus, cuya lasaña tenía cien por ciento carne de caballo. Lo que se está encontrando es una mafia de intermediarios con intereses encontrados, en la que es difícil desenmarañar si la etiquetación errónea es producto de la negligencia o es una estafa.

Las autoridades francesas identificaron al proveedor de carne para Cogimel como otra compañía francesa, Spanghero, que admitió que había comprado la carne de un matadero rumano, a través de comerciantes de Chipre y Holanda. Spanghero tiene su base en el suroeste de Francia. La empresa dijo que planeaba demandar a su proveedor. Rumania exporta cerca de 16 millones de dólares anuales en carne de caballo.

Las investigaciones preliminares en Bucharest no han demostrado que haya estafa. "De todos los datos que tenemos hasta el momento, no hay violación de las normas europeas cometidas por compañias de Rumania en el territorio rumano." dice el primer ministro Victor Ponta. "Basados en la información que tenemos...está muy claro que la compañía francesa no tenía ningún contrato directo con una compañía rumana. Todavía falta determinar donde se cometió la estafa y quien fue el responsable" añadió.

Mientras tanto, un productor rumano que procesa carne de caballo, Carmolimp, dijo que las afirmaciones de los franceses en contra de los rumanos eran una verguenza y un ataque sin precedentes. "Si la carne se hubiera ido de Rumania diría "carne de caballo" dice Olimpiu Soneriu, el Director de Carmolimp. Lo que si es cierto y se ha reconocido a todo lo largo del proceso, es que la carne ha sido siempre comestible, no ha habido contaminación. Por otro lado, se aplican las normas de la Union Europea donde no se pueden poner barreras de entrada en las aduanas, por lo que la carne sigue circulando.

Para los flemáticos burocrátas, esto ha sido solo "un problema de etiquetado" No hay ninguna duda de que "la carne en cuestión nunca ha estado contaminada de ninguna manera" como lo dijo Frederic Vincent, un portavoz de la Comisión Europea. Es solamente carne de caballo.

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