Home

Opinión

Artículo

EL GOBERNADOR

Semana
13 de diciembre de 1999

El caso del gobernador del Cauca es de enciclopedia. En el tomo de la 'P' encontraríamos
varias páginas sobre 'politiquería', en el de la 'I' sobre irresponsabilidad, y en el de la 'D' sobre descaro
político.De ello es una perfecta radiografía el pésimo manejo y el aprovechamiento político que el
gobernador le ha dado a la delicada toma de la carretera Panamericana por par-te de una multitud de
desesperados campesinos caucanos, que prácticamente tiene aislada a la ciudad de Popayán hace varios
días. El ministro del Interior, Néstor Humberto Martínez, dijo que el control de la situación le había quedado
grande al gobernados Negret. A lo que éste respondió acusando al Ministro de "arrogante". Pero detrás de
este insólito cruce de palabras, en medio de una de las más delicadas situaciones de orden público del
año, existe toda una historia política que el país debe conocer por sus repudiables y peligrosas
dimensiones.Lo primero que huele tremendamente sospechoso es por qué, como Dios manda, el gobernador
del Cauca no está trabajando mano a mano con el gobierno para resolver de una vez por todas esta toma. Y
no sólo no lo está haciendo, sino que prácticamente se ha convertido en su contraparte. En la feroz
contraparte de un gobierno que está 'saltando matones' por cuenta de un castigado presupuesto que no sólo
le debe alcanzar para resolver los problemas de los campesinos caucanos, sino del resto de campesinos del
país.Las sospechas son fundadas. Al rompe es evidente que el gobernador no simpatiza con el actual
gobierno: Negret se ha negado a recibir al presidente Pastrana en las cuatro ocasiones en las que éste ha
viajado al Cauca.Acosado por una delicada situación fiscal, el departamento de este gobernador recibió por
fin una histórica sorpresa: la venta de la represa Salvajina le dejaría a los caucanos la nada despreciable
suma de 33.000 millones de pesos, con los cuales podría desembargarse al departamento por cuenta de las
millonarias deudas atrasadas que mantiene con la banca privada.Pero, ¡oh sorpresa! Las deudas no se
pagaron, y el dinero se esfumó. La fórmula fue sencilla. El gobernador inició una intensiva campaña política
de pueblo en pueblo, de municipio en municipio, de corregimiento en corregimiento, entregando los 33.000
millones como si se tratara de caramelos. El gobernador se gastó la plata, y el departamento quedó
condenado a encontrar en adelante cerrado, quién sabe si para siempre, el circuito financiero del país:
entendiblemente, no existe ningún banco, después de la 'conejeada' del gobernador Negret, que esté dispuesto
a prestarle plata al Cauca.Al quedarse sin el dinero, el gobernador no ha tenido otro recurso que
simpatizar secretamente con el mecanismo de las tomas campesinas, trasladándole el problema de
financiamiento de las necesidades de los caucanos más pobres al gobierno central."Aquí la cosa es con
platica", le dice Negret a los enviados del gobierno, que intentan desesperadamente desmontar la toma a las
buenas. Y para tal propósito al gobernador se le ha ocurrido la fórmula de crear un 'dos por mil' que paguen los
colombianos con destino exclusivo a los caucanos. También ha solicitado con voz golpeada que le manden al
Cauca una parte de las regalías nacionales y otra de los dineros del Fondo de Solidaridad destinados para
atender la salud de los colombianos más pobres del país.Como ninguna de sus geniales pretensiones de
financiamiento ha sido factible, les ha aconsejado a los líderes de la toma que no se dejen meter en "mesitas
de trabajo" que el gobierno ha montado para discutir la situación con los campesinos, entre quienes la
simpatía por su gobernador, como es obvio, ha resultado cada vez más creciente. ¿A quién le choca que el
gobernador de su departamento sea capaz de alzarle la voz al gobierno para decirle que "aquí la cosa es
con platica, o nada"?A tal punto ha llegado la situación, que al procurador Jaime Bernal le tocó intervenir
para prohibirle al gobernador que siga actuando de contraparte del gobierno, aprovechándose políticamente
de un problema de orden público de dimensiones nacionales.¿Qué tal que al resto de los gobernadores del
país les diera por ponerse al frente de las tomas campesinas de sus propios departamentos, alimentándolas
con la falsa ilusión de que el gobierno tiene plata y de que presionándolo un poco es posible sacársela?Por lo
pronto, la situación del Cauca, un departamento tan querido por los colombianos, está condenada a
seguir... 'negret'. Entretanto... En lugar de pelear por la sede de la calle 36, ¿no será mejor que las dos
direcciones liberales compren un par de casas en un conjunto cerrado?

Noticias Destacadas