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¿En que orilla está Ordóñez?

¿Por qué el Procurador, encargado de velar por los derechos de las víctimas, no quiere que la Corte vaya a entrevistar a los paras en cárceles de Estados Unidos?

María Jimena Duzán
26 de septiembre de 2009

Es bien sabido que el procurador Alejandro Ordóñez es un devoto de Cristo Rey y que a su alma inquisidora le gusta erigirse en la dispensadora de la moral y de las buenas costumbres. Por eso, y aunque resulte deplorable para nuestra democracia, no me sorprende la manera como actuó en el caso de la Clínica de la Mujer en Medellín -denunciada por la curia y por ese vetusto notablato paisa de ser un centro concebido para la práctica del aborto-, cuando en realidad era una promesa de campaña de Alonso Salazar dirigida a crear un centro para la mujer en el que además se podían practicar abortos en los casos en que lo estipula el fallo de la Corte; fallo que, dicho sea de paso, el procurador Ordóñez se ha mostrado reacio en reconocer desde que llegó al Ministerio Público ya que para él, por encima de las leyes colombianas, está la ley de Dios.

A los pocos días en que la curia paisa y el diario El Colombiano levantaron su mano acusadora, el procurador Ordóñez en un acto sin precedentes montó una comisión para vigilar las dependencias del municipio que van a tener que ver con esta clínica. La presión fue tan fuerte que el alcalde Salazar no la resistió y hace unos días salió a decir que en esa clínica no se practicarán "abortos". Mal por el alcalde, que no supo defender una promesa de campaña, y mal para la democracia colombiana, que ha encontrado en este Procurador un cruzado que ha vuelto añicos el fallo de la Corte que permite el aborto en tres casos específicos, y que ha pisoteado los derechos de la mujer consagrados en la Constitución.

Pero decía que aunque es deplorable lo que está ocurriendo en ese campo de los derechos de la mujer, todo lo que ha venido sucediendo era más o menos previsible. Para ser sinceros, Ordóñez nunca dejó de mostrar su alma inquisidora y a sabiendas de ello, todos los congresistas lo eligieron, incluyendo a Petro y a unos cuantos liberales.

Lo que sí les prometió a ellos y a todos nosotros, y que nunca cumplió, es que iba a hacer una procuraduría dirigida a proteger y a defender los derechos de todos los ciudadanos. Sin embargo, si revisamos su gestión, se podría concluir que la suya ha sido una procuraduría dirigida a defender los derechos de unos pocos. Específicamente de los funcionarios allegados al Presidente y de los políticos investigados por la para-política, quienes han encontrado en el procurador Ordóñez a su mejor aliado. No de otra forma se entiende la manera como se le atravesó a la decisión de la Corte Suprema de ir a entrevistar a Estados Unidos a varios de los jefes paras extraditados, los cuales han mostrado su interés en hablar y en develar verdades sobre los financiadores y sostenedores del paramilitarismo y el narcotráfico en el país.
 
A pesar de que el Procurador sabía que se trataba de entrevistas y no de testimonios bajo juramento, que es un mecanismo base en el sistema penal acusatorio, el Procurador amenazó al magistrado auxiliar Iván Velásquez con abrirle una investigación disciplinaria.
 
¿Por qué el procurador Ordóñez, encargado de velar por los derechos de las víctimas de este país, no quiere que la Corte vaya a entrevistar a los jefes paras que están presos en Estados Unidos? ¿Qué si estos contribuyen a develar cuáles son los políticos y empresarios que les ayudaron a fundar sus empresas ilegales? ¿Cómo puede un Procurador oponerse a que este tipo de investigaciones se abran paso? ¿De qué lado está el señor Procurador? ¿Del lado de la justicia o del lado de los intereses de los políticos que están vinculados a la para-política, quienes buscan a toda costa impedir que estas investigaciones se abran paso para tapar la verdad y los crímenes que se cometieron?

Lo que sí resulta innegable a estas alturas son las coincidencias que hay entre esta posición del Procurador con la de muchos de los abogados que defienden a los políticos investigados por la para-política. Vaya uno a saber si estamos ante simples coincidencias o si detrás de este escenario se esconde una alianza que el país desconoce. El Procurador sabe que la Corte Penal Internacional está mirando desde afuera vigilante y que cualquier obstrucción a la justicia puede hacer prender las alarmas internacionales.

Por no hablar de otras investigaciones que duermen apolilladas en la Procuraduría, que ya le han otorgado a Ordóñez el titulo de "el gran absolvedor de la nación", según Ramiro Bejarano. Me refiero a la investigación por los falsos positivos, rebautizada por el mismo Procurador como el de "ejecuciones arbitrarias", -como si hubiera ejecuciones no arbitrarias-; quieta está también la investigación sobre la visita de 'Job' a Palacio; lo mismo sucede con la investigación en torno a las 'chuzadas' del DAS, amén de cambiazos como el que terminó pidiendo la absolución del coronel Plazas por las desapariciones del Palacio de Justicia. Con un Procurador así los derechos de los ciudadanos no están protegidos sino asediados.

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