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Una revolucionaria encuesta papal

Es lamentable que la doble moral de algunos tan sólo les permita considerar a su guía espiritual como infalible, cuando sus palabras y actuaciones van en concordancia con sus más afianzadas creencias.

Iliana Restrepo, Iliana Restrepo
14 de noviembre de 2013

Cuando le pregunté a una amiga argentina cuál era su opinión sobre su compatriota, el Papa Francisco, me contestó con gran sensatez: “Si bien no lo considero mi guía espiritual, porque no soy católica, pienso que es el gran político, no sólo que la Iglesia ha estado necesitando para hacer los grandes cambios que precisa, sino para hablar fuerte sobre asuntos internacionales que exigen que se levante una nueva voz”. Pienso que mi amiga tiene razón. 

El Papa Francisco más que un guía espiritual, está actuando como un gran político universal. Por la gran influencia que tiene su posición y a su vez la Iglesia Católica en el mundo, sus opiniones y actuaciones no pasan desapercibidas en el ámbito de la geopolítica internacional. Ha llegado a tocar temas no sólo sociales sino también económicos. Ha cuestionado fuertemente el modelo capitalista. Sus comentarios se han centrado en asuntos tan importantes como la práctica de la austeridad para conseguir la verdadera felicidad y la humildad para vivir una vida espiritual plena. Su acercamiento a otras religiones e incluso sus palabras frente a los ateos, a quienes considera en todo su derecho de no creer, son ejemplos de tolerancia y respeto por el otro.

Muchos de sus fieles consideran que la Iglesia se mantiene anclada en épocas pasadas y que no actúa en consecuencia con la vida de la sociedad contemporánea en la que vivimos. Un número de estos católicos practicantes, lleva una vida que va en contravía con los preceptos de su religión. Mantienen grandes contradicciones espirituales que los deja mal parados frente a quienes los critican por actuar como practicantes, tan sólo atendiendo a los preceptos con los cuales están de acuerdo. Cuántos de ellos, casados por el rito católico, se han divorciado y han contraído nuevas nupcias, o cuántos viven en unión libre y cuántos más, utilizan continuamente métodos de planificación familiar o acuden a la ciencia para procesos de fertilidad. Cuántos se muestran de acuerdo con el matrimonio entre homosexuales o son homosexuales y aun así, continúan recibiendo los sacramentos a sabiendas de que, ante los ojos de su Iglesia, se encuentran en estado de pecado.

El Papa ha decidido, a través de una encuesta, consultar a sus obispos sobre algunas de esas realidades que sus fieles enfrentan y viven en la cotidianidad. El cuestionario, deberá ser compartido por ellos lo más ampliamente posible, alrededor del mundo y por primera vez y, he aquí la revolución, los laicos serán consultados. Podrán, manifestar sus vivencias y creencias para que sean tenidas en cuenta. Esta encuesta tendrá que estar respondida con anterioridad al Sínodo episcopal que tendrá lugar en el Vaticano del 5 al 19 octubre del 2014. La temática del Sínodo, tal como lo anuncia la página oficial, es nada más y nada menos que "Los desafíos pastorales de familia en el contexto de la evangelización", que tiene como objetivo especificar el “estado de la cuestión” y reunir testimonios y propuestas de los obispos para anunciar y vivir el Evangelio con credibilidad para la familia; y la segunda, es la Asamblea General Ordinaria prevista para 2015, que buscará líneas operativas para el cuidado pastoral de la persona humana y de la familia.

Las preguntas estarán dedicadas a las muchas situaciones nuevas que requieren la atención de la Iglesia como son: matrimonios mixtos o inter-religiosos; la familia monoparental; la poligamia; los matrimonios con el consiguiente problema de la dote, a veces entendida como el precio de compra de la mujer; el sistema de castas; una cultura de falta de compromiso y la presunción de que el vínculo matrimonial puede ser temporal; formas de feminismo hostil a la Iglesia; la migración y la reformulación del concepto mismo de la familia; el pluralismo relativista en la concepción del matrimonio; la influencia de los medios en la cultura popular en su comprensión del matrimonio y la vida familiar; las tendencias subyacentes de pensamiento en las propuestas legislativas en las que se devalúan la idea de permanencia y fidelidad en el pacto del matrimonio; un aumento en la práctica de la maternidad subrogada (vientre de alquiler) y las nuevas interpretaciones de lo que es considerado un derecho humano.
 
Ya se escuchan voces de protesta de algunos católicos ultra conservadores que se muestran en abierta oposición a que la encuesta se realice; sostienen que lo que busca el Santo Padre es hacer modificaciones radicales sobre estos temas tan controvertidos; ya Francisco I ha hecho pronunciamientos al respecto que no han tenido buen recibo en esa ala del catolicismo: “Tenemos que encontrar un nuevo balance”, ha dicho, “de otra manera hasta el edificio moral de la Iglesia caerá como un castillo de naipes, perdiendo la frescura y la fragancia de los evangelios. La Iglesia está obsesionada con los gays, el aborto y el control de la natalidad”. Si bien estas palabras no están cambiando las doctrinas de la iglesia, claramente sí son un cambio de tono que justifica el objetivo del Sínodo de 2014 y la Asamblea de 2015, de las cuales, muy seguramente, se desprenderán cambios que muchos aceptarán con agrado y otros se dedicarán a criticar y querrán impugnar. 

Es lamentable que la doble moral de algunos, tan solo les permita considerar a su guía espiritual como infalible, cuando sus palabras y actuaciones van en concordancia con sus más afianzadas creencias; pero se sientan amenazados o traicionados y pongan en dudan su infalibilidad cuando busca introducir cambios que claramente las controvierte.

iliana.restrepo@gmail.com

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