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Perdón, Señores Estudiantes

Semana
29 de enero de 2007

Que vergüenza con ustedes niños y jóvenes estudiantes. En nombre de mi generación y la de mis padres y maestros -que nos deformó-, les pido perdón por la educación miserabilista que les estamos ofreciendo.

Resulta que nos ha dado por exigirle el gobierno educación gratuita, y eso esta bien. La educación gratuita quiere decir "no pago de matriculas ni pensiones", y lo ideal sería que el Estado también asumiera el costo de todos los útiles y herramientas para aprender. Pero eso no se da. El estado solo contrata profesores y les paga sueldos de miseria, lo que quiere decir, que le entrega la educación de ustedes a los profesionales más pobres que tiene; y construye escuelas en las que nunca vuelve a invertir un peso para dotar o actualizar, a menos que se esté en eminente peligro de caerse.

Y ahora, para completar, los adultos (dirigentes políticos y padres de familia) estamos entendiendo mal el concepto de gratuidad. Dicen que como la educación "debería" ser gratuita se debe prohibir pedir libros, utensilios y elementos necesarios para aprender". Y no sé que pretenden que enseñen los profesores sin poder usar ayudas. ¿Qué puede aprender a leer un niño que nunca toma en sus manos un libro?
"Las cosas buenas en la vida cuestan, y la educación buena hay que pagarla". Pero no, que pena con ustedes niños y jóvenes de Colombia, pero mi generación no quiere gastarse un peso en la educación que toca brindarles. Quieren que ustedes aprendan por osmosis, que sepan todo lo que deben saber a través de la televisión (¿?) y juegos de play station. (¡Que vergüenza con estos padres de familia tacaños y menesterosos intelectualmente que les tocó!)

Ah, y los colegios privados que eran una opción donde los niños y jóvenes podían ir aprender con todos los recursos necesarios, se contagió de pobreza repentina; y ahora, por ejemplo, si un profesor de colegio privado pide un libro, una cartulina o una caja de colores -al igual que en los públicos-, son puestos en la picota pública como criminales de guerra, los denuncian por la radio, la televisión y piden que no los contraten más. Y los colegios -administrados por gente de mi generación-, ante la amenaza de un matriculado menos (que es dinero), se jacta de promocionarse como un colegio donde los profesores no piden ni un rollo de papel higiénico.

Hace algunos años, al menos los padres de familia podían reunirse y hacer una rifa o un bingo para dotar al colegio de sus necesidades básicas frente a la orfandad del Estado; pero el colmo de algunos padres de familia de mi generación hizo que los prohibieran, so pena de considerar al Rector del colegio un delincuente que quiere comprar una biblioteca o un computadores para que los niños aprendan. (¡Ay, Dios, que papás tan brutos!)

Antes a uno le decían, que si era pobre, estudiando podría tener al menos una esperanza de salir adelante, ser profesional y ganarse la vida. Pero ahora, con esta "educación gratuita de pobres y miserables" que nos inventamos, con esta tacañería del gobierno -y la más lamentable- con la tacañería la de los padres de familia que hacen escándalos públicos porque su hijo debe comprar cuatro o cinco libros... ustedes, jóvenes, déjenme decirlo con franqueza, no tienen esperanzas...y el mundo no puede tener esperanzas en ustedes; porque están recibiendo, o van recibir, la instrucción más gratuita, más pobre y perversa del nuevo siglo que nadie se pueda imaginar.

Niños, de verdad, por favor, perdónennos porque no sabemos lo que hacemos.

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