El cantante tuvo que sacar un video explicando lo ocurrido. Los descargos terminaron con una frase lapidaria “soy humano, como cualquiera”. | Foto: Tomada de la cuenta de Twitter de @PipeBueno

REDES SOCIALES

Caso Pipe Bueno: los artistas en la mira de los videos aficionados

Las estrellas del espectáculo cada vez se ven más humanizadas por las plataformas sociales que pueden elevar al Olimpo con la misma velocidad con la que pueden acabar con una carrera. Todo en cuestión de horas.

19 de septiembre de 2016

Los asistentes al concierto de Pipe Bueno en Pereira quedaron en silencio mientras que el artista vociferaba groserías contra un espectador. En cuestión de segundos los celulares inteligentes se levantaron como una ola histérica para registrar el exabrupto. La explicación del episodio fue que un hombre estaba agrediendo a un familiar del cantante, que se percató de lo que ocurría desde la tarima.

Lo que siguió fue una novela más que contada. En cuestión de minutos la secuencia de Pipe Bueno gritando groserías contra un asistente se volvió viral y la turba de Twitter y Facebook hizo el resto de la tarea. El cantante fue tendencia en Twitter, en Facebook despertó una ola de comentarios interminable de leer y en Youtube las reproducciones del video original se multiplican como granos de arroz. Al final, el cantante tuvo que sacar un video explicando lo ocurrido. Los descargos terminaron con una frase lapidaria “Soy humano, como cualquiera”.

Precisamente, la explosión de las redes sociales y la rapidez de difusión de los videos tuvo un fuerte impacto en las costumbres de los otrora inalcanzables artistas. Las redes sociales tuvieron un aspecto colateral en la industria del entretenimiento: humanizó, como nunca antes, a los artistas. Y eso ha tenido varias consecuencias.

En primer término, Pipe Bueno fue una víctima ocasional del fenómeno ‘yo te grabo, tú me grabas’. Las reglas de juego de la era digital cambiaron por completo el paradigma de la privacidad o de lo público. Según las nuevas reglas del juego, cada cual debe aceptar que las interacciones sociales, financieras y comerciales por la red son susceptibles de que alguien las vea, ya sea un amigo, el jefe, el Estado, la prensa o una multinacional como Google o Facebook, en cualquier lado y en cualquier momento.

Hoy por hoy, quien está dispuesto a usar las nuevas tecnologías prácticamente debe resignarse a perder su derecho a la intimidad. Y esto aplica no sólo a quienes tradicionalmente han debido vivir con el peso de ser personajes públicos, como las celebridades, sino a cualquiera. “Todos somos vulnerables”, dice Andrés Guzmán, abogado experto en el tema. Pero en el caso de las celebridades la exposición es mil veces mayor, igual que el impacto que estos episodios pueden tener en su carrera.

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En segunda instancia, la ‘humanización’ de las celebridades les quita ese componente mítico que tenían los artistas masivos hace una década. Si el episodio que vivió Pipe Bueno en tarima hubiera ocurrido hace 10 años, hasta habría catapultado la carrera del artista. Antes los conciertos eran espectáculos impredecibles en los que la audiencia no se concentraba en grabar cada detalle, sino que dedicaba su esfuerzo a conectarse con la propuesta artística del cantante. Y lo que pasaba en la tarima quedaba en la tarima.

Las cosas cambiaron con la irrupción de los teléfonos y redes. Los artistas, a fuerza de episodios buenos y malos, han tenido que acartonar sus presentaciones y hacerlas políticamente correctas. A fuerza de golpes y virales han dimensionado que una salida en falso en vivo ya no se vuelve mítica o parte de la leyenda musical, ahora hará parte del derrotero de su carrera. De aquí en más, algún usuario de las redes sociales siempre le recordará a Pipe Bueno el exabrupto de Pereira.

Por supuesto, el fenómeno de la viralización de los artistas masivos tiene elementos positivos. Las celebridades, ahora, tienen una relación horizontal con sus seguidores. Las redes sociales democratizaron esa interacción que antes era casi la de una deidad con feligreses. Hoy, Pipe Bueno está leyendo cada comentario de lo ocurrido en Pereira y eso es un gran avance para la industria del entretenimiento.

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