INVESTIGACIÓN

Cáncer de pulmón y próstata, buenas noticias

Estudios recientes muestran que dos terapias, alectinib y abiraterona, extienden la vida de pacientes con estos tumores.

10 de junio de 2017

Científicos y expertos en oncología de todo el mundo se reunieron el fin de semana pasado en Chicago para compartir los más importantes avances en cáncer durante el congreso anual de oncología clínica ASCO. En el encuentro, los estudios más comentados mostraron impresionantes avances en el cáncer de pulmón y de próstata, que afectan a 160.000 personas cada año.

En próstata, una de las investigaciones que más llamó la atención fue Stampede, adelantada por científicos de la Universidad de Birmingham en 2.000 pacientes con este tipo de cáncer. En el estudio, encontraron que al usar el medicamento abiraterona junto con el tratamiento estándar –que consiste en una terapia para bloquear la testosterona producida en los testículos–, se puede doblar la expectativa de vida en aquellos pacientes con enfermedad avanzada. Además podría ‘curar’ a pacientes menos críticos.

Sumantha Kumar Pal, oncólogo clínico de ASCO, explicó a SEMANA que el crecimiento del cáncer de próstata está ligado a la producción de testosterona. Por eso “parte del manejo consiste en darles inhibidores hormonales que detienen la producción de testosterona en los testículos”. Pero esta terapia no bloquea toda la producción hormonal que sigue elaborándose en bajas dosis en otros órganos del cuerpo. Por eso en la práctica, estos tratamientos no son suficientes.

Sugerimos: Guerra fría contra el cáncer

Con la estrategia de añadir abiraterona, por el contrario, “hay más bloqueo androgénico”, señala el oncólogo Mauricio Lema. La razón es que este medicamento detiene la producción de estas hormonas en el resto del organismo al inhibir una enzima crucial en su elaboración. “La abiraterona busca otros andrógenos y los bloquea antes de que se produzcan”, añade. La idea es que al combinarla con la terapia de privación androgénica se podría controlar la producción de estas hormonas aún más y detener así la progresión de la enfermedad. En efecto, después de 40 meses de estudio en el grupo con la terapia convencional, el 76 por ciento de los pacientes lograron superar los tres años, mientras que el 83 por ciento rebasó este tiempo en el grupo al que se le añadió abiraterona. Los efectos secundarios fueron muy similares para ambos grupos.

De igual forma, se encontró que los pacientes con cáncer de próstata a quienes se les ha expandido a los huesos y otros órganos como el pulmón pueden duplicar su expectativa de vida de tres años y medio a siete. “No solo se prolonga la vida, sino que disminuyó el riesgo de recaída en 70 por ciento y el de complicaciones serias al 50 por ciento”, dijo Nicholas James, autor del trabajo y profesor de oncología clínica del Hospital Reina Isabel de Birmingham, Reino Unido. “Son resultados que se dan una vez en la vida”, agregó.

La abiraterona no es una nueva droga. Los médicos la utilizan para cuando la enfermedad está avanzada y ya no hay respuesta al tratamiento convencional. Pero con estos resultados se espera que ahora se use como medicamento de primera línea. Para Lema, este fármaco “es un tremendo ‘hit’, pero el problema será quién la va a pagar pues es una pastilla que vale millones”.

El otro estudio, conocido como Alex, comparó dos medicamentos para cáncer de pulmón de células no pequeñas, positivo para ALK, un tipo de alteración presente en el 5 por ciento de los casos. Las drogas estudiadas fueron crizotinib, que es el estándar de tratamiento para estos pacientes, y alectinib, un medicamento de segunda generación que fue aprobado por la FDA en 2015. La conclusión del estudio, dirigido por Alice Shaw, directora de la unidad de oncología del tórax del Massachusetts General Hospital en Boston, es que si se da alectinib en primera línea luego de la cirugía, los pacientes podrían vivir un año y medio más que con la otra terapia. “La eficacia y seguridad establecen que alectinib es el nuevo estándar de tratamiento en estos pacientes”, concluyó la experta.

Recomendamos: Depresión y ansiedad, agentes del cáncer

Según el médico oncólogo Andrés Cardona, el tiempo global de vida que da crizotinib está alrededor de 4,2 años y “con alectinib es de 5 a 6 años”, dijo a esta revista. Aunque se observaron efectos secundarios como fatiga, estreñimiento y dolores musculares, estos fueron considerablemente menores que con la otra medicina.

El estudio fue hecho en 303 pacientes con este tipo de cáncer en estadios avanzados y que no habían sido tratados previamente con ninguna terapia. Luego de 30 meses de investigaciones, la progresión de la enfermedad en aquellos que recibieron alectinib fue más lenta: en promedio volvió a los 26 meses de haber iniciado tratamiento; con crizotinib fue a los diez meses.

Estos pacientes tienen alto riesgo de metástasis en el cerebro, “uno de los aspectos más debilitantes de esta enfermedad”, dice John Haymach, oncólogo del MD Anderson que comentó el estudio. Esta droga también resultó ser más potente para penetrar la barrera cerebral al detener la progresión de tumores en ese órgano. “Con crizotinib esa probabilidad es de 40 por ciento, mientras que con alectinib resultó ser 9 por ciento, es decir, cuatro veces menos”, señala Cardona.

La única desventaja es que alectinib no está aprobada en Colombia. “Demoramos cinco años en decirle sí al crizotinib, un medicamento que le cambiaba la historia de la enfermedad. ¿Vamos a esperar otros cinco años para decirle sí a un medicamento que es considerablemente mejor y menos tóxico?”, puntualizó Cardona.

Puede leer: El alcohol aumenta el riesgo de sufrir cáncer de próstata

Ambos estudios son buenas nuevas. En cáncer de pulmón, una enfermedad que hace un par de décadas tenía expectativa de vida de menos de 12 meses, ahora al ver cómo un grupo de pacientes puede beneficiarse de una terapia que extiende la vida por seis años es “dramático”, dice Heymach. Lo mismo sucede en cáncer de próstata cuyo tratamiento, según Karim Fazizi, científico de la Universidad Parias-Sud en Villejuif, Francia, no tuvo grandes modificaciones en 70 años hasta 2015, con una quimioterapia y “ahora en 2017 cuando se muestra que abiraterona ayuda a los pacientes a vivir más”.

Las novedades

ASCO es una reunión que convoca a cerca de 38.000 oncólogos del mundo anualmente, para presentarles cientos de estudios clínicos y pósteres sobre avances en cáncer, muchos de los cuales cambian la práctica médica inmediatamente. Este año, estos fueron algunos de los temas más discutidos.

Inmunoterapia +…

La inmunoterapia logra que el sistema inmune del paciente ataque el tumor, pero sus beneficios aún se dan solo en un pequeño porcentaje de los pacientes con cáncer. Ahora, estas medicinas se estudian en combinación con otras, ya sean terapias blanco o quimioterapias, con la esperanza de extender esos resultados a más pacientes. Eso se reflejó este año, con la presentación de decenas de estudios de terapias combinadas.

Otros efectos secundarios

Hay gran preocupación por el precio de estas nuevas drogas, precisamente porque muchas se están suministrando en combinación con otras, lo que aumenta el costo del tratamiento. Por eso, ahora en oncología se habla de ‘toxicidad financiera’. Algunos expertos sugieren decir no a ciertos medicamentos cuyos precios son muy elevados y no muestran beneficios visibles.

Y dónde está el tumor

La ubicación del cáncer podría no ser tan importante como identificar un marcador tumoral y atacarlo. Un estudio causó sensación al mostrar que un medicamento conocido como larotrectinib, que ataca la alteración genética TRK presente en 17 tipos de tumores en adultos y niños, logró reducir el tamaño de los tumores. La tasa global de respuesta fue de 76 por ciento.

Inmunoterapia 2.0

Un tipo de inmunoterapia conocido como CAR-T, que consiste en manipular genéticamente las células T de una persona para que identifique un marcador especifico y lo destruya, fue sensación. Un grupo chino presentó un estudio que usa dicha estrategia para combatir el mieloma múltiple. Aunque se trató de una muestra pequeña, 19 pacientes, 14 han logrado remisión completa y cinco, parcial de la enfermedad durante más de cuatro meses. 

Batiendo su propia marca

La llegada del bloqueador de HER2 trastuzumab cambió la historia del tratamiento de cáncer de seno a finales del siglo pasado. En este congreso se presentó un estudio para ver si al añadir pertuzumab, otro anti-HER2, bajaba el riesgo de cáncer de seno invasivo. La respuesta está en el estudio Aphinity, que mostró resultados positivos aunque modestos. Después de cuatro años de seguimiento, 7,1 por cientos de las pacientes con pertuzumab desarrollaron cáncer de seno invasivo frente a 8,7 por ciento en el grupo que tomó el placebo. El estudio continúa y hay expectativa por lo que pueda mostrar en seis años más de seguimiento.