5,5% de los nuevos casos de cáncer y 5,8% de las muertes que este produce podrían deberse al alcohol. Foto: 123RF

PREVENCIÓN

No tome riesgos con el cáncer

Los más expertos oncólogos señalan que la relación entre alcohol y cáncer es más estrecha de lo que se pensaba. Hasta una copa podría aumentar las probabilidades de cáncer de seno en las mujeres.

12 de noviembre de 2017

De la posible relación entre el alcohol y el cáncer se ha hablado, pero no de manera tan contundente como lo hizo la semana pasada la Asociación Estadounidense de Oncólogos Clínicos (ASCO, por su sigla en inglés), que reúne a los más expertos profesionales en esa enfermedad. En un artículo en la revista Clinical Oncology, escrito por Noelle LeConte, profesora de la Universidad de Wisconsin Madison, el grupo por primera vez estableció su posición frente al tema. En resumen, este hábito podría aumentar los riesgos de desarrollar algunos tipos de cáncer como el de mama y esófago, hígado, boca, garganta, el colorrectal y el de la caja vocal.

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LeConte revisó más de 110 estudios que incluían datos de 12 millones de personas y más de 250.000 casos de cáncer. Entre los principales hallazgos está que 5,5 por ciento de todos los nuevos casos y 5,8 por ciento de todas las muertes por cáncer podrían deberse al consumo de alcohol.

Y no se requiere tomar muy asiduamente para correr el riesgo. El trabajo resalta que incluso en los bebedores esporádicos la probabilidad de cáncer de seno y de esófago aumenta levemente. En uno de los trabajos estudiados, por ejemplo, las mujeres que toman una bebida alcohólica al día aumentan su riesgo de cáncer de seno tanto si son pre como posmenopáusicas. Una copa de vino o de cerveza al día, es decir, 10 gramos de alcohol, incrementa en 5 por ciento el riesgo entre las más jóvenes y 9 por ciento entre las más viejas.

Entre los moderados, que beben dos copas al día, la probabilidad de cáncer es el doble para el de boca y garganta y más del doble para el de esófago. También tienen riesgo elevado de cáncer de la caja vocal, de hígado y de cáncer de seno en las mujeres, así como del de colon y recto. 

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En el caso de quienes toman con mayor asiduidad, obviamente la probabilidad es mayor. Para ellos el riesgo empieza a partir de 8 o más bebidas a la semana en mujeres o 15 y más para los hombres. En el caso de estos individuos, el peligro es cinco veces mayor para cáncer de boca y garganta, y esófago. El estudio estableció que se trata de una relación causal y no de una simple asociación. Como lo dijo el presidente de ASCO, Clifford A. Hudis, al diario The New York Times, “mientras más tome más alto es el riesgo”.

Se cree que el alcohol ayuda a desarrollar el cáncer a través de su metabolismo. Cuando alguien consume una bebida, tiene contacto con las bacterias de la boca que lo sintetizan en acetaldehído, químico que causa cambios y mutaciones en el ADN. Por eso su impacto es mayor en el área de la boca y la garganta.

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A pesar de la evidencia, muy pocos adultos establecen un vínculo entre el alcohol y el cáncer, como lo hacen con el sol, el cigarrillo y otros factores de riesgo. En un estudio revisado por LeConte incluido en el metaanálisis, menos de uno de cada tres identificó el alcohol como un detonante de la enfermedad. Esto es más preocupante aún si se considera que el hábito de tomar cuenta con amplia validación social. Aunque el mensaje no es dejar de hacerlo, como en el caso de fumar, los oncólogos sí pretenden que la gente consuma menos alcohol. Y a quienes nunca han bebido les recomiendan no comenzar a hacerlo.