Basta con una caminata rápida de 20 a 30 minutos, cuatro o cinco veces por semana, para obtener los beneficios de la actividad física. | Foto: The Telegraph/Alamy

SALUD

Ejercicio para el dolor

Los médicos recomiendan la actividad física como un buen remedio para las enfermedades. Moverse no solo ayuda con el tratamiento de las patologías físicas, sino también contribuye a tener un mejor estado emocional y mental.

9 de noviembre de 2017

Hay una receta común para todos los pacientes y no es el acetaminofén. Se trata del ejercicio, la prescripción preferida de los médicos porque tiene efectos positivos frente a todas las patologías. Infinidad de estudios soportan los beneficios de la actividad física, aunque todavía muchos prefieren evitarla por el esfuerzo, la voluntad que requiere o el dolor que en algunas ocasiones podría provocar.  La realidad es que moverse contribuye con esos dolores y con la recuperación del cuerpo, por fuera y por dentro. Además, es la medicina más barata y fácil de conseguir.

El movimiento es importante para que el cuerpo tenga una buena irrigación sanguínea. “La falta de movimiento conlleva a que en los músculos y articulaciones se produzca una acumulación de líquido de desechos de la actividad celular que incluye ácido”, explica el fisioterapeuta Marco Antonio Morales, doctorante en Neurociencia Cognitiva Aplicada de la Universidad de la Costa de Barranquilla. “El ácido acumulado conlleva a la apertura de los sensores de ácido, que conduce a que los impulsos asciendan hasta la médula y quizás hasta el cerebro, lo que sería una forma de sentir más dolor”, agrega el experto.

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Recientes investigaciones demuestran que el dolor no se puede explicar únicamente como un daño en algún tejido o un defecto anatómico, sino que es procesado en el sistema nervioso cerebral, lo que permite que los pacientes piensen diferente el dolor y puedan mejorar su experiencia con la actividad física.  “La reacción natural del cuerpo es suspender la actividad cuando comienza el dolor. Con el tiempo, la cantidad de actividad necesaria para provocar dolor se reduce lentamente y finalmente conduce a discapacidad, desuso y probablemente depresión”, dice Morales.

Los expertos aseguran que una sola sesión de ejercicios aumenta la producción de analgésicos endógenos, lo que ayuda a que el dolor disminuya, pero lo hace de manera transitoria. Por su parte, el ejercicio repetido produce una disminución del dolor, pero de forma duradera. El movimiento no sólo aumenta la salud de las articulaciones, tejidos blandos, sistemas circulatorio y respiratorio, sino que también favorece al cerebro, ya que “calma los posibles facilitadores del dolor, debido que el ejercicio aeróbico suave bombea sangre y oxígeno alrededor de los nervios, lo que ayuda a calmarlos”, explica Morales.

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Existen varios tipos de ejercicio físico: el aeróbico, anaeróbico, de resistencia y los mixtos. Cada uno con diferentes beneficios para el organismo. Por ejemplo, el ejercicio aeróbico está estrechamente relacionado con la pérdida de peso, lo que a su vez tiene implicaciones para el tratamiento del dolor crónico a medida que se reduce la presión de las articulaciones.

Por su parte, el ejercicio de resistencia u otras formas de entrenamiento de fuerza pueden mejorar la capacidad de la persona para sostener el hueso y el cartílago mediante una mejor musculatura que soporta el movimiento alrededor de la articulación. “El entrenamiento de resistencia mediante ejercicios repetitivos de rango completo de movimiento tienen la capacidad para mejorar el equilibrio y la flexibilidad. Esto reduce el riesgo de caídas y la posibilidad de más dolor o lesiones”, afirma el experto.

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Generar estos cambios es mucho más sencillo de lo que suena. En muchos casos, basta con una caminata rápida de 20 a 30 minutos, cuatro o cinco veces por semana, para obtener los beneficios de la actividad física.  “Es importante hacer los movimientos de forma gradual y segura. De esta forma el sistema de dolor entenderá que las molestias que pueden causarle el ejercicio no son amenaza para el cuerpo y esto le permitirá hacer ejercicio sin dolor”, concluye el experto. En todo caso, es importante consultar con un profesional de la salud que ayude a conformar una rutina de ejercicio adecuada a la condición de cada persona y las necesidades de cada paciente.