LA REVOLUCION SEXUAL

Tras años de represión, los chinos descubren que el sexo es algo más que reproducción.

29 de agosto de 1988

Los chinos están atravesando un auténtico "destape" sexual y si las autoridades que impusieron drásticas costumbres sociales en otras épocas pudieran levantarse de sus tumbas, no podrían creerlo. Los cambios son tan arrolladores y contagiosos que estos jóvenes chinos de ahora, nada tienen que ver con la forma como vivían sus padres y sus abuelos cuando tenían sus edades. El amor, la vida conyugal, las experiencias prematrimoniales, la fidelidad y la infidelidad, las relaciones fuera del matrimonio son algunos de los elementos que introducen velozmente una nueva actitud en un pueblo que, como afirma un sicólogo que los conoce muy bien, hasta ahora ha descubierto que el placer sexual también se puede inventar.
Durante miles de años, los chinos, que siguen dividiendo el universo en los principios cosmogónicos del Yin y el Yang, correspondientes a lo femenino y lo masculino participaban de largos y tediosos rituales matrimoniales pero jamás pensando en la parte de placer que podía obtenerse de las relaciones con el otro. Ahora la situación es diferente: la mujer está independizándose económicamente, se practica el control de la natalidad, se generalizan las familias más reducidas al menos en las ciudades, aumentan los divorcios y los muchachos, por primera vez, son capaces de discutir con padres, maestros y autoridades sobre los valores que les están inculcando en la casa y el colegio.
Uno de los factores que más ha ayudado a introducir estos cambios es la actitud individualista que han adoptado los jóvenes para quienes la competencia profesional, igual que en los países occidentales, es lo más importante en la vida. Hay que ser el mejor en la empresa, trabajar más y a fondo, distinguirse por eso mientras se busca un nuevo nivel de vida y mientras los conciertos de rock, a diferencia de la Unión Soviética, apenas asoman como experiencias ingenuas durante las cuales el consumo de drogas es impensable.
Dentro del esquema social y económico de los chinos actuales, uno de esos elementos de alteración se personifica en el "otro", en la tercera persona que abunda en las relaciones conyugales. No hay cifras exactas sobre las relaciones extramatrimoniales pero es evidente que los chinos están practicándolas cada vez con más frecuencia y entusiasmo. Es más, el idioma cotidiano, reflejo vivo de lo que hace y piensa la gente, ya registra según los estudiosos esta nueva mentalidad: ya no se dice Di sanzhe chazu (Un tercero inmiscuye un pie o sea, estorba), sino Hun Wablian (Sostener relaciones con un tercero). Dentro del esquema familiar chino ese tercero que puede ser hombre o mujer, era rechazado porque se convertía en elemento dañino que atentaba contra la unidad de padres, esposos e hijos y era como el invasor que partiría con uno de los familiares como botín.
Por primera vez comienzan a funcionar en China, al menos en ciudades como Pekin, centros de consulta sobre problemas sexuales y matrimoniales y esto representa un avance de miles de años luz en comparación, por ejemplo, con las costumbres que imperaban durante la Revolución Cultural cuando la sicosis y las neurosis eran tratadas en términos políticos. Todavía se refiere en China el caso de un paciente que escribió a una revista en busca de consejo para aliviar sus fantasias homosexuales. La respuesta fue típica: "Cuando lo invadan ideas de esa clase, piense en cosas nauseabundas como vómitos y diarreas hasta que sus impulsos desaparezcan". Aunque la prensa en ocasiones editorializa contra las prácticas de amor libre y caricias en público, los jóvenes saben que ya nadie se escandalizará si se dedican al anochecer en algunos de los numerosos parques a sesiones amorosas con sus parejas.
Una de las abanderadas dentro de esta revolución social y sexual es la escritora Xu Jingjing, quien varios meses atrás publicó un artículo candente en la revista Familia Moderna analizando los alcances y significados de la sensualidad de la mujer y utilizando frases que bien podrían estar en una revista norteamericana del mismo tema: "Soy una muchacha actual, tengo mi sensualidad que atrae a los hombres, me gusta ser sensual porque sé que la mujer puede expresarse íntegramente a través de su sensualidad y eso meda enormes deseos de seguir expresándome cuando siento la cercanía de los hombres... Las formas carnosas de mi cuerpo no me han quitado el gusto de ceñirme el traje para hacer notar la fluidez de mi cuerpo y eso en el verano cambia del todo cuando me expongo a las miradas ajenas, como diciendo: acérquense, admiradores, aquí se encuentra la belleza".