NO A LA DROGA

Por enésima vez los médicos aseguran que la presión arterial se puede curar sin medicamentos.

20 de noviembre de 1989

Los médicos llevan años diciéndolo pero la gente no hace caso.
Para bajar la presión arterial muchas veces basta con comer bien, hacer ejercicio y tomar las cosas con calma. Por lo menos eso aseguran los especialistas, quienes reconocen que un gran número de pacientes que toman medicinas para controlar su presión arterial no las necesitan. Las recomendaciones son tan eficaces que seguir una o dos es suficiente para que el paciente note la diferencia.

Lógicamente la cosa no es tan fácil como comer ensaladas, dar una caminadita y listo. Se necesita hacer las cosas con juicio, seguir la dieta al pie de la letra y llevar una rutina de ejercicios: un solo día de "trampa" puede ser suficiente para que la presión se vuelva a subir y el paciente se sienta mal otra vez. Pero los beneficios saltan a la vista: se ahorran no solamente los muchos pesos que se deben invertir en medicinas, sino también los dolores de cabeza que estas pueden causar. La mayoría de estas drogas tienen temibles efectos secundarios que hacen que con frecuencia los pacientes prefieran no tomarlas: desde la impotencia sexual hasta la diabetes y la gota.

Las recomendaciones se deben seguir bajo supervisión médica, ya que puede ser necesario cambiar la droga o la dosis. Estas son:

.El peso: puede ser el responsable de la presión arterial alta. Los estudios demuestran que los adultos obesos entre los 20 y los 45 años tienen cinco veces más probabilidades de sufrir problemas con su presión que los flacos. Más de la mitad de las personas que sufren de hipertensión están por encima de su peso ideal. Se cree que este afecta la tensión, aumentando la presión de la sangre sobre las arterias.

·Sal: aunque aún no se sabe mucho acerca de la relación que existe entre la sal y la presión arterial, esta comprobado que cuando la presión se sube, un gran número de pacientes pueden controlarla disminuyendo su consumo de sal. Y es la sal de mesa la que causa daño: ningún otro compuesto del sodio, como los encontrados en el polvo de hornear y en la sacarina, tiene un efecto similar.

Para la mayoria de personas, cambiar su consumo de sal implica cambiar el tipo de comidas que se ingiere.
Esto, especialmente para las personas que prefieren comprar comidas preparadas o comer con frecuencia en restaurantes. La dosis recomendada es 3.500 a 2 mil miligramos al día.

·Ejercicios: aunque para muchos hacer ejercicios resulta aburridor, la verdad es que los beneficios son tan grandes que vale la pena vencer la pereza. Los aeróbicos son especialmente útiles para este propósito de reducir la presión, si se hacen por más de 20 minutos. Aunque montar en bicicleta , caminar es menos aburrido, se recomienda hacer los ejercicios al menos durante 45 minutos para que tengan el efecto deseado.

.Estrés: con frecuencia asociada a un exceso de estrés, la hipertensión en realidad lo que significa es un exceso de presión en las arterias, que puede afectar tanto a los tranquilos como a los nerviosos. Pero el estrés o las reacciones inapropiadas para enfrentarlo pueden subir la presión de las personas que de alguna manera son más sensibles a este. Las técnicas como el yoga y la relajación también pueden reducir la presión arterial.

·Alcohol: aunque tomarse uno o dos tragos al día puede ser benéfico, es claro que el alcohol excesivo resulta perjudicial, especialmente para las personas viejas.

.Potasio y calcio: el potasio tiene el mismo efecto de un diurético y ayuda a limpiar el organismo de sal. Está presente en las frutas y en los vegetales: los especialistas aseguran que consumiendo dos bananos al día se puede reducir significativamente la presión. Pero las personas con problemas en los riñones y las que toman otras medicinas deben consultar al médico antes de aumentar el consumo de este mineral.

El calcio también puede ayudar a controlar la presión, no en dosis altas sino en la recomendada, que es de 800 a 1.200 miligramos al día.

Pero a pesar de que las cifras demuestran la eficacia de estas recomendaciones, lo cierto es que muchas personas prefieren tomarse una pastillita que preocuparse por su dieta, ir al gimnasio y tomar las cosas con calma. Una buena manera de empezar es poniéndose metas sencillas: pretender perder cinco kilos en quince días es absurdo. Algunos especialistas aseguran que si la persona participa activamente en el cuidado de su salud, controlando por ejemplo la presión arterial en casa, se compromete más con el tratamiento. Es también importante que los médicos le expliquen a sus pacientes lo significativo del tratamiento y que la familia y los amigos colaboren para hacerle la vida más fácil.

Aunque probablemente sí es más trabajoso seguir estas recomendaciones, lo que queda claro es que son muchos los dolores de cabeza que se pueden ahorrar si se siguen al pie de la letra.-