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¿Dónde está el 10 de Queiroz?

La camisa de fuerza puesta por Queiroz ha garantizado solvencia defensiva, pero a su vez decretó una “sentencia de muerte por inanición” para los delanteros nacionales porque no hay quién los nutra. Análisis.

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Carlos Queiroz, el entrenador de la selección nacional, está en esa tónica. Desde que asumió en el cargo se inclinó a utilizar tácticamente su inamovible 4-3-3, con volantes todo-terreno, con la reconversión de Juan Cuadrado como interior por ese sector. Un mediocampista encargado de hacer el trabajo sucio de quitar la bola y entregarla con prontitud, en este caso Wilmar Barrios es quien se pone ese traje, y variables por izquierda como Matheus Uribe o Yairo Moreno. Las ideas están más arriba, con James por derecha en una línea de tres ofensiva –o Muriel, cuando el del Real Madrid no está– Roger Martínez por izquierda y de centrodelantero Duván Zapata.

Pero más allá de los esquemas y que la figura del 10 esté en vía de extinción, la camisa de fuerza puesta por Queiroz ha garantizado solvencia defensiva, pero a su vez ha disminuido, por esa decisión táctica, el repentismo ofensivo y de paso decretó una “sentencia de muerte por inanición” de los delanteros nacionales porque no hay quién los nutra. Con José Pékerman –vale la comparación– James se ubicaba en el centro en una línea de tres ofensiva, con Ibarbo por izquierda, Cuadrado por derecha y de rematador Teófilo Gutiérrez. Pero en ese sector James contaba con libertad de sobra para la maniobra en el inolvidable Mundial de Brasil.

Para Rusia no se transformó la función de creador: de hecho el mejor encuentro disputado en la Copa del 2018 (el triunfo 3-0 a Polonia) contó con la presencia de James Rodríguez –escorado hacia el sector izquierdo– y con Juan Fernando Quintero de cerebro funcional, siendo socio de James y rotándose las responsabilidades de surtir a los atacantes. Esa tarde noche en Kazán dejó claro que ambos futbolistas con características de 10 pueden jugar juntos: fueron dos pases de gol de Rodríguez y uno de Quintero.

Queiroz insiste en sacar de su lugar a los que tienen que crear. James no es wing por derecha ni volante de raya por ese sector y aunque el director técnico no logró convocar a Quintero por cuenta de una grave lesión, Edwin Cardona, otro mediocampista de creación que tuvo muchos minutos con Pékerman y que le salvó el cuello a Colombia en varios partidos de visitante en las eliminatorias a Rusia 2018, tuvo pocos llamados. Con Queiroz no hay 10. Justo con él, que en la selección Portugal sub 20 de 1991 contó con la sociedad Rui Costa-Luis Figo en el medio, encargada de hacer flecos a sus adversarios en aquel Mundial juvenil que se llevaron con brillantez los lusos.

La camisa de fuerza puesta por Queiroz ha garantizado solvencia defensiva, pero a su vez, ha disminuido el repentismo ofensivo.