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¿Qué tiene que aprender Colombia de Estonia?

El país europeo es la estrella ascendente del continente en materia educativa. Las últimas pruebas Pisa ubicaron a la nación en el tercer lugar a nivel mundial. Su sistema se basa en la igualdad y libertad.

21 de junio de 2017

El más reciente Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (Pisa) muestra que los estudiantes de 15 años, tanto en las regiones ricas del norte y el oeste europeo y de países como Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Japón son mejores en Ciencias Naturales, Matemáticas y Lectura que en regiones como América Latina, el Magreb, parte del sur y sureste europeo y algunas zonas del sur de Asia.

Específicamente en Europa, Estonia es uno de los países con mejores resultados escolares en el mundo, ocupa el tercer puesto en en Pisa. Se trata de un país pequeño que le monta competencia a su vecino del norte, Finlandia, que ocupa el quinto lugar. Solo estos dos países europeos se hallan entre los diez mejores del mundo. Singapur y Japón se encuentran en primero y segundo puesto respectivamente.

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La rectora de una escuela estonia en el condado de Tartu, Karin Lukk, le comentó al medio alemán Deutsche Welle que en el país se centran en la igualdad. “Nos concentramos en la igualdad de oportunidades. Esto es lo que nos lleva a conseguir buenos resultados. No dividimos a los niños bajo ningún concepto”, comentó.

Y es que la procedencia étnica social tampoco juega un papel en el sistema educativo de Estonia, como tampoco el bienestar económico de los padres. Este sistema educativo se esfuerza por conceder la misma educación a todos los escolares y de forma gratuita.

Así mismo, el profesorado y los alumnos tienen plena libertad para configurar el contenido de sus clases. El éxito educativo se controla a través de exámenes nacionales en los cursos tercero, sexto y noveno. Según el informe Pisa, dos tercios de los estudiantes estonios están contentos con sus colegios y sus maestros.

A su vez, Estonia se diferencia de países como Bután, donde la educación no es obligatoria, y se asemeja más al modelo occidental, en el que desde los 7 años los niños deben estar en las escuelas hasta completar la educación básica.

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Al mismo tiempo, el país tiene la intención de convertirse en una potencia tecnológica. Desde muy pequeños, a los niños se les enseña a programar. Toda esta afición por la tecnología comenzó cuando en los años noventa —cuando apenas caía el Muro de Berlín— Toomas Hendrik Ilves, entonces embajador del país en Estados Unidos, inició la ‘i-revolución’. Todas sus escuelas para finales de esa década tenían ya presencia en internet.

En los salones de clase se puede ver a niños de 10 años diseñando sus propios videojuegos bajo la supervisión de sus profesores de tecnología. Para lograr tal progreso tecnológico, todos los centros escolares estonios tienen conexión de banda ancha, formación continua del profesorado y la posibilidad de utilizar los entornos de enseñanza virtual para crear material didáctico electrónico.

Los buenos resultados de Estonia y claramente de otros países en el mundo se deben a diferentes factores como por ejemplo fuertes motivaciones para aprender y un profesorado más eficiente y mejor capacitado. “Cuando los alumnos aprenden de sus padres que pueden aplicar más tarde los conocimientos científicos y la comprensión, adquiridos en su vida laboral. Cuando disfruto aprendiendo, puedo alcanzar mejores resultados”, cuenta el portavoz de la Ocde en Alemania Mathias Rumpf. Sin embargo, es bien sabido que la política en educación no puede mejorar un sistema educativo reduciendo simplemente el número de estudiantes. “Un buen profesor puede hacerlo mejor en una clase de muchos escolares que uno malo con una pequeña”, agrega.

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“Los colegios deben exigirle mucho a todos los estudiantes”, cuenta el portavoz de la Ocde y añade que “no pueden existir buenos resultados cuando a unos se les exige mucho y los otros solo deben rendir poco”. Para el experto, la fórmula perfecta es que “las iniciativas políticas se concentren en clases eficientes. Los sistemas educativos exitosos centran más sus recursos en los niños de colegio que lidiar con dificultades”, comenta Rumpf.

Si el sistema educativo de un país no ha salido bien parado en el informe Pisa, el consejo escolar debe reflexionar cómo manejar los resultados. "Los países tienen más éxito cuando aplican una estrategia de política educacional coherente y a largo plazo”, advierte.  

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