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Compra de Cafesalud: A sangre fría

La transacción aún genera varias dudas, sobre todo si se piensa que esta operación podría cambiar el modelo de salud y desatar una guerra entre hospitales y EPS. Su venta fue suspendida por la Justicia.

10 de junio de 2017

La venta de Cafesalud, que tenía bajo su techo los activos más importantes de la antigua Saludcoop, está en la mira de todo el mundo. Al fin y al cabo se trata de la EPS más grande del país, que recibe cerca de 5 billones de pesos al año de giros directos –unos 400.000 millones al mes-, que tiene 3.300 camas hospitalarias y una posición dominante de un sistema por el que pasan más de 40 billones de pesos al año.

A medida que se han conocido los detalles de la operación, la polémica ha crecido, no solo por la forma como se hizo el negocio, sino por el futuro de la empresa y del sistema. Los más críticos han sido el procurador Fernando Carrillo, senadores como Jorge Robledo, Jorge Iván Ospina y, curiosamente, la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, que por su naturaleza debería defender a sus afiliados.

Prestasalud es un consorcio de hospitales, clínicas y empresas que se unieron inicialmente para salvar las deudas de Cafesalud, y que terminaron con el control de una EPS. De ahí que algunos se preguntan si este grupo tiene la experiencia para navegar en el complejo mundo del aseguramiento, si sus socios tienen la fortaleza financiera para pagar las deudas y ponerla al día y si con esta transacción se están modificando las reglas con las que ha funcionado el modelo de salud. También se cuestiona la presencia de antiguos amigos, socios y aliados de Saludcoop y de Carlos Palacino. Estos y otros interrogantes han opacado la que debía ser la buena noticia de la venta de Cafesalud. El más contento, además de los compradores, es el gobierno, que logró ponerle fin a la larga intervención de Saludcoop y quitarse de encima un dolor de cabeza y un generador de escándalos.

Una de las preguntas está en la conformación del grupo y cómo son las reglas de gobierno corporativo. En otras palabras, quién manda y toma las decisiones. Hay varias versiones sobre la génesis de Prestasalud. Antiguos directivos de Saludcoop dicen que Alberto Castro, exvicepresidente del grupo, junto a Jaime Barrero, quien pasó de ser curador urbano a un jugador importante en el sector de la salud a la sombra de Palacino, habrían cumplido un papel fundamental en la conformación del consorcio, en la que también fueron cercanas al antiguo grupo como Corporación Nuestra IPS, Clínica Medilaser o las fundaciones Esensa o Saint. De hecho, algunos de los dueños o personas que controlan ciertas empresas socias de Prestasalud tienen o tuvieron propiedades del Villa Valeria, un condominio desarrollado por Palacino en Restrepo (Meta), en donde terminaron invirtiendo amigos, socios de él o proveedores de Saludcoop. A estos se sumaron otros hospitales y clínicas reconocidas, como el Grupo San José y Ribera Salud de España.

Otros dicen que quien lideró la conformación del consorcio ha sido el reconocido médico Jorge Gómez, cabeza del Grupo San José, que reúne a los hospitales San José, Infantil y la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud (Fucs). Él, que ha sido el vocero y líder visible de Prestasalud, le dijo a SEMANA que Palacino no tiene ninguna participación ni ninguno de los socios tiene relación alguna con él, a pesar de que en el pasado algunos dueños de empresas sí las tuvieron.

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Sin embargo, a hoy, la conformación del Consorcio Hospitales y Clínicas Prestadoras de Salud de Colombia (Prestasalud) es todo un misterio. En la propuesta que hicieron para quedarse con Cafesalud y Esimed por 1,45 billones de pesos, el 50 por ciento de la sociedad estuvo en cabeza del Centro Nacional de Oncología, mientras que las otras 12 empresas, como las clínicas Miocardio, Medicalfly, Medilaser, del Norte, Procardio, los hospitales San José e Infantil y la empresa de medicina prepagada Medplus, entre otros, tienen cada uno el 4,17 por ciento. Por ninguna parte aparece Ribera Salud, que se supone que iba a aportar su modelo de atención y una parte del capital que se requiere.

Fuentes cercanas al proceso le dijeron a SEMANA que Ribera Salud, que a su vez tienen dentro de sus socios a la aseguradora de salud gringa Centene, no pudo hacer parte de la propuesta inicial porque uno de sus socios no había dado el visto bueno al momento del cierre del proceso, pero que sí había anexado una carta de intención. Es decir, que finalmente la EPS más grande de Colombia la compró un grupo de IPS que tienen, en el mejor de los casos, un patrimonio de 700.000 millones de pesos y utilidades por 180.000 millones de pesos, menos de lo que van a recibir al mes. Y en los últimos días, Prestasalud ha dicho que la nueva EPS tendrá 8 socios, cada uno con la misma participación.

Además de las complejidades internas del grupo, al médico, exalcalde de Cali y senador Jorge Iván Ospina le preocupa la poca experiencia que estos prestadores pueden tener como aseguradores y su capacidad financiera. Prestasalud ofreció pagar 1 billón por Cafesalud régimen contributivo; 200.000 millones por el subsidiado y 250.000 millones por Esimed, dueña de la red clínica, es decir, 1,45 billones de pesos. De esos, 400.000 millones son deudas que Cafesalud tiene con los hospitales y clínicas que conforman Prestasalud. Es decir, deberá pagar 1,05 billones en efectivo en cinco años. El pago de estas obligaciones más los recursos que deben invertir para poner al día la EPS –cerca de otro billón de pesos- han sembrado dudas sobre si tienen o no la musculatura financiera.

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Prestasalud ha dicho que ellos compraron Cafesalud y no sus deudas ni pasivos, estimados en 2,3 billones de pesos, mientras que el procurador afirma que compraron todo: la carne y el hueso. Ese es otro tema que deberá aclararse.

Además de estas preocupaciones, la revista Dinero, en su última edición, advirtió que uno de los puntos más preocupantes de la venta de Cafesalud es el cambio de orden, de las reglas de juego que operan el sistema de salud. Lo normal es que sean las EPS las que se encargan del aseguramiento de los afiliados y que tengan una red de hospitales, clínicas y prestadores, algunos de los cuales pueden ser de su propiedad. Según las normas, pueden contratar hasta un 30 por ciento con sus propias IPS.

Con la compra que hizo Prestasalud de Cafesalud se invirtió la regla. Ahora son las clínicas y hospitales las que tienen una EPS, lo que genera nuevas presiones al sistema. Nuevamente lo que se conoce como integración vertical va a ser tema de debates. Como los dueños de la EPS son prestadores, van a tratar de que se contrate el mayor número de atenciones y servicios en sus instituciones, lo que puede generar una peligrosa concentración y dejar por fuera a otras instituciones de salud. La tentación de hacer todo entre los socios y amigos, tal y como ocurrió en Saludcoop, es altísima.

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Además, este cambio sin anestesia muy seguramente va a llevar a que otros hospitales y clínicas empiecen a buscar participación en el mundo de las EPS, para sobrevivir en el nuevo escenario. En los últimos cinco años, los hospitales y clínicas son los que se han quedado con buena parte de las utilidades del sistema de salud. Eso se puede ver en las billonarias inversiones que han hecho en infraestructura. Por fuera de Prestasalud quedaron grandes y poderosas instituciones hospitalarias, que muy seguramente no se van a quedar quietas.

Si algo ha quedado claro es que el gobierno está ayudando para que este grupo pueda empezar a andar. Antes del cierre del proceso, el Ministerio de Salud expidió un decreto que permitía que parte de las acreencias pudieran ser tenidas en cuenta como parte del pago de la compra de Cafesalud. Se aceptó la carta de intención de Ribera Salud como un hecho formal, se está trabajando con Findeter para que otorgue un credito por 600.000 millones de pesos y ya se habla de un aumento de la UPC para Prestasalud, es decir, más plata mensual.

Por estas y otras razones, el senador Robledo le ha pedido al gobierno que explique la operación. Además interpuso una acción judicial para suspender la venta, que fue fallada a su favor. “Que demuestren que sí tienen la plata y no van a comprar a Cafesalud con la cédula o con papelitos o con la misma plata del sistema”.

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Por su parte, el procurador Carrillo dijo que es claro que “este proceso no ha generado la tranquilidad y confianza necesaria en los usuarios, en los actores ni el país. Tiene muchos cuestionamientos y nos produce grandes preocupaciones, especialmente por el pago de las obligaciones, porque de forma efectiva lleguen los recursos y porque de por medio está el derecho a la salud de 6 millones de colombianos y la estabilidad del sistema de salud”.

Sin duda, los nuevos dueños de Cafesalud tienen que, además del reto de sacarla adelante, empezar a despejar las serias dudas y temores que hay sobre ellos. De la forma como se conforme finalmente la EPS y del liderazgo que se espera asuma el Grupo San José y otros socios con prestancia y tradición, dependerá en gran medida su suerte y la del sistema. El reto es gigantesco, sobre todo si se sabe que en los más de 20 años que lleva el modelo de salud, hay muchas EPS creadas por IPS, que murieron en su intento por meterse en el complejo mundo del aseguramiento.