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El ranking de los partidos políticos y la confianza de los colombianos

Las propuestas de los partidos no coinciden con las prioridades de los votantes. Una encuesta demuestra que su desprestigio y falta de credibilidad llegaron a sus peores niveles.

26 de agosto de 2017

Todo indica que los partidos no serán grandes protagonistas en las elecciones del año próximo. Ante su desprestigio, los electores están mirando hacia candidaturas personales, respaldadas por firmas. Hay indicios de que, a diferencia de otros momentos, un respaldo partidista resta más de lo que suma. En 2018 algunos de ellos –como La U– no tendrán candidatos, y muchos competidores eludirán el aval de las colectividades.

Según el Observatorio para la Democracia de la Universidad de los Andes, la confianza en los partidos políticos se encuentra en uno de los niveles históricos más bajos: 20 por ciento. Son las instituciones que generan menos credibilidad, seguidos en desfavorabilidad por la Corte Constitucional y las elecciones.

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¿Qué tienen los partidos que produce tanto rechazo? ¿Qué les falta para recuperar la simpatía ciudadana? El Centro Nacional de Consultoría hizo una encuesta para identificar lo que la gente espera de ellos y cuáles generan más confianza. La principal conclusión es que los ciudadanos quieren que hablen de progreso, entendido como empleo, crecimiento económico e infraestructura, más que de convivencia, seguridad y justicia social, que es precisamente lo que más encuentran en las ofertas partidistas. “No existe un partido que capte esa urgencia que tienen los colombianos. Ideas como las de desarrollo y de crecimiento no se han aclimatado en el ambiente político”, asegura María José Roldán, directora académica de la firma encuestadora, que realizó el trabajo con una muestra de 1.030 personas, en 47 municipios entre el 11 y el 17 de agosto.

Al preguntar a los colombianos qué tan asociados están los partidos con los logros que esperan del próximo gobierno, todas las colectividades se rajan con una nota menor a 6 sobre 10. Les va menos mal al Centro Democrático, al Partido Liberal y a Cambio Radical, con calificaciones de 5,9, 5,8 y 5,7 sobre 10, respectivamente. Y en los peor calificados, que corresponden a los que la gente cree que no pueden responder a las necesidades actuales, están el partido de las Farc, Opción Ciudadana y el Mira, con calificaciones de 4 puntos o menos.

En términos de confianza todos los partidos se rajan. Al calificar este valor en una escala de 1 a 5, saca la mejor nota el Partido Verde con 2,8 sobre 5, seguido del Liberal con 2,7 y el Centro Democrático con 2,6. Obtienen las peores calificaciones el Movimiento Mira con 2, y La U y el Polo Democrático con 2,4. Y al partido de las Farc le va peor que a todos los demás, con 1,6 sobre 5.

La confianza en los partidos varía cuando se pregunta por sus candidatos. Al indagar si los ciudadanos votarían por un candidato al Congreso de cada colectividad les va mejor a los verdes (45 por ciento escogerían un parlamentario suyo), los liberales (45 por ciento votaría por uno de sus candidatos) y el Polo Democrático (40 por ciento). Y a los que peor, a las Farc (13 por ciento), Mira (21 por ciento) y Progresistas (23 por ciento). Lo paradójico es que los verdes y el Polo, que se ubican en los primeros lugares de preferencias, son los que menos escaños obtuvieron en las elecciones de 2014. Escasamente cada uno de estos partidos logró 5 senadores, y ambos pasaron raspando el umbral.

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La falta de coincidencia entre los niveles de confianza en un partido y su potencial electoral puede explicarse por dos cosas. Primero, porque fenómenos como el clientelismo y el trasteo de votos no necesariamente se registran en las encuestas.

Segundo, porque hay una relación directa entre las elecciones de Congreso y las presidenciales. Mientras más fuerte sea el candidato de un partido, este tendrá mayores posibilidades de lograr más escaños en el Senado y en la Cámara. Cuando en 2014 el Partido Verde sacó 5 senadores, tuvo de candidato a Enrique Peñalosa, quien en primera vuelta obtuvo el quinto lugar con el 8,28 por ciento de la votación. En contraste, La U, con el presidente Santos como candidato a la reelección, logró la bancada mayoritaria. Según Miguel García, director del Observatorio de la Democracia, excepto en el conservatismo, los simpatizantes de los partidos cambian al vaivén de las coyunturas, y “construyen sus ideas en función de individuos y no de proyectos de larga duración”.

Sobre las promesas que quiere oír la gente, el 40 por ciento de los colombianos prefiere la del progreso del país. El partido que más se identifica con esa bandera es Cambio Radical. Eso puede deberse a la gestión del exvicepresidente Germán Vargas, candidato y jefe de esa colectividad, en materia de infraestructura vial y vivienda. El segundo partido que la gente asocia con desarrollo es el Centro Democrático. “Esas dos colectividades son identificadas con la idea de progreso, pero en la mayoría de partidos hay una disociación entre lo que quiere oír la gente y los temas que se perfilan en la campaña”, asegura Roldán. Mientras para los encuestados es muy importante que los partidos busquen el desarrollo económico, no es tan importante que promuevan acciones para la convivencia y menos relevante aún que propongan luchar contra la corrupción. Su desprestigio es tal, que cuando asumen las banderas de la transparencia, los electores no les creen. Esto último es una paradoja si se considera que la lucha contra la corrupción será una de las banderas principales en 2018.

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En términos de afinidades, el estudio muestra que la gente mayoritariamente asocia como promotores de justicia social a los movimientos y partidos de izquierda, como Progresistas de Gustavo Petro y el que surja de las Farc. No ocurre lo mismo con el Polo Democrático, al que identifica más con la bandera de la convivencia que con la de la equidad social. De hecho, entre los candidatos de centro e izquierda, Humberto de la Calle y Gustavo Petro son asociados con lucha contra la pobreza, mientras que Jorge Enrique Robledo –del Polo–, Clara López y Antonio Navarro –de la Alianza Verde– son más reconocidos por promover la convivencia.

Cada campaña suele caracterizarse por un tema. Esta vez, con la paz firmada y los grandes escándalos de la política y la Justicia a la orden del día, la lucha contra la corrupción parece consolidarse como la promesa común de partidos y candidatos. Sin embargo, las cifras evidencian que no siempre los temas que más suenan en los medios y en los discursos de los políticos son los que más quieren sus electores.