OPINIÓN

Mujer, alivia el dolor

La necesidad de seguir trabajando para que las sobrevivientes de violencia sexual sean tratadas por expertos se hace latente en un día como hoy en el que se resalta la importancia y urgencia de detener la violencia contra la mujer.

Semana.Com
8 de marzo de 2017

En Colombia, según Médicos Sin Fronteras (MSF), el 90% de los casos de violencia sexual que se atendieron en Tumaco y Buenaventura, en 2016, fueron perpetrados hacia las mujeres. Estas tierras, poseedoras de una sociedad sobreviviente, luchadora y esperanzada en encontrar algún día la tranquilidad y el respeto por la vida de todas las personas, comienzan a reaccionar y a denunciar una problemática que hasta hace algunos años no se hablaba por vergüenza o miedo: la violencia contra la mujer.

El caso de Buenaventura llama la atención, pues desde hace casi dos años MSF ofrece un servicio integral para  este tipo de situaciones a través de la línea gratuita #335. Todos los días, un grupo de psicólogos se prepara para asesorar de manera confidencial a las personas que quieren poner en palabras el dolor, la violencia y el miedo que ha dejado la violencia en sus vidas. Especialmente, la violencia sexual.

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A través de este medio, y de las consultas médicas presenciales, MSF ha evidenciado que muchas niñas viven en situaciones de alta vulnerabilidad. Según cifras de 2016, la organización humanitaria, asistió a 722 sobrevivientes de violencia sexual, en el 22% de los casos fueron menores de 14 años.

Alejandra Pereira, una de las psicólogas de MSF, asegura que las consecuencias más frecuentes de este tipo de violencia sobre la salud mental son “la tristeza, el miedo excesivo, irritabilidad, ansiedad y culpabilidad”. La especialista cuenta el caso de Sofía, de 7 años, quien fue violentada sexualmente por parte de un vecino y ella lleva su proceso psicológico.

La niña vive con su abuela de 60 años, sus dos hermanos mayores, de 8 y 9, un medio hermano y algunos primos, quienes la cuidan gran parte del día. Ellos duermen bajo el mismo techo de madera, lejos de sus padres.

Una tarde de domingo la abuela de Sofía, triste tras haber escuchado la desgracia por la que tuvo que pasar su pequeña nieta, desató en llanto sobre el andén de su casa, y su vecina, quien apareció como un ángel para darle consuelo, le dijo que contactara al #335, que allí los psicólogos de MSF las podían ayudar en cualquier momento. La abuela decidió marcar y al otro lado le contestó una joven, quien después de oírla y guiarla, la invitó a asistir a una consulta junto a su nieta.

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“Sofía -cuenta la psicóloga- es una pequeña de ojos grandes y soñadores. Durante la consulta hablaba en voz muy baja, casi imperceptible y no lograba expresar con palabras lo que había sucedido, su voz se entre cortaba y debía parar el relato frecuentemente. Pese a dibujar su casa y su familia, llena de colores y alegría, reflejó a través de una figura negra uno de los actos más inhumanos y destructivos que pueden pesar sobre la niñez: la violencia sexual”. 

Camilo, de 14 años, la violó, la lastimó física y emocionalmente. El joven quien nunca le hablaba, llegó esa tarde a la casa donde Sofía estaba jugando, al parecer bajo los efectos de la droga. Los moretones en los brazos, piernas y partes íntimas son sin duda heridas que le recordarán el sufrimiento que vivió.

Sin embargo, existen aspectos a largo plazo mucho más dolorosos. “Sofía se sentía apenada y culpable por el evento, además de tener que revivir la angustia y el miedo día tras día al ver a su agresor jugar fuera de su casa, pues es su vecino. Escenas que deberán vivir con ella y con su familia hasta que consigan mudarse de barrio”, relata la especialista. 

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Calmando el dolor

Según la psicóloga, la consulta presencial ha fortalecido la capacidad de autoprotección de la niña y les ha brindado herramientas para enfrentar la situación, además de permitirles expresar de manera adecuada los sentimientos relacionados con este acto violento y su malestar emocional. 

El proceso psicológico continúa en curso y la psicóloga realiza actividades de protección y sensibilización con su familia. Mientras tanto, Sofía a pesar de no entender muy bien que le pasó y de tener una idea de que eso solo lo “hacen los grandes”, lo único que desea es poder volver a jugar con su mejor amiga, quien es la hermana de Camilo.

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Muchas personas, que como Sofía,  han sido violentadas sexualmente, todavía no se atreven a hablar por miedo a ser estigmatizadas. Para contrarrestar el silencio, es necesario que esta problemática se trate como una emergencia médica.

*Coordinadora médica de Médicos Sin Fronteras.