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Reglamentar la corrupción

Como unos vecinos de Soledad, que cuentan que para conseguir vivienda le consiguieron votos al concejal Ucrós y la senador Cepeda, hay cientos más que fueron a las urnas en aras de recibir como contraprestación un derecho básico Esa es la miseria que quieren organizar y reglamentar desde las altas cumbres del poder.

Semana
21 de agosto de 2008

El país político debate en las altas cumbre cómo reglamentar el clientelismo o sea, hacer de la corrupción del elector —práctica aceptada que nos ha causado tantos y tan distintos problemas hasta en el municipio más olvidado del país— la Fórmula, con mayúscula, de perpetuarse en el Congreso. Complementa esta intención el establecido roscograma, que tiene situados en cargos diplomáticos y ejecutivos del sector público a la parentela consanguínea y política de ministros, senadores, representantes a la cámara, barones electorales y financistas de campaña.
 
Ya es una vergüenza que exista el clientelismo como forma aceptada de obtener votos, porque a través de él han estafado siempre a los más necesitados, a los que nada tienen y se ven obligados a escuchar esos cantos de sirena porque de otra forma la acción estatal no les llega, que de eso se encargan los mismos que les proponen voto por casa, voto por beca, voto por empleo, voto por agua, voto por energía, voto por pavimentación, voto por titulación, voto por agua, voto por estudio, voto por salud.

Para ilustrar, una vez más, lo que significa el clientelismo ramplón y antiético como inmoral, la prensa local hace eco en Barranquilla del lamento de más de 300 personas de Soledad (Atlántico) que llevan ocho años y tres elecciones consignando 15 votos por persona (4.500 a ojo de buen cubero) por el grupo del Presidente del Partido Conservador, Efraín Cepeda y se consideran estafados porque ninguno de ellos da razón sobre la propuesta electoral que se remonta al año 2000 para elegir concejal a Federico Ucrós.
 
En ese entonces recibirían carnetización como propietarios y derecho a visitar el lote La Fe, justo al lado de la urbanización La Milagrosa de Malambo. En la siguiente contienda, Ucrós ascendió a la Asamblea del Atlántico y esa vez el premio era la escrituración del lote. Al año siguiente, los convocaron para apoyar a Fincho Cepeda al Senado contra un subsidio para el desarrollo del proyecto. Hoy, ocho años más tarde poseen sólo un certificado de propiedad emitido por el coordinador del proyecto, Jorge Ucrós.

Tanto el diputado Ucrós como el senador Cepeda se han mostrado indignadísimos por lo que definen como un montaje para desacreditarlos y son enfáticos al declarar que nunca han tenido nada que ver con programas de vivienda y mucho menos con entrega de lotes como contraprestación al respaldo que han recibido de la comunidad soledeña para estar hoy, cada uno, instalado en una curul.
Sin embargo, los líderes de la denuncia muestran las fichas de control electoral y afirman haber conocido el lote La Fe, bajo la guía de la familia Ucrós y en nombre de Cepeda, urbanización inexistente que ni por estar situado al lado de La Milagrosa se ha hecho realidad como urbanización para todos ellos. Insisten en haber cumplido el pacto: 15 votos cada uno y han demostrado no sólo paciencia sino gran resiliencia para esperar ocho años el cumplimiento del trato.
 
Eso es clientelismo de la más pura estirpe y como esos vecinos de Soledad, hay cientos más esparcidos por todo el departamento del Atlántico que fueron a las urnas, arrastrando una cuota personal de cumplimiento, en aras de recibir como contraprestación un derecho básico: agua, vivienda, educación, salud, trabajo. Esa miseria es la que quieren organizar y reglamentar, cuando deberían estar liquidándola y elevando a pena mayor sin excarcelación su práctica. ¿Pero entonces, cómo tendríamos presidente, congresistas, diputados y concejales?
 
losalcas@hotmail.com


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