El experto señala que la sociedad contemporánea está llena de recursos para afrontar los retos de salud -especialmente el de la inversión de la pirámide poblacional-, pero están mal distribuidos.

ENTREVISTA

“Solo es posible financiar la salud con impuestos”

Jorge Iván González, economista de la Universidad Nacional y del Externado, explica por qué los ricos deben pagar por la salud de los colombianos.

22 de julio de 2017

SEMANA: El sistema de salud colombiano es un modelo internacional, pero ¿por qué hay un hueco de 5,3 billones de pesos?

JORGE IVÁN GONZÁLEZ: Colombia ha avanzado en cobertura y calidad, pero hay cuatro problemas: 1) Fallas en la regulación. 2) Asimetría en los intereses de los agentes que participan (EPS, IPS, laboratorios farmacéuticos, pacientes). La única forma de que los propósitos confluyan es tener regulaciones estrictas. 3) No basta con la financiación vía régimen contributivo. Se necesita recurrir a los impuestos. 4) La informalidad laboral.

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SEMANA: ¿De dónde sacar recursos para tapar ese déficit?

J.I.G.: El país tiene que mejorar los recaudos derivados del suelo (predial) y del urbanismo (plusvalías, derechos de edificabilidad, valorización, etcétera). Estos dineros que entran a los municipios deben ayudar a financiar la salud. Las ciudades grandes e intermedias pueden pagar parte de los servicios de salud. La Ley 388 de 1997, que permite obtener recursos de las dinámicas urbanas, no se ha aprovechado. Los grandes urbanistas se apropian de todas las rentas generadas por las aglomeraciones. Además, los prediales que se pagan en el país son ridículos. En promedio, apenas llegan al 2 por 1.000 en la zona rural.

SEMANA: ¿Se deben buscar entonces otras  fuentes de financiamiento? 

J.I.G.: Los países con sistemas de salud avanzados terminan financiándolos con impuestos generales (sobre todo renta y patrimonio). Creo que no hay otra alternativa. A medida que la esperanza de vida va aumentando, el costo de la salud se va volviendo marginalmente creciente, y solo es posible financiar estos costos a través de impuestos. En el país hay muchos ricos que no tributan. Después de que se filtraron los Papeles de Panamá, los colombianos que tenían cuentas allí las tuvieron que declarar. El valor de los ingresos declarados fue de 27 billones de pesos, y no obstante la multa tan baja (11 por ciento), la Dian recaudó 2,7 billones de pesos en menos de un año.

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SEMANA: ¿Qué ventajas tienen modelos como el canadiense frente al de Colombia?

J.I.G.: Los canadienses y Europa del norte siempre han tenido claro que el sistema de salud se financia con los recursos de los ricos.

SEMANA: ¿Es mejor que el sistema esté en manos públicas o privadas?

J.I.G.: Si la regulación falla, se presentan problemas en los sistemas públicos y en los privados. Estamos llenos de ejemplos de la forma como los que deben controlar terminan siendo corruptos (exfiscal anticorrupción, expresidente de la Corte Constitucional, excontralor de Antioquia, etcétera). Y de manera más específica en el campo de la seguridad social, Saludcoop demostró que la regulación en salud tiene fallas estructurales.

SEMANA: ¿Deben los sistemas públicos pagar por medicinas de alto costo?

J.I.G.: En esta área avanzó bien el ministro Gaviria. El sistema no puede pagar todos los medicamentos.

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SEMANA: ¿Cómo manejar el reto frente a la inversión de la pirámide poblacional? 

J.I.G.: La sociedad contemporánea está llena de recursos, pero están mal distribuidos. Bastaría con cobrar el 1 por 1.000 a todas las transacciones financieras internacionales para financiar los sistemas de salud del mundo entero. Como decía Tobin, uno de los grandes defensores de este tipo de tributo, mientras los banqueros del mundo no quieran pagarlo no será posible.

SEMANA: ¿Un sistema de salud cuyo centro sea el paciente es sostenible?

J.I.G.: Sí. Bajo dos condiciones: por un lado, regulación (que imponga límites a los intereses de los diferentes agentes) y, por el otro, aumento de los impuestos generales con criterios de progresividad (los ricos tienen que pagar marginalmente mucho más que los pobres).