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José Miguel Santamaría Uribe

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Radicalización 2.0

Aunque cada día crece la indignación con el gobierno del cambio y de Petro, no podemos ser indiferentes con los resultados de la marcha del primero de mayo.

José Miguel Santamaría
3 de mayo de 2024

Cuando vemos lo que está pasando en Colombia, estos días tenemos la misma sensación que cuando nos repetimos una película clásica que nos sabemos de memoria, pero que, sobre todo, sabemos cómo termina. La democracia está en riesgo.

Aunque cada día crece la indignación frente al gobierno del cambio y de Petro, no podemos ser indiferentes con los resultados de la marcha del primero de mayo. Si bien se trajeron indígenas desde el Cauca, hubo transporte gratis y merienda para los marchantes, lograron convocar muchas personas que todavía le siguen comiendo cuento a este desastre.

El éxito de la marcha encendió el discurso de Petro, que fue un grito de guerra. Él sigue creando la hecatombe que necesita, donde la lucha de clases y el odio entre colombianos es fundamental para lograr su meta: llamar a una asamblea constituyente por la puerta de atrás para así mantenerse en el poder. Todos los que no estamos con él somos tildados de mafiosos.

Nada de lo que ha pasado es espontáneo. Todo es planeado paso a paso. Todo tiene un libreto que ha funcionado en muchos otros países de Latinoamérica. Ya ni le interesa que pasen en el Congreso las reformas que ha propuesto. Se dio cuenta de que el rechazo de estas le genera más herramientas para su objetivo.

De todas maneras, recordemos que la marcha de la oposición del 21 fue mucho más grande y espontánea, es por eso que no podemos desfallecer en el empeño de que se haga justicia y lograr la pérdida de la investidura de Petro por el hecho de no haber registrado todos los ingresos que tuvo durante su campaña en la contabilidad. El artículo 109 de la Constitución es claro y conciso. No necesita mayor explicación.

Cada día que pasa, es más grave lo que puede llegar a suceder. No solamente por el decrecimiento de la economía, que lo está logrando con extremada precisión –el último dato de desempleo es muy preocupante: viene creciendo fuertemente–, sino porque este sistema presidencialista que tenemos hace que tenga cada vez más opción de candidatizar personas ideológicamente afines en puestos claves en las altas cortes, en los organismos de control y en el Banco de la República. La operación comején está funcionando. Va quedándose con todo.

El 13 de junio es el día D, fecha en que se define si Petro va a ser sujeto a un juicio político por la Cámara de Representantes. Acordémonos que fue el 13 de diciembre del 2023 cuando fue radicada la denuncia por indignidad ante la Comisión de Acusaciones y esta tiene 6 meses para definir. Aunque sabemos que los representantes no prevarican, sí tienen un compromiso con el país, con la historia y con nuestro futuro.

Cada día, son menos los colombianos que pensamos que Gustavo Petro debe terminar su mandato, que es peligroso victimizarlo o que puede incendiar el país. Nada puede ser tan grave como perder la democracia. La historia nos lo ha mostrado en muchos países. Recuperarla tarda años. Cuba lleva 62 años en dictadura y Venezuela 26 años y, a hoy, no se ve todavía luz al final del túnel en ninguno de los dos países hermanos.

Vienen meses difíciles pero fundamentales para el futuro de Colombia.

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