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Para el presidente de Fenalco, Guillermo Botero, el incremento del IVA asestó un duro golpe a los bolsillos de los consumidores y redujo la capacidad de compra. El comercio ha redoblado sus estrategias para tratar de seducir a los compradores.

COMERCIO

Angustia por las ventas que no levantan cabeza en Colombia

Junio fue otro mes flojo para el comercio. Va más de medio año y las ventas no levantan cabeza. La reducción de las tasas del Banco de la República todavía no se siente con fuerza en el mercado. ¿Qué más se puede hacer?

22 de julio de 2017

Después del bajo crecimiento económico registrado en el primer trimestre del año (1,1 por ciento), los colombianos pensaron que las cosas mejorarían en los meses siguientes. Sin embargo, la cruda realidad muestra que no ha sido así. Ya va más de medio año y muchos sectores económicos aún no levantan cabeza. El comercio es uno de ellos.

La encuesta que hace Fenalco entre sus afiliados mostró que la actividad comercial en junio estuvo nuevamente floja. “La situación está color de hormiga”, dice el presidente del gremio, Guillermo Botero, tras señalar que abril fue pésimo, mayo estuvo mal y en junio las ventas tampoco reaccionaron. Ni el Día del Padre, ni las festividades tradicionales en los puentes de mitad de año en varias regiones del país tuvieron el impacto que los comerciantes esperaban según su experiencia.

Las cifras reveladas por el Dane, la semana pasada, ratifican lo preocupante de la situación. Entre enero y mayo las ventas reales del comercio cayeron 1,4 por ciento, cuando un año atrás, en ese mismo periodo, crecían 2,7 por ciento.

Ante la poca dinámica, el comercio ha tenido que extremar las estrategias tradicionales para seducir a los clientes. Por estos días, en los centros comerciales es usual ver descuentos de hasta el 70 por ciento, además de otras gangas, como los dos por uno, para tratar de mover las ventas. Pero las rebajas tienen un límite, dice el presidente de Fenalco, pues va contra la utilidad del negocio.

Los descuentos buscan, de alguna manera, subirle la confianza al consumidor, que marca muy abajo en el termómetro. En junio, según Fedesarrollo, el índice de confianza (ICC) se mantuvo en terreno negativo, aunque retornó a la tendencia de recuperación que se observaba desde febrero y se había interrumpido en mayo.

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Según los comerciantes, una de las razones que explica la caída del consumo es el incremento en la tarifa del IVA del 16 al 19 por ciento, decretada en la pasada reforma tributaria. Fedesarrollo coincide en este punto, pues afirma que este factor generó un menor dinamismo en el consumo, que se reflejó en el mal desempeño del comercio y la industria en el primer trimestre de 2017.

El aumento en los tres puntos del IVA le representó a la Dian, en el primer semestre, un recaudo adicional de 2,2 billones de pesos. Esa plata, como dice Guillermo Botero, salió de los bolsillos de los consumidores y de los hogares y les quitó capacidad de compra. En efecto, el consumo de los hogares se desaceleró. Pasó de crecer 3,1 por ciento en el primer trimestre de 2016 a 1,1 por ciento en igual periodo de 2017. Y aunque todavía no hay cifras para el segundo trimestre, los pronósticos no son alentadores.

Lo crítico del asunto es que el consumo privado explica el 79 por ciento del consumo total, y este, a su vez, es el principal componente del producto interno bruto (PIB), pues representa el 81 por ciento.

Que bajen las tasas

Para todos los analistas es claro que, en esta coyuntura, bajar las tasas de interés podría ayudar a mover el consumo, pues el crédito es fundamental para la actividad comercial. En este sentido la política del Banco de la República ha sido muy importante, pues en lo que va corrido del año ha recortado en 250 puntos básicos su tasa de referencia, que hoy se sitúa en 5,75 por ciento.

Sin embargo, las expectativas de que estos recortes reanimarían la demanda no se han materializado. En parte esto se explica porque la política monetaria no se transmite inmediatamente a toda la estructura de crédito del sistema financiero. Es decir, los recortes que decide el Banco de la Republica no se reflejan tan pronto en los intereses que cobran los bancos a sus clientes. Es una realidad económica.

Por otro lado, si bien en algunas modalidades han bajado las tasas, no lo han hecho al ritmo deseado para impulsar más la demanda, ni tampoco se ha sentido en los préstamos de consumo, específicamente en el caso de las tarjetas de crédito.

En este último segmento es determinante la llamada tasa de usura (límite máximo que se puede cobrar por un préstamo) que calcula la Superintendencia Financiera cada tres meses. Es usual que para las compras con tarjetas de crédito, los sobregiros y los avances la mayoría de los bancos se pegue a este tope que hoy está en 32,97 por ciento.

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Según Fenalco, en la actualidad los bancos cobran tasas de alrededor del 32,5 por ciento para las compras con el llamado dinero plástico, lo que equivale a una tasa real del 28,5 por ciento. “Casi ningún negocio lícito en Colombia arroja semejante rentabilidad”, dice el presidente del gremio.

La Andi y Fenalco coinciden en que el gobierno está en mora de cambiar la fórmula para establecer esta tasa máxima y han pedido modificar su cálculo o variar la vigencia de la misma. Esta sería una forma de obligar a los bancos a reducir automáticamente el costo del crédito de consumo. Esto ya se hizo en el pasado, cuando Juan Camilo Restrepo, siendo ministro de Hacienda, a comienzos de 1999 advirtió que el gobierno estaba dispuesto a bajar las tasas a sombrerazos. En aquel entonces se cambió la metodología y la usura bajó de un tajo once puntos.

Aunque en la actual coyuntura el gobierno ha tocado el tema tangencialmente y ha dicho que lo están estudiando, no se ha comprometido a tomar una medida tan drástica. Más bien el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, ha apelado a la voluntad de los banqueros al decir que “los invito a que sigan bajando las tasas de interés”. Esto le costó duras críticas de los comerciantes. El presidente del gremio afirmó que “con los bancos no es con cariñitos”. Para el comercio, el tema de las tarjetas de crédito es clave, porque es una de las modalidades más usadas por los clientes para pagar sus consumos.

Además, con menores tasas de interés también gana la banca, pues los niveles de morosidad de la cartera han presentado incrementos notorios. Disminuir el costo del dinero aliviaría la carga de los deudores, lo que les facilitaría pagar sus obligaciones.

Con respecto a las críticas que le caen al sistema financiero, la Asobancaria afirma que las tasas de interés sí han venido respondiendo a las reducciones del Banco de la República, especialmente en segmentos de microcrédito y comercial. Frente a consumo, el gremio bancario reconoce que no han respondido con la misma celeridad. “Es importante señalar que los rezagos de la política monetaria en coyunturas como la actual, donde los niveles de riesgo tienden a exacerbarse, resultan no ser homogéneos entre las modalidades de crédito”.

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Ahora bien, industriales y comerciantes esperan que esta semana, cuando sesiona nuevamente la Junta Directiva del Banco de la República, se anuncie una reducción de otros 25 puntos básicos, que podría ser una de las últimas del año. Tanto el gerente del Emisor, Juan José Echavarría, como el ministro de Hacienda han señalado que se acerca el final de los recortes de tasas.

Lo cierto es que después de un primer semestre tan malo, los comerciantes están esperanzados en que el segundo salve el año. Fenalco le preguntó a sus afiliados y el 54 por ciento se declaró optimista para la segunda parte de 2017 y solo el 14 por ciento cree que las cosas tienden a empeorar. Los alienta la esperanza de que se normalicen los efectos de corto plazo del incremento del IVA; que haya nuevos recortes del Emisor; de el repunte el sector de la construcción con las nuevas medidas del gobierno; que la inflación siga descendiendo y que las tasas de interés de consumo, por fin, bajen. Mientras todos estos astros se alinean, el comercio le apuesta a seducir a los clientes a punta de rebajas y gangas. n