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Àlvaro Uribe y Alejandro Ordóñez | Foto: Archivo Particular

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La protesta que convoca a Uribe, Ordóñez y las iglesias cristianas

Comenzó como el rechazo a la corrupción, ahora aglomera motivos disimiles: el conejo al plebiscito, el acuerdo de paz, la reforma tributaria y la defensa de la familia. Hasta Popeye se sumó.

30 de marzo de 2017

No es la primera vez que la oposición que representa el uribismo se anima a salir a las calles. Desde que Álvaro Uribe se declaró en contra del gobierno de Juan Manuel Santos, y desde que llegó al Senado para liderar la más feroz oposición, ha recurrido al pueblo para medir el impacto de su discurso.

La primera vez que lideró una movilización nacional, el 13 de diciembre de 2014, para cuestionar los diálogos de La Habana, y exigir una “paz sin impunidad”; hace un año, el 2 de abril convocó a sus seguidores con la consigna de pedir la renuncia del Presidente de la República. Ahora, en la marcha que seguramente encabezará el próximo sábado, los motivos se repiten, pero la lista de razones para marchar se ha ampliado, como también los sectores sociales que se han animado para salir a las calles.

La semana pasada, quizás para calentar motores, Uribe dijo que la marcha sería “un coscorrón” en defensa de la democracia, y una estación “en el recorrido que corrija el rumbo de Colombia, cuya democracia ha sido traicionada por un gobierno que debería renunciar”.

Sin embargo, el propio Uribe y los organizadores de la marcha, encontraron otras razones para añadir a la lista de propósitos para convocar ciudadanos a marchar por las calles de más de 26 ciudades del país. El propósito de marchar por la corrupción se incluyó entre los renglones principales, entre otras porque el reciente escándalo de Odebrecht pareció ser la gota que rebosó la copa frente a la corrupción, que históricamente ha reinado entre la clase política nacional.

Fue quizás de las razones más controvertidas, tanto que en el Congreso colombiano senadores como Juan Manuel Galán calificaron de cínico el propósito de la marcha, luego de recordar el pasado de irregularidades y escándalos que afectaron a varios exfuncionarios del gobierno Uribe. 

Alejandro Ordóñez, exprocurador, señala entre los propósitos principales una razón que viene atragantada desde el año pasado: la victoria del No en el plebiscito. Para él, se produjo un desconocimiento de la voluntad ciudadana y una sustitución de un mandato popular por parte de la Corte Constitucional y el Congreso “Es una muestra de rechazo a un gobierno cada vez más dictatorial”, dijo en una entrevista a Semana.com.

O como se atrevió a decir Uribe en su reaparición en el Senado: “Nos robaron el plebiscito, sustituyeron la Constitución, y establecieron la impunidad”. Tres propósitos que el expresidente incluye en su larga lista de razones para marchar.  

El proceso de paz con las FARC sigue entre los propósitos señalados de la marcha. Uno de los volantes que durante el último mes han repartido congresistas en las calles hace una relación de las “mentiras” que el gobierno les dijo a los colombianos.

"Decían que no era cierto:

Que guerrilleros ganarían $1.800.000.

Que las FARC no pagarían ni un día de cárcel.

Que habría tribunal para juzgar a ciudadanos y militares y perdonar a las FARC.

Que FARC serían congresistas, gobernadores, alcaldes y hasta presidentes.

Que acuerdos con FARC serían nuestra constitución.

Que FARC no repararían con su dinero a las víctimas".

Esas son algunas de las frases que se leen en la publicidad que se ha repartido en las calles de la capital. Los carteles y camisetas que se alistan para la marcha indican que la consigna será por el No, como sucedió en el plebiscito. El "no más Santos es probable que sea el grito que más se escuche el próximo sábado".

Uribe, en su invitación a la marcha, también se refirió a uno de los asuntos que más ha afectado la popularidad del presidente Juan Manuel Santos.

Propósito principal de la marcha será manifestarse en contra de los nuevos impuestos que trajo la reforma tributaria, aprobada en el Congreso el semestre pasado.

“No más niños muriendo de hambre, no más narcotráfico, no más asesinato impune de soldados y policías, no más inseguridad, no más mentiras de Santos, no más irrespeto al No, o más armas para las FARC, no más altos salarios para las FARC, No más sustitución a la Constitución, no más impunidad al terrorismo”, son otros propósitos consignados en un manifiesto.

Lo que en últimas sería el gran propósito del uribismo y las otras fuerzas políticas del No será medirse en las calles y tratar de mantener viva las fuerzas que se unieron alrededor del No en el plebiscito del pasado 2 de octubre, cuando dieron la sorpresa al imponerse en las urnas con 6,4 millones de votos.

El ex viceministro Rafael Nieto Loaiza se expresó en la misma línea. A su juicio, pese a que "marchar ha sido una tradición de la izquierda", hay que salir a las calles por "la Constitución, manoseada por cuenta del proceso de paz y al final violada de manera grosera cuando se le dio un valor supra constitucional al acuerdo remendado con las FARC. En una columna publicada por el periódico Debate, el exfuncionario se despacha en argumentos y advierte que es la primera defensa que hacen de cara a la jornada electoral que se viene en el 2018.

En ese sentido, la marcha tendrá un elemento adicional y definitivo: el protagonismo de la fuerza que supone las comunidades cristianas, de comprobada disciplina a la hora de movilizarse. Además de los propósitos ya señalados, “la crisis moral, económica y política por la que atraviesa la Nación” son razones que esgrimen para movilizarse. Ordóñez  esgrime el argumento de la ideología de género que movió masas en la campaña del plebiscito. 

"Las políticas en contra de la familia siguen vigentes. La reacción que tuvimos en relación a la ideología de género después de los acuerdos de La Habana siguen vigentes. Entonces, esa afirmación mía de que saldrá a marchar la Colombia creyente no debe sonar extraña y eso lo entiende todo el mundo y más toda la ciudadanía que ve con preocupación todos estos temas", le dijo el procurador a Semana.com.

El pastor John Milton Rodríguez, vocero del movimiento Abre tu Boca, que también convoca para la marcha del sábado, asegura que "más que solo las Iglesias", lo que hay es una convergencia de "educadores, líderes sociales, empresarios, universitarios, organizaciones de mujeres y grupos de jóvenes".

Rodríguez explica que decidieron salir a las calles por múltiples motivos, pero es claro en nombrar como uno de ellos la intención del gobierno de "introducir en la constitución a través de los acuerdos de Paz la promoción del enfoque de género y no la de los derechos de la mujer. Es evidente que la familia está en peligro".

Las iglesias cristianas han promovido entre sus fieles la asistencia el sábado. “Resulta indispensable la denuncia profética de todos los males sociales que azotan nuestra patria. Recordando siempre que los cristianos debemos ser agentes permanentes de cambio y renovación moral y política en la sociedad”, dice una comunicación del Instituto Cristiano de Estudios Sociales y Políticos Juan Calvino, que viene siendo distribuida para invitar a las manifestaciones. 

En Colombia las iglesias cristianas no son homogéneas. Según el ministerio del Interior, existen cerca de 6 mil iglesias registradas en todo el territorio nacional. Entre ellas existe una enorme diversidad, y solo algunas se han unido a las marcas del sábado.

A la convocatoria, en la noche del miércoles se sumó un ingrediente polémico. Popeye, el ex lugarteniente de Pablo Escobar, escribió una serie de trinos en los cuales animaba la manifestación. “Es clave salir el 1 de abril a gritarle corrupto al corrupto, ladrón al ladrón y traidor al traidor. Está cosa con ojos de JMS [Juan Manuel Santos] es lo peor”, aseguró. 

Aunque el exsicario del jefe del Cartel de Medellín no hace parte de los convocantes originales y se podría decir que se montó al bus en el último momento, su participación ha generado un enorme rechazo entre quienes no creen que existan razones para marchar. También ha acentuado las críticas alrededor de que los líderes de las protestas no tienen la autoridad moral para promover una protesta de esta naturaleza.